– El presidente de MEPROLSAFE, Oscar Poi, es contundente respecto al difícil momento por el que atraviesa el productor. Oscar Jorge Poi, oriundo de Suardi (Santa Fe) tiene 57 años y se autodefine como «tambero desde siempre», porque nació y se crió al lado de las vacas y porque sus padres, también tamberos, le enseñaron el oficio a él y a sus dos hermanos desde muy pequeño. Hoy, fruto del esfuerzo familiar y el progreso en la actividad, es un productor empresario que ordeña unos 9.000 litros diarios de promedio anual, los cuales vende a un grupo de compradores de materia prima (pool de leche). Pero a este diálogo con Nuestro Agro no accede como un simple tambero, sino como presidente de la Mesa de Productores Lecheros de Santa Fe (MEPROLSAFE), entidad que nuclea a más de 450 socios activos con cuota al día, convirtiéndola en la más numerosa y, por lógica, en la más representativa de la cuenca central argentina.
«Sin dudas que no todos están de acuerdo con todas las decisiones que se toman desde la Comisión Directiva, pero de eso se trata la vida democrática de una institución; hoy me toca a mí presidir esta entidad y lo hago con mucha responsabilidad», señala Oscar Poi, quien participa desde 2001, cuando se comenzó a gestar la idea de una Mesa para agrupar orgánicamente a todos los productores de la provincia de la mano de Roberto Socín. Justamente, Poi asume su cargo en 2009 con el alejamiento del productor atalivense, hoy funcionario de la Subsecretaría de Lechería de la Nación y mano derecha de Jorge Arturo Videla.
Cabe aclarar que Santa Fe cuenta con unos 3.700 tambos (según el INTA, es la provincia con mayor número de unidades del país) y con unos 3.000 propietarios de esas unidades, de los cuales menos del 50% alguna vez participó de una agrupación gremial o sectorial. Por lo tanto, la representatividad de MEPROLSAFE es más que respetable a la hora de evaluar el sentir de los productores.
Nuestro Agro (NA) – ¿Qué balance realizan del 2012 en el sector?
Oscar Poi (OP) – Arrancamos 2012 con muy buenas expectativas en la parte productiva. El clima acompañaba y se pudieron hacer buenas reservas, en algunos lugares sin las calidades que se requerían pero en las cantidades necesarias para afrontar un año de crecimiento. Se pronosticaba una muy buena producción, incluso superando la del año 2011. Eso estaba condicionado obviamente a la parte comercial, al comportamiento de los valores de la materia prima. Ya en enero solicitábamos una reunión con la Subsecretaría de Lechería y el sector industrial, para plantearles nuestra situación porque en esos momentos veíamos que los costos se escapaban en relación a lo que estábamos cobrando. Hicimos un pedido de un aumento del 15% por todo el año distribuido en tres o cuatro meses. Considerábamos que íbamos a tener un año con precios sostenidos y que el negocio sería viable para la cadena. A la vez habíamos solicitado una asistencia crediticia para los productores para el desahogo financiero que todos necesitábamos. Pero no tuvimos respuestas favorables y todavía hoy, a raíz de las sequías y otros problemas que hubo en el principio de 2012, seguimos igual de complicados.
Un conflicto inconcluso
NA – El año pasado será recordado por el resurgimiento de un conflicto en el sector con medidas de fuerza importantes.
OP – Sin dudas. Fue transcurriendo el año y allá por junio se acordó un aumento del 7% que al productor nunca le llegó finalmente. En ese momento, también hubo una autorización de aumento para los productos en góndola, para el sector industrial, y esos aumentos se aplicaron a toda la sociedad. En julio vino el conflicto. A causa de una mayor producción de leche, la industria lo vio como un peligro de sobreoferta y salió con la medida, para nosotros contradictoria, de una baja de precios al productor. Y acá hay que aclarar algo. Los dirigentes no incitamos al reclamo, sino que fueron los mismos productores quienes salieron a tomar plantas. El problema pudo haberse solucionado fácil, retrotrayendo los precios y punto. Pero no, se empezaron negociaciones con el Ministerio de Agricultura de la Nación, un sector de la industria, y el resultado fue la confección de un estudio de competitividad para ver dónde estaba el desfasaje del reparto en la cadena. Esto tampoco se concluyó aún, pero creemos que mostrará al final resultados reveladores.
NA – Y en agosto recrudeció…
OP – En agosto estalló el otro conflicto que tampoco tuvo la respuesta comercial que todos esperábamos. Fue un alzamiento de los productores, que a mi criterio se nos fue de las manos, superando a las entidades que no tuvieron otra opción más que acompañarlos. Pero creo hoy, a la distancia, que no nos dimos cuenta de las muy pocas posibilidades que teníamos de conseguir algo. Se hizo un esfuerzo muy grande, el productor perdió mucha plata y se tiraron millones de litros de leche sin conseguir nada, lo que provocó una gran desilusión en todos, una gran desconfianza en el productor en general y también entre los dirigentes. El único que salió ganando fue el sector de la industria.
NA – ¿Considera que tirar leche fue una decisión apresurada?
OP – Fue una decisión de los productores y las entidades no tuvieron la fuerza conjunta para decir «no es el momento», encausar el tema a través del diálogo. Por otra parte, se transformó en un conflicto político porque se perdió de foco del objetivo comercial al momento de la definición y pasó a tener una finalidad política que no llevaba a ninguna solución que beneficie al productor.
