Una MUJER VALIENTE que se animó a denunciar abusos para nunca más callar

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A través de las redes sociales y desde Italia, Daiana Díaz -quien vivió varios años en Carlos Pellegrini y está en pareja con el joven de El Trébol, contó su dolorosa historia y denunció a tres familiares por abusos sexuales que se produjeron en su niñez y adolescencia.

El relato es estremecedor, incomprensible e inconmensurable para cualquier persona de bien. El horror hecho relato y vivido en carne propia. Es la valentía que pone luz y voz a ese sufrimiento. El fin del silencio y la búsqueda de justicia.

En este sentido inicia el escrito: “Hoy me animo a escribir, para que las víctimas y sobrevivientes como yo, sepan que se puede salir adelante, que merecemos a alguien que nos ame, que merecemos cosas buenas, que valemos mucho y que nadie tiene derecho a hacernos creer lo contrario”.

Desde Italia, donde reside desde hace un año junto a su compañero y su bebé, Daiana habló con un medio de Carlos Pellegrini y contó que está en contacto con el Consulado Argentino y a la espera que se comuniquen con ella desde el Ministerio de la Mujer en Buenos Aires. “Todo esto va llevar un tiempo largo, por eso decidí hacer la denuncia vía redes sociales primero”, afirmó.

¿Cómo te decidiste a dar este paso tan difícil pero necesario de denunciarlos?

Esto es en gran parte por ayuda de mi psicóloga, creo que es una parte fundamental de que haya podido hacerlo público sin vergüenza y soltar todos los miedos. Creo que la primera cosa que me impulsó a esto, es haberme convertido en mamá. Mi hijo es mi motor fundamental…después que lo tuve, es como que todo esto que me sucedió estaba más presente que nunca y no entendía como mi mamá pudo lastimarme de la forma que lo hizo. Yo sólo quiero dar amor a mi hijo, quiero ser su lugar seguro, el lugar que yo no tuve… todo eso, junto con el miedo de lo que me pasó a mí le pueda pasar a otros niños en manos de estos degenerados, me llevó a denunciar”, contó Daiana al Portal.

La denuncia textual publicada en su facebook

Mi nombre es Daiana Díaz, tengo 24 años de edad, estoy viviendo en otro país hace ya casi un año y hoy después de tanto tiempo de silencio y dolor quiero utilizar éste medio, porque es con el único que cuento en éstos momentos, para DENUNCIAR públicamente a Néstor Ramón Díaz (mi tío materno), Néstor Fabián Romero (mi padrastro) y Andrea Fabiana Díaz (mi madre).

Denuncio a Néstor Ramón Díaz por abuso sexual a mí persona cuando tenía 4 años de edad. Denuncio a Néstor Fabián Romero por abuso sexual a mí persona desde mis 7 años hasta los 14. Denuncio Andrea Fabiana Díaz por cómplice de éstos dos, por maltrato infantil, tanto psicológico como físico.

Y Hoy voy a contar mi historia, lo que éstas MIERDAS me hicieron.

Mi primer abuso fue a los 4 años por parte de mi TÍO (NÉSTOR RAMON DÍAZ), el recuerdo más claro que tengo es de una día que me llevó «A JUGAR» al tambo donde trabajaba mi abuela, me baja mi ropa me dice que me acueste y comienza a pasar su miembro por mi vagina, este era su «JUEGO»… Ese fue el primer acto con el que me robaron el derecho a ser una NIÑA NORMAL y parte de mi inocencia.

Mi segundo abuso fue por parte de mi PADRASTRO (NÉSTOR FABIAN ROMERO) a los 7 años.

Una noche él entra a mi cuarto me dice que haga silencio y me lleva al baño, me para sobre el  inodoro, comienza a pasarme su miembro por mi cuerpo, me hace tocarlo… En ese momento y con la inocencia de una niña de 7 años le dije «con mi tío jugaba a lo mismo».

Los abusos eran diarios y cotidianos, en la casa, en su taller de chapa y pintura. La primera penetración anal la recibí por su parte a los 9 años y recuerdo sus palabras «HACÉ FUERZA COMO SI FUERAS A HACER CACA», porque a mí, obviamente, me dolía mucho.

Éste infierno duro hasta mis 14 años. Sí, 7 años de abusos, maltratos, dolor.  Rogaba siempre tener mi primer período, pensando que de esta forma le daría miedo dejarme embarazada  y no lo haría más.

Yo no podía ir a cumpleaños, no podía ir a jugar de ningún/a amigo/a o compañero/a, muchísimas veces me vigilaba a la salida del colegio a ver qué hacía, no podía usar desodorante para ir al colegio (si iba perfumada iba a la escuela de «PUTA» bajo el criterio de él y de mi «MADRE»).

Al último tiempo los abusos eran siempre en su taller donde mi mamá y él me hacían trabajar desde chica, él cerraba el portón por dentro así nadie desde afuera podría entrar.

