Un grupo de cuatro personas montó un operativo para llegar al corazón de las sierras cordobesas y vacunar contra el Covid a 12 lugareños. La expedición se realizó a caballo y duró unas 10 horas. Un guía turístico fue parte del equipo para llegar a Altos del Chicharrón, el inhóspito lugar de La Cumbrecita -provincia de Córdoba- a 2.000 metros de altura.
En el paraje viven, sobretodo, adultos mayores a los que se les imposibilita trasladarse a la base para recibir atención médica. En un mes, aproximadamente, habrá un nuevo ascenso para aplicar la segunda dosis a los pobladores.
Si de amor al prójimo se trata, esto es sin duda un claro ejemplo de ello. De la historia fue parte Marta Scalerandi, enfermera de la localidad santafesina de Las Petacas -departamento San Martín- quien hace seis meses decidió dejar el Samco de la ciudad de San Jorge para instalarse en la pequeña comunidad cordobesa de La Cumbrecita y continuar con su profesión sanitaria.
Junto a la encargada del Área Social de la Comuna, su secretaria, y un guía turístico, montaron un operativo el pasado viernes 4 de junio para ascender a unos 2.000 metros de altura y llevarle vacunas contra el coronavirus a 12 personas. “Como conocíamos poco el lugar, fuimos acompañadas por una persona experta que sube seguido la montaña. De la base salimos a las 8 de la mañana y el regreso fue a las seis de la tarde”, contó orgullosa la única asistente de la salud que participó de la experiencia.
Luego de tres horas montados a caballos -la otra forma de llegar al corazón de la sierra es en helicóptero-, el equipo hizo base en el primer puesto sanitario. Hasta allí se habían trasladado nueve personas para recibir la dosis inicial de la vacuna, principalmente adultos mayores. A todos se les colocó el primer componente de AstraZeneca.
“En el lugar hay un dispensario, con lo cual decidimos reunir a la gente en ese sitio. Ellos llegaron, como nosotros, montados luego de recorrer una hora desde su hogar. Las familias viven en medio de la montaña, son casas rurales alejadas de todo y con difícil acceso. Para llegar a esas zonas es muy complicado”, contó Scalerandi al describir el paraje Altos del Chicharrón, ubicado a unos 2.000 metros sobre el nivel del mar.
La expedición, equipada para inocular a un mayor número de lugareños, continuó su recorrido una vez finalizada la vacunación del grupo inicial. La travesía se completó con otras tres personas que se encontraban en el segundo de los puestos. “Cuando llegamos a la primera parada nos sobraban dosis, entonces decidimos seguir camino para inocular a más vecinos. Si regresábamos a la base, las vacunas que teníamos a cuestas las íbamos a tener que tirar porque una vez abiertos los frascos tienen un tiempo límite para ser utilizados. Con lo cual, no era el suficiente para llegar al pie de la montaña y colocar esos componentes a ciudadanos de La Cumbrecita”, explicó la enfermera santafesina.
Refrigeración de las vacunas
Las aplicaciones de AstraZeneca fueron trasladadas en mochilas de trekking y una heladera especial para la refrigeración de las mismas en su temperatura ideal. “Todo llegó en perfecto estado. Tratamos de proteger los frascos con unos trapos para que queden acolchados, y de esa forma evitar que se dañen con el andar de los caballos”, detalló Scalerandi.
A principios de julio se pondrá en marcha la segunda fase de la expedición para visitar nuevamente a los lugareños que deberán recibir la última de las dosis para finalizar con el plan de vacunación. “Estamos esperando que lleguen los componentes. El inconveniente es que no están ingresando en este momento. Esperemos que para principios de julio, cuando debamos regresar, tengamos disponibles”.
A su vez, la enfermera explicó que están identificando la existencia de más personas que se encuentren residiendo en la montaña, más alejado del paraje Altos del Chicharrón, para avanzar con la campaña contra el coronavirus. “Hay gente de 90 años que no puede trasladarse a los puestos. Mucho menos descender a la base de la montaña. Con lo cual si no llegamos nosotros, no recibirán la inoculación”.
Desafío personal
Marta Scalerandi decidió mudarse a la provincia de Córdoba, puntualmente a La Cumbrecita, luego de abandonar su trabajo en el Samco de la ciudad de San Jorge. De acuerdo a lo que contó, se pidió una licencia sin goce de sueldo para instalarse en el mes de diciembre pasado en la comunidad cordobesa y desde allí continuar con su profesión en el dispensario de ese lugar.
“Siempre dije que me gustaría ir a Villa Alpina o al Cerro Champaquí para hacer trabajos comunitarios. Se dio esta oportunidad y no lo dudé”, cerró.
Noticia de: El Litoral (www.ellitoral.com)