NA – Si el problema es el mismo para todos, ¿por qué a todas las entidades les cuesta tanto consensuar u organizar una medida de protesta?
OP – Tenemos bien claro que el problema es el mismo para todos, el precio de la leche nos repercute negativamente a todos por igual. El tema es ver qué enfoque se hace desde cada entidad. Yo digo que la Mesa Nacional enfoca siempre por el lado político. Un ejemplo es que en pleno conflicto, en agosto, había dirigentes que pedían la renuncia de determinados funcionarios, cuando se sabía que eso no nos iba a solucionar el problema de fondo que era nuestra rentabilidad. En cambio nosotros lo que queríamos era revolver un problema de fondo, de carácter comercial. Eso quedó demostrado cuando llegamos a Rosario y la Mesa Nacional presentó una propuesta distinta a lo que dijimos que íbamos a plantear.
NA – ¿Por qué entonces se los acusó de «traidores» si había una propuesta consensuada?
OP – Lo que sucedió fue esto: fuimos al Gobierno de la Provincia el día anterior, que por otra parte no tuvo la autoridad suficiente para convocar a la industria, ya que sólo acudió un representante de SanCor. Allí se le solicitó que interceda ante el Gobierno Nacional. Si lo hizo o no lo hizo, nunca lo sabremos. Se concreta la reunión de Rosario, junto con el ministro de la producción de Córdoba, la industria, y las entidades del sector donde estaban los bloqueos activos, es decir, Santa Fe y parte de Córdoba. En ese momento aparecen representantes de la Mesa Nacional de Lechería con una propuesta que no se sabe muy bien lo que pretendía. Hubo unos roces y conflictos producto de discusiones elevadas de tono y los ministros determinaron que se retire la gente que no pertenecía a las entidades de Santa Fe y Córdoba. De todas las propuestas no había una sola que fuera concreta. La industria decía que no podían pagar más, entonces la posición «de mínima» que se consensua fue el sostenimiento de precios hasta fin de año.
NA – De todos modos se vivió como una derrota…
OP – Fue una reunión larguísima; se hicieron muchos cuartos intermedios y no se llegaba a ninguna conclusión. Además, hay que saber que a una negociación se va con una propuesta de máxima y una de mínima. No nos quedó otra. El gran problema que teníamos en nuestras espaldas, y sabíamos que ocurriría en cuestión de horas, era que muchos productores en distintas zonas estaban armados, lo cual podía conducir a gravísimos enfrentamientos entre pares. Había gente decidida a salir esa noche a cualquier cosa para que le dejen entrar la leche a las fábricas bloqueadas y no perder más su producción. Incluso hubo gente del Sur de la provincia (de la zona de El Trébol) que planteó exactamente lo mismo. Entonces, hay momentos en que uno debe asumir la responsabilidad de dirigente y preguntarse «¿a qué queremos llegar?». Eso sí, nunca dijimos que renunciábamos al conflicto. Propusimos que si había una respuesta afirmativa sobre un sostenimiento del valor de los sólidos, tomando como referencia mayo, hasta fin de año, era una vía de solución parcial. Esa era la mínima. Pero también exigimos que se sigan trabajando los temas estructurales pendientes. La industria aceptó eso y nosotros nos retiramos de los bloqueos. Allí el resto de las entidades se levantó y se fue.
NA – ¿Hicieron alguna autocrítica de toda esta situación?
OP – Todo el tiempo uno desea que se consiga lo mejor para los productores, pero creo que una de las falencias de las entidades es que siempre deben acudir a una reunión con cierto mandato de las bases, para eso somos dirigentes elegidos. Porque en esas situaciones hay que ir y resolver. Muchos me cuestionan que se podrían haber esperado cinco o seis horas más y quizás hubiésemos conseguido otros resultados. Puede ser, no lo sabremos. Pero también es cierto que se podían llegar a lamentar hechos gravísimos ese mismo día, y esa culpa sí que no te lo sacás más de encima por el resto de tu vida.
NA – ¿Saca algo positivo de todo esto? ¿Lograron lo que querían?
OP – Sin dudas que no, porque no hubo logro. Un error que cometimos nosotros desde la Mesa, se dio en la asamblea de Nuevo Torino (donde se decidió bloquear y tirar leche), porque allí mostramos un estudio que tenemos que indica cuál es el poder de compra y las posibilidades que tiene la industria para pagarle a los productores. Eso enfervorizó a los presentes y reconozco que después no los supimos contener. Creo que lo más valioso es el sinceramiento y el análisis profundo de reconocer las equivocaciones que hemos tenido. Nosotros hemos ligado de todos lados y en ningún momento salimos a contestar esas acusaciones y agresiones, hasta amenazas telefónicas he sufrido en mi caso. No retrucamos ninguna porque creemos que no conduce a nada. Dirigentes de Entre Ríos que acá fogoneaban el conflicto, allá se tiraron para atrás y no bloquearon ni una industria.
NA – ¿Usted tiró leche?
OP – Sí, tiré alrededor de 25.000 litros de leche. Pero bueno, eran las reglas de juego.
NA – ¿Hubo deslealtades entre los productores?