Un día a mis 14 años,  le dije que no quería más, que le iba a decir a mi mamá. En ese momento Yo intentaba escapar del taller porque el se había enojado, me agarró de los pelos, me arrastró por el taller y me ahorcó en el piso, ese día no paso a mayores porque mis hermanos escucharon mis gritos y fueron a ayudarme (en ese momento ellos no sabían que estaba pasando ahí adentro).  Esa fue la última vez que permití que mi PADRASTRO abusara de mí.

Al día siguiente, no conforme con lo que había sucedido, me volvió a ahorcar hasta dejarme inconsciente frente a mi hermano y, cómo me desvanecí por unos segundos, cuando retome la consciencia, él RIÉNDOSE en mi cara, le dijo a mi hermano «¿Viste que actriz que es?».

Mi «MAMÁ» la mujer que supuestamente me tenía que proteger en ésta vida,  Fue el ser que más me lastimó. Ella siempre ejerció  violencia física, desde palizas con cables, cintos, látigo e infinidades de golpes con lo que tenía en la mano.  No me pegaba porque me portaba mal o me fuera mal en la escuela, me golpeaba porque desde los 6 años yo tenía que limpiar la casa, lavar los pañales de tela de mi hermano, me pegaba porque no hacía bien mis labores de mucama.

Ella, junto con el violador que eligió para criarnos, nos ponían candado en la heladera (porque comíamos mucho). Mis hermanos y Yo trabajamos desde muy chicos, vendiendo medias en la calle, tortas fritas, en el taller del abusador e incluso nos mandaban a pedir a panaderías, negocios, etc., Sin ninguna necesidad.

Mi mamá se enteró que mi tío abusó de Mí hace 15 años, lo leyó en un diario íntimo, esos que utilizamos de pequeños para contar nuestras vivencias, nunca le importó, nunca hizo algo al respecto. Para ella el era su mejor hermano.

¿Cómo podía confiar y contarle a mí «madre», que nunca me dio un abrazo, un beso o cualquier tipo de cariño, que su marido abusaba de mí, si no le importó cuando lo supo de su hermano? Una madre de la cual solo recibía desprecios, una madre que todo el día me trataba de conchuda, puta, inservible, que me decía, te odio.

Mi vida no tenía sentido, la muerte siempre rondaba en mis pensamientos, quería morir porque sentía que no valía nada y que no tenía a nadie y en esos momentos donde la muerte me aturdía aparecían mis hermanos, mis razones para seguir.

Hace 10 años que mi madre sabe de mi infierno, nunca, Ella o algún adulto hicieron algo al respecto. Todo lo contrario, los adultos que sabían de esta situación me decían «pensá en tus hermanos, donde van a terminar si denuncias». Depositaban en mí una responsabilidad que no era mía. Yo no tenía la culpa de que mi padrastro fuera un violador y mi mamá una mierda, pero es más fácil depositar eso en mí que tratar de ayudar a mis hermanos. Es más fácil que vivan con esos dos enfermos, es más fácil hacer la vista gorda y actuar como si nada pasó y seguir resguardando al violador. Todo aquel que sabe y no hace nada al respecto es igual de mierda que ellos.

Por muchísimos años tuve ganas de morir, sentía que no valía nada, que nadie me podía querer porque yo estaba marcada, rota por dentro, que si yo tenía un hijo no le podía dar nada, porque a mí lo único que me enseñaron y dieron fue dolor. Muchísimo tiempo tuve ataques de pánico en dónde una parte de mí cuerpo no se podía tocar con otra, dónde no podía respirar.

Por todo esto es que hoy me animo a escribir, para que las víctimas y sobrevivientes como Yo sepan que  se puede salir adelante, que merecemos a alguien que nos ame, que merecemos cosas buenas, que valemos mucho y que nadie tiene derecho a hacernos creer lo contrario.

Hoy  mí vida, mi fortaleza, mis experiencias, mis soportes me demuestran que sí se puede, y por eso estoy acá, escribiendo, luchando. Si hubiera tenido la oportunidad de saber, si hubiera tenido los espacios de escucha, de contención, podría haber sido distinto.

La educación sexual para los niños es indispensable, Ellos necesitan saber que es un juego y que no.

Hoy, tenemos las herramientas para denunciar en el momento que sea, cuando lo sienta, cuando pueda, tenemos los espacios, están los profesionales para escucharnos y acompañarnos.

Yo lo hago ahora porque puedo, porque me acompañan y porque quiero que empieces a mirar, a escuchar, a preguntar… éstos silencios, éstos secretos tienen que dejar de estar en la oscuridad, tiene que haber luz en mí vida y en la de todas las víctimas,  eso es lo que estoy intentando lograr.

Deseo y quiero que éstas MIERDAS paguen por lo que me hicieron, por la inocencia que  destruyeron, por la niñez que me robaron.

Deseo y quiero que la ley actúe sobre Ellos, en el momento que tenga que ser. Deseo y quiero que éste movimiento sirva para abrir la cabeza de muchas personas y las ayude a denunciar.

Fuente de la entrevista: Portalpellegrinense.com.ar             Edición: El Trébol Digital

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