OP – Hubo productores que almacenaron la leche por su cuenta en lugares insólitos. El gran malestar que había era con los productores de SanCor, que para colmo estaban cobrando en ese momento tres o cuatro centavos más que el resto y no se solidarizaron con los bloqueos. Le reitero, ese último día había gente armada que salía a matar y que incluso ya tenía a algunos marcados. Por eso lo que dije en ese momento en Rosario fue, ‘me hago cargo de la decisión que tomo, nosotros levantamos los bloqueos, me hago cargo de la situación y el tiempo dirá quién tiene la razón’.
NA – ¿Entonces las medidas extremas no son la solución?
OP – Los problemas se resuelven en una mesa de negociación, hablando y negociando. Y siempre enfocándonos en el objetivo comercial y productivo, sin perder nunca eso de vista. Hay que ir predispuestos, independientemente de quien esté sentado frente a nosotros, nos guste o no la cara, a definir cómo quiero que el negocio funcione en beneficio de nuestros representados.
La Ley y sus misterios
NA – ¿Se sabe algo del contenido de la Ley de Lechería que anda pululando por los escritorios del Gobierno?
OP – El eje está puesto en una regulación del mercado sobre los excedentes de producción. Se consume el 80% a nivel interno y el 20% restante se tiene que exportar sí o sí, porque pasa que cuando los precios internacionales se caen, la industria especula, almacena y la financiación la pagamos nosotros. Después cuando la venden a mejor precio no vemos los resultados positivos. Enganchado a eso va la Liquidación Única, que va a tener el funcionamiento que corresponde el día que esté amparada por una Ley, que obligue a todos a blanquear su situación. Al productor, a hacer la leche con la calidad necesaria y a la industria, a que pague como corresponda. El tema de la comercialización, sostenemos que al estar la industria y la producción en un acuerdo, se acomodará sola, porque saben que tendrán sólo ese 80% para comprar.
NA – ¿En qué punto no se ponen de acuerdo con las entidades nacionales?
OP – Estoy de acuerdo en que no haya coincidencia en lo que es gran parte de la lechería de Buenos Aires, que quieren un sistema más liberal. Pero me llama poderosamente la atención que Federación Agraria, que dice defender a los pequeños y medianos productores, diga que quiere un mercado libre, cuando se sabe que en realidad esos productores son los primeros perjudicados cuando existe un poder de dominancia. Intuyo que sólo es una cuestión ideológica o política que se mezcla.
NA – ¿Confían en que el Gobierno acompañaría un proceso de incentivación de las exportaciones lácteas?
OP – Sabemos que hay riesgos. Pero últimamente las exportaciones de lácteos no tuvieron ningún tipo de trabas, incluso a través de la Subsecretaría y del Ministerio han salido a buscar mercados, que no son los tradicionales. El tema es que el sector exportador y el Estado deben ponerse de acuerdo. Hay una comisión tripartida (producción, industria, Estado) donde se discute el proyecto de conformar un fondo de promoción, que si estaría la Ley hoy arrancaría de cero. Se tomarían precios internacionales, por ejemplo de US$ 4.000 la tonelada de leche en polvo y se pondría que US$ 3.800 vayan al negocio y US$ 200 se queden para el fondo. En el momento que venga una racha de US$ 2.000, se utiliza ese fondo. La desconfianza lógica de las partes es quién va a manejar el fondo. Ahora la Ley está en la Secretaria de Comercio Interior y anticiparon que en marzo o abril se abre nuevamente el expediente.
La difícil coyuntura
NA – ¿Cuánto está cobrando hoy el productor en la cuenca santafesina central?
OP – Por la leche de noviembre se cobraron entre $1,54 y $1,57 por litro.
NA – ¿Eso le cierra al productor?
OP – Por supuesto que no. De mínima, el productor debería estar cobrando en base a la relación grano/litro de leche. O sea, un kilo de soja/un litro de leche, o dos kilos de maíz/un litro de leche. Esa es la relación histórica, que no quiere decir que con eso ganes plata, pero sí te permite producir sin pérdidas. Y estamos lejos de ese $ 1,90 o $ 2.
NA – Se habla que para febrero y marzo se pagaría $ 1,80 a $1,90…
OP – Para que quedemos en pie. Los estudios de poder de compra y mercado que hacemos con una consultora contratada, nos dan que, calculando una rentabilidad en la góndola del 60%, nuestra leche debería estar pagándose en diciembre $1,93 por litro. En el peor de los casos. Si en cambio vemos la misma fórmula con una rentabilidad del comercio al 40%, nos está dando que nuestra leche vale más de $2 el litro. [Nota: Poi muestra a Nuestro Agro el trabajo pero autoriza a difundir sólo datos parciales del estudio, que ya está en manos del Gobierno, el cual surge de un relevamiento de la cadena que contempla los precios de productos emblemáticos de 40 supermercados de seis conglomerados importantes: Bs. As., gran Bs. As., Rosario, Santa Fe, Mendoza y Córdoba]. Las subas anunciadas en noviembre no mueven el amperímetro porque uno sigue facturando lo mismo al caer la producción por estacionalidad y subir los gastos que son cada vez mayores.
NA – ¿Cuál es la estrategia del productor ante este escenario?
OP – Se endeuda. En mí caso hace un año que me queda corta la bocha. No se hace más ningún tipo de inversión, se paró todo. Hasta lo más mínimo. El gasoil aumentó un 360% desde 2003 a 2010. Va a tener que abrirse una mesa de negociación urgente y allí plantearemos: «Sr. subsecretario, convoque a las partes y vamos a barajar y dar de nuevo».
NA – Ustedes tienen llegada también a Guillermo Moreno, ¿qué dice, por ejemplo, cuándo le demuestran que el gasoil aumentó 300%?
OP – Nosotros tenemos afinidad con la Secretaría de Comercio que conduce Moreno. Acudimos cuando él solicita reuniones y por eso nos tildaron de «tamberos k», y el resto de las entidades al no compartir su ideología, no quiere sentarse con él. Eso es un error grave; tienen que venir y sentarse. Yo he visto cuando Moreno retó a industriales y a productores. No le tiembla la pera. Considero que es un muy buen funcionario de este Gobierno. Es funcional y conoce, sabe mucho de todos los temas. Lo peor que podés hacer es ir a hacerle frente e ir a discutirle.
NA – Pero eso no es positivo en un funcionario nacional…
OP – Claro que no, pero hay que buscarle la vuelta y siempre algo se consigue. Por ejemplo, en el acuerdo del aumento de julio, las cámaras se le plantaron y se fueron, y él tuvo que ceder.
NA – ¿Sólo Moreno puede resolver este problema?
OP – Para eso está el estudio de competitividad de Economía que se está realizando y que aún no fue analizado por Moreno. Desde MEPROLSAFE, le mostramos todo cómo es al subsecretario Videla. Ya aportamos los estudios que nos pidieron, lo que no se sabe aún es lo del sector industrial, que no lo hizo como corresponde. Hicieron un paquete en conjunto (cooperativas, grandes industrias y pymes) y eso así no sirve, porque sabemos que no tiene el mismo costo una pyme de 30 operarios que una industria exportadora con 800 o 1.000 empleados.
NA – ¿Con Videla han hablado últimamente?
OP – La última reunión que tuvimos fue allá por noviembre y no nos vimos más. Considero que se quedó sin peldaños en la escalera y ahora espera órdenes de arriba. A veces desde arriba te hacen callar. Lamentablemente es muy sucia la política, y así es muy difícil construir en este país. A veces, llegás a la conclusión de que todos quieren que nada se solucione.
NA – ¿Sienten el acompañamiento del Gobierno provincial?
OP – La provincia de Santa Fe, en el tema lechero, no existe. Nunca hemos sido invitados por el Gobierno Provincial para hablar de ningún tema. Antes, bajo la gestión del Ing. [Juan José] Bertero, al menos se hacían reuniones del Consejo Económico y formábamos parte, pero luego no se hicieron más o no nos enteramos. Pero nunca nos invitaron a una reunión de lechería dentro del ámbito del Ministerio de la Producción.
El negocio antes que la puja política
Oscar Poi confiesa que nunca estuvo afiliado a ningún partido político y que está lejos incluso de muchos preceptos del actual Gobierno, pero se reconoce partidario de la regulación del Estado en determinadas instancias de la cadena productiva y económica, en contraposición a lo que se plantea desde la Mesa Nacional donde se brega por un mercado libre de sesgo exportador determinado por la oferta y la demanda a nivel general.
«El ordenamiento de la lechería pasa por vencer un poder de dominancia», explica Poi. El productor siempre recibe lo que sobra de todo lo que pasa en la cadena. No hay una distribución equitativa y eso debe ser regulado». En ese sentido, el dirigente cree que la mejor forma de conseguir beneficios para el sector es llegando a las instancias de poder, a través del diálogo o de la gestión. «Las mesas y las cámaras provinciales conseguimos un espacio de diálogo dentro del Gobierno Nacional, fruto de distintos acuerdos que se han hecho en años anteriores. Creo que eso es valiosísimo porque se pudo incluso poner gente de la producción adentro, que conoce el sector y tiene la posibilidad de gestionar». Sin embargo, Poi admite que no es mucho lo que se ha logrado hasta el momento, haciendo referencia a la Subsecretaría de Lechería.
Pero no es sólo llegar y formar parte de la gestión pública, «hay inexperiencia y después además uno entra en el ‘burocrómetro’ propio del Estado, donde los días pasan y el malestar comienza a ganarle a las buenas intenciones. A nosotros nos llaman ‘los tamberos k’, apodo que no elegimos pero que se instaló en algunos medios, porque justamente creemos que se pueden conseguir cosas sentándose a dialogar con los Gobiernos, cualquiera sea el tinte político que tengan», reflexiona Poi.
NA – Qué reclamos le hace a la Subsecretaría de Lechería que comanda Jorge Videla?
OP – A la Subsecretaría le sigo reclamando todavía la asistencia financiera para los productores, que le pidiéramos hace un año en la reunión de enero de 2012. Un gran porcentaje de los productores están mal financieramente y de eso no se sale con más producción o con un aumento de precio, sino con una asistencia crediticia a determinado plazo y tasa subsidiada. Ahora se viene toda la campaña de reservas, de silos, de almacenaje de granos, con precios muy por encima de lo que realmente debería ser. Y además, no sabemos qué pasará con el clima.
NA – Da la sensación que los reclamos de las Mesas y Cámaras, o como usted dice de «los tamberos k», no son muy enérgicos hacia el Gobierno, fortaleciendo esa postura dialoguista pero ratificando el mote político que les han acuñado y que los distancia de las entidades nacionales. ¿Lo ve así?
OP – Puede ser. Pero le aseguro que a las reuniones que vamos, y vamos a todas, llevamos el mandato de los socios y hacemos los planteos que quiere y necesita el sector. Después si prosperan y se pueden llevar adelante o no, ya es otra cosa. No todo depende de nosotros. Claro que en el balance de lo que hizo hasta el momento la Subsecretaría, nosotros vemos que no se ha conseguido todo lo que esperábamos. Se trabajó mucho en una Ley de lechería, junto con un estudio de competitividad. Eso pasó a manos de la Secretaría de Comercio y ahora no sabemos qué va a pasar.
¿Y el 2013?
«Hay una expectativa bastante cauta por parte de los productores», confiesa Oscar Poi. «Va haber menos leche que otros años, los precios se están moviendo muy despacio, y si no se recompone la relación valor grano/leche, creo que va a ser muy difícil poder continuar».
En este sentido, el presidente de la MEPROLSAFE concluye: «las expectativas no son de las mejores, no vamos a salir a vender humo y a engañar a nuestros asociados para después no saber qué decirles. Mi criterio nunca es decir más de lo que se sabe o se tiene certeza para no generar falsas expectativas. Tenemos que ser prudentes, aunque a veces eso lleve a que te acusen de no hacer nada».
Fuente: Nuestro AgroOscar Jorge Poi, oriundo de Suardi (Santa Fe) tiene 57 años y se autodefine como «tambero desde siempre», porque nació y se crió al lado de las vacas y porque sus padres, también tamberos, le enseñaron el oficio a él y a sus dos hermanos desde muy pequeño. Hoy, fruto del esfuerzo familiar y el progreso en la actividad, es un productor empresario que ordeña unos 9.000 litros diarios de promedio anual, los cuales vende a un grupo de compradores de materia prima (pool de leche). Pero a este diálogo con Nuestro Agro no accede como un simple tambero, sino como presidente de la Mesa de Productores Lecheros de Santa Fe (MEPROLSAFE), entidad que nuclea a más de 450 socios activos con cuota al día, convirtiéndola en la más numerosa y, por lógica, en la más representativa de la cuenca central argentina.
«Sin dudas que no todos están de acuerdo con todas las decisiones que se toman desde la Comisión Directiva, pero de eso se trata la vida democrática de una institución; hoy me toca a mí presidir esta entidad y lo hago con mucha responsabilidad», señala Oscar Poi, quien participa desde 2001, cuando se comenzó a gestar la idea de una Mesa para agrupar orgánicamente a todos los productores de la provincia de la mano de Roberto Socín. Justamente, Poi asume su cargo en 2009 con el alejamiento del productor atalivense, hoy funcionario de la Subsecretaría de Lechería de la Nación y mano derecha de Jorge Arturo Videla.
Cabe aclarar que Santa Fe cuenta con unos 3.700 tambos (según el INTA, es la provincia con mayor número de unidades del país) y con unos 3.000 propietarios de esas unidades, de los cuales menos del 50% alguna vez participó de una agrupación gremial o sectorial. Por lo tanto, la representatividad de MEPROLSAFE es más que respetable a la hora de evaluar el sentir de los productores.
Nuestro Agro (NA) – ¿Qué balance realizan del 2012 en el sector?
Oscar Poi (OP) – Arrancamos 2012 con muy buenas expectativas en la parte productiva. El clima acompañaba y se pudieron hacer buenas reservas, en algunos lugares sin las calidades que se requerían pero en las cantidades necesarias para afrontar un año de crecimiento. Se pronosticaba una muy buena producción, incluso superando la del año 2011. Eso estaba condicionado obviamente a la parte comercial, al comportamiento de los valores de la materia prima. Ya en enero solicitábamos una reunión con la Subsecretaría de Lechería y el sector industrial, para plantearles nuestra situación porque en esos momentos veíamos que los costos se escapaban en relación a lo que estábamos cobrando. Hicimos un pedido de un aumento del 15% por todo el año distribuido en tres o cuatro meses. Considerábamos que íbamos a tener un año con precios sostenidos y que el negocio sería viable para la cadena. A la vez habíamos solicitado una asistencia crediticia para los productores para el desahogo financiero que todos necesitábamos. Pero no tuvimos respuestas favorables y todavía hoy, a raíz de las sequías y otros problemas que hubo en el principio de 2012, seguimos igual de complicados.
Un conflicto inconcluso
NA – El año pasado será recordado por el resurgimiento de un conflicto en el sector con medidas de fuerza importantes.
OP – Sin dudas. Fue transcurriendo el año y allá por junio se acordó un aumento del 7% que al productor nunca le llegó finalmente. En ese momento, también hubo una autorización de aumento para los productos en góndola, para el sector industrial, y esos aumentos se aplicaron a toda la sociedad. En julio vino el conflicto. A causa de una mayor producción de leche, la industria lo vio como un peligro de sobreoferta y salió con la medida, para nosotros contradictoria, de una baja de precios al productor. Y acá hay que aclarar algo. Los dirigentes no incitamos al reclamo, sino que fueron los mismos productores quienes salieron a tomar plantas. El problema pudo haberse solucionado fácil, retrotrayendo los precios y punto. Pero no, se empezaron negociaciones con el Ministerio de Agricultura de la Nación, un sector de la industria, y el resultado fue la confección de un estudio de competitividad para ver dónde estaba el desfasaje del reparto en la cadena. Esto tampoco se concluyó aún, pero creemos que mostrará al final resultados reveladores.
NA – Y en agosto recrudeció…
OP – En agosto estalló el otro conflicto que tampoco tuvo la respuesta comercial que todos esperábamos. Fue un alzamiento de los productores, que a mi criterio se nos fue de las manos, superando a las entidades que no tuvieron otra opción más que acompañarlos. Pero creo hoy, a la distancia, que no nos dimos cuenta de las muy pocas posibilidades que teníamos de conseguir algo. Se hizo un esfuerzo muy grande, el productor perdió mucha plata y se tiraron millones de litros de leche sin conseguir nada, lo que provocó una gran desilusión en todos, una gran desconfianza en el productor en general y también entre los dirigentes. El único que salió ganando fue el sector de la industria.
NA – ¿Considera que tirar leche fue una decisión apresurada?
OP – Fue una decisión de los productores y las entidades no tuvieron la fuerza conjunta para decir «no es el momento», encausar el tema a través del diálogo. Por otra parte, se transformó en un conflicto político porque se perdió de foco del objetivo comercial al momento de la definición y pasó a tener una finalidad política que no llevaba a ninguna solución que beneficie al productor.
NA – Si el problema es el mismo para todos, ¿por qué a todas las entidades les cuesta tanto consensuar u organizar una medida de protesta?
OP – Tenemos bien claro que el problema es el mismo para todos, el precio de la leche nos repercute negativamente a todos por igual. El tema es ver qué enfoque se hace desde cada entidad. Yo digo que la Mesa Nacional enfoca siempre por el lado político. Un ejemplo es que en pleno conflicto, en agosto, había dirigentes que pedían la renuncia de determinados funcionarios, cuando se sabía que eso no nos iba a solucionar el problema de fondo que era nuestra rentabilidad. En cambio nosotros lo que queríamos era revolver un problema de fondo, de carácter comercial. Eso quedó demostrado cuando llegamos a Rosario y la Mesa Nacional presentó una propuesta distinta a lo que dijimos que íbamos a plantear.
NA – ¿Por qué entonces se los acusó de «traidores» si había una propuesta consensuada?
OP – Lo que sucedió fue esto: fuimos al Gobierno de la Provincia el día anterior, que por otra parte no tuvo la autoridad suficiente para convocar a la industria, ya que sólo acudió un representante de SanCor. Allí se le solicitó que interceda ante el Gobierno Nacional. Si lo hizo o no lo hizo, nunca lo sabremos. Se concreta la reunión de Rosario, junto con el ministro de la producción de Córdoba, la industria, y las entidades del sector donde estaban los bloqueos activos, es decir, Santa Fe y parte de Córdoba. En ese momento aparecen representantes de la Mesa Nacional de Lechería con una propuesta que no se sabe muy bien lo que pretendía. Hubo unos roces y conflictos producto de discusiones elevadas de tono y los ministros determinaron que se retire la gente que no pertenecía a las entidades de Santa Fe y Córdoba. De todas las propuestas no había una sola que fuera concreta. La industria decía que no podían pagar más, entonces la posición «de mínima» que se consensua fue el sostenimiento de precios hasta fin de año.
NA – De todos modos se vivió como una derrota…
OP – Fue una reunión larguísima; se hicieron muchos cuartos intermedios y no se llegaba a ninguna conclusión. Además, hay que saber que a una negociación se va con una propuesta de máxima y una de mínima. No nos quedó otra. El gran problema que teníamos en nuestras espaldas, y sabíamos que ocurriría en cuestión de horas, era que muchos productores en distintas zonas estaban armados, lo cual podía conducir a gravísimos enfrentamientos entre pares. Había gente decidida a salir esa noche a cualquier cosa para que le dejen entrar la leche a las fábricas bloqueadas y no perder más su producción. Incluso hubo gente del Sur de la provincia (de la zona de El Trébol) que planteó exactamente lo mismo. Entonces, hay momentos en que uno debe asumir la responsabilidad de dirigente y preguntarse «¿a qué queremos llegar?». Eso sí, nunca dijimos que renunciábamos al conflicto. Propusimos que si había una respuesta afirmativa sobre un sostenimiento del valor de los sólidos, tomando como referencia mayo, hasta fin de año, era una vía de solución parcial. Esa era la mínima. Pero también exigimos que se sigan trabajando los temas estructurales pendientes. La industria aceptó eso y nosotros nos retiramos de los bloqueos. Allí el resto de las entidades se levantó y se fue.
NA – ¿Hicieron alguna autocrítica de toda esta situación?
OP – Todo el tiempo uno desea que se consiga lo mejor para los productores, pero creo que una de las falencias de las entidades es que siempre deben acudir a una reunión con cierto mandato de las bases, para eso somos dirigentes elegidos. Porque en esas situaciones hay que ir y resolver. Muchos me cuestionan que se podrían haber esperado cinco o seis horas más y quizás hubiésemos conseguido otros resultados. Puede ser, no lo sabremos. Pero también es cierto que se podían llegar a lamentar hechos gravísimos ese mismo día, y esa culpa sí que no te lo sacás más de encima por el resto de tu vida.
NA – ¿Saca algo positivo de todo esto? ¿Lograron lo que querían?
OP – Sin dudas que no, porque no hubo logro. Un error que cometimos nosotros desde la Mesa, se dio en la asamblea de Nuevo Torino (donde se decidió bloquear y tirar leche), porque allí mostramos un estudio que tenemos que indica cuál es el poder de compra y las posibilidades que tiene la industria para pagarle a los productores. Eso enfervorizó a los presentes y reconozco que después no los supimos contener. Creo que lo más valioso es el sinceramiento y el análisis profundo de reconocer las equivocaciones que hemos tenido. Nosotros hemos ligado de todos lados y en ningún momento salimos a contestar esas acusaciones y agresiones, hasta amenazas telefónicas he sufrido en mi caso. No retrucamos ninguna porque creemos que no conduce a nada. Dirigentes de Entre Ríos que acá fogoneaban el conflicto, allá se tiraron para atrás y no bloquearon ni una industria.
NA – ¿Usted tiró leche?
OP – Sí, tiré alrededor de 25.000 litros de leche. Pero bueno, eran las reglas de juego.
NA – ¿Hubo deslealtades entre los productores?
OP – Hubo productores que almacenaron la leche por su cuenta en lugares insólitos. El gran malestar que había era con los productores de SanCor, que para colmo estaban cobrando en ese momento tres o cuatro centavos más que el resto y no se solidarizaron con los bloqueos. Le reitero, ese último día había gente armada que salía a matar y que incluso ya tenía a algunos marcados. Por eso lo que dije en ese momento en Rosario fue, ‘me hago cargo de la decisión que tomo, nosotros levantamos los bloqueos, me hago cargo de la situación y el tiempo dirá quién tiene la razón’.
NA – ¿Entonces las medidas extremas no son la solución?
OP – Los problemas se resuelven en una mesa de negociación, hablando y negociando. Y siempre enfocándonos en el objetivo comercial y productivo, sin perder nunca eso de vista. Hay que ir predispuestos, independientemente de quien esté sentado frente a nosotros, nos guste o no la cara, a definir cómo quiero que el negocio funcione en beneficio de nuestros representados.
La Ley y sus misterios
NA – ¿Se sabe algo del contenido de la Ley de Lechería que anda pululando por los escritorios del Gobierno?
OP – El eje está puesto en una regulación del mercado sobre los excedentes de producción. Se consume el 80% a nivel interno y el 20% restante se tiene que exportar sí o sí, porque pasa que cuando los precios internacionales se caen, la industria especula, almacena y la financiación la pagamos nosotros. Después cuando la venden a mejor precio no vemos los resultados positivos. Enganchado a eso va la Liquidación Única, que va a tener el funcionamiento que corresponde el día que esté amparada por una Ley, que obligue a todos a blanquear su situación. Al productor, a hacer la leche con la calidad necesaria y a la industria, a que pague como corresponda. El tema de la comercialización, sostenemos que al estar la industria y la producción en un acuerdo, se acomodará sola, porque saben que tendrán sólo ese 80% para comprar.
NA – ¿En qué punto no se ponen de acuerdo con las entidades nacionales?
OP – Estoy de acuerdo en que no haya coincidencia en lo que es gran parte de la lechería de Buenos Aires, que quieren un sistema más liberal. Pero me llama poderosamente la atención que Federación Agraria, que dice defender a los pequeños y medianos productores, diga que quiere un mercado libre, cuando se sabe que en realidad esos productores son los primeros perjudicados cuando existe un poder de dominancia. Intuyo que sólo es una cuestión ideológica o política que se mezcla.
NA – ¿Confían en que el Gobierno acompañaría un proceso de incentivación de las exportaciones lácteas?
OP – Sabemos que hay riesgos. Pero últimamente las exportaciones de lácteos no tuvieron ningún tipo de trabas, incluso a través de la Subsecretaría y del Ministerio han salido a buscar mercados, que no son los tradicionales. El tema es que el sector exportador y el Estado deben ponerse de acuerdo. Hay una comisión tripartida (producción, industria, Estado) donde se discute el proyecto de conformar un fondo de promoción, que si estaría la Ley hoy arrancaría de cero. Se tomarían precios internacionales, por ejemplo de US$ 4.000 la tonelada de leche en polvo y se pondría que US$ 3.800 vayan al negocio y US$ 200 se queden para el fondo. En el momento que venga una racha de US$ 2.000, se utiliza ese fondo. La desconfianza lógica de las partes es quién va a manejar el fondo. Ahora la Ley está en la Secretaria de Comercio Interior y anticiparon que en marzo o abril se abre nuevamente el expediente.
La difícil coyuntura
NA – ¿Cuánto está cobrando hoy el productor en la cuenca santafesina central?
OP – Por la leche de noviembre se cobraron entre $1,54 y $1,57 por litro.
NA – ¿Eso le cierra al productor?
OP – Por supuesto que no. De mínima, el productor debería estar cobrando en base a la relación grano/litro de leche. O sea, un kilo de soja/un litro de leche, o dos kilos de maíz/un litro de leche. Esa es la relación histórica, que no quiere decir que con eso ganes plata, pero sí te permite producir sin pérdidas. Y estamos lejos de ese $ 1,90 o $ 2.
NA – Se habla que para febrero y marzo se pagaría $ 1,80 a $1,90…
OP – Para que quedemos en pie. Los estudios de poder de compra y mercado que hacemos con una consultora contratada, nos dan que, calculando una rentabilidad en la góndola del 60%, nuestra leche debería estar pagándose en diciembre $1,93 por litro. En el peor de los casos. Si en cambio vemos la misma fórmula con una rentabilidad del comercio al 40%, nos está dando que nuestra leche vale más de $2 el litro. [Nota: Poi muestra a Nuestro Agro el trabajo pero autoriza a difundir sólo datos parciales del estudio, que ya está en manos del Gobierno, el cual surge de un relevamiento de la cadena que contempla los precios de productos emblemáticos de 40 supermercados de seis conglomerados importantes: Bs. As., gran Bs. As., Rosario, Santa Fe, Mendoza y Córdoba]. Las subas anunciadas en noviembre no mueven el amperímetro porque uno sigue facturando lo mismo al caer la producción por estacionalidad y subir los gastos que son cada vez mayores.
NA – ¿Cuál es la estrategia del productor ante este escenario?
OP – Se endeuda. En mí caso hace un año que me queda corta la bocha. No se hace más ningún tipo de inversión, se paró todo. Hasta lo más mínimo. El gasoil aumentó un 360% desde 2003 a 2010. Va a tener que abrirse una mesa de negociación urgente y allí plantearemos: «Sr. subsecretario, convoque a las partes y vamos a barajar y dar de nuevo».
NA – Ustedes tienen llegada también a Guillermo Moreno, ¿qué dice, por ejemplo, cuándo le demuestran que el gasoil aumentó 300%?
OP – Nosotros tenemos afinidad con la Secretaría de Comercio que conduce Moreno. Acudimos cuando él solicita reuniones y por eso nos tildaron de «tamberos k», y el resto de las entidades al no compartir su ideología, no quiere sentarse con él. Eso es un error grave; tienen que venir y sentarse. Yo he visto cuando Moreno retó a industriales y a productores. No le tiembla la pera. Considero que es un muy buen funcionario de este Gobierno. Es funcional y conoce, sabe mucho de todos los temas. Lo peor que podés hacer es ir a hacerle frente e ir a discutirle.
NA – Pero eso no es positivo en un funcionario nacional…
OP – Claro que no, pero hay que buscarle la vuelta y siempre algo se consigue. Por ejemplo, en el acuerdo del aumento de julio, las cámaras se le plantaron y se fueron, y él tuvo que ceder.
NA – ¿Sólo Moreno puede resolver este problema?
OP – Para eso está el estudio de competitividad de Economía que se está realizando y que aún no fue analizado por Moreno. Desde MEPROLSAFE, le mostramos todo cómo es al subsecretario Videla. Ya aportamos los estudios que nos pidieron, lo que no se sabe aún es lo del sector industrial, que no lo hizo como corresponde. Hicieron un paquete en conjunto (cooperativas, grandes industrias y pymes) y eso así no sirve, porque sabemos que no tiene el mismo costo una pyme de 30 operarios que una industria exportadora con 800 o 1.000 empleados.
NA – ¿Con Videla han hablado últimamente?
OP – La última reunión que tuvimos fue allá por noviembre y no nos vimos más. Considero que se quedó sin peldaños en la escalera y ahora espera órdenes de arriba. A veces desde arriba te hacen callar. Lamentablemente es muy sucia la política, y así es muy difícil construir en este país. A veces, llegás a la conclusión de que todos quieren que nada se solucione.
NA – ¿Sienten el acompañamiento del Gobierno provincial?
OP – La provincia de Santa Fe, en el tema lechero, no existe. Nunca hemos sido invitados por el Gobierno Provincial para hablar de ningún tema. Antes, bajo la gestión del Ing. [Juan José] Bertero, al menos se hacían reuniones del Consejo Económico y formábamos parte, pero luego no se hicieron más o no nos enteramos. Pero nunca nos invitaron a una reunión de lechería dentro del ámbito del Ministerio de la Producción.
El negocio antes que la puja política
Oscar Poi confiesa que nunca estuvo afiliado a ningún partido político y que está lejos incluso de muchos preceptos del actual Gobierno, pero se reconoce partidario de la regulación del Estado en determinadas instancias de la cadena productiva y económica, en contraposición a lo que se plantea desde la Mesa Nacional donde se brega por un mercado libre de sesgo exportador determinado por la oferta y la demanda a nivel general.
«El ordenamiento de la lechería pasa por vencer un poder de dominancia», explica Poi. El productor siempre recibe lo que sobra de todo lo que pasa en la cadena. No hay una distribución equitativa y eso debe ser regulado». En ese sentido, el dirigente cree que la mejor forma de conseguir beneficios para el sector es llegando a las instancias de poder, a través del diálogo o de la gestión. «Las mesas y las cámaras provinciales conseguimos un espacio de diálogo dentro del Gobierno Nacional, fruto de distintos acuerdos que se han hecho en años anteriores. Creo que eso es valiosísimo porque se pudo incluso poner gente de la producción adentro, que conoce el sector y tiene la posibilidad de gestionar». Sin embargo, Poi admite que no es mucho lo que se ha logrado hasta el momento, haciendo referencia a la Subsecretaría de Lechería.
Pero no es sólo llegar y formar parte de la gestión pública, «hay inexperiencia y después además uno entra en el ‘burocrómetro’ propio del Estado, donde los días pasan y el malestar comienza a ganarle a las buenas intenciones. A nosotros nos llaman ‘los tamberos k’, apodo que no elegimos pero que se instaló en algunos medios, porque justamente creemos que se pueden conseguir cosas sentándose a dialogar con los Gobiernos, cualquiera sea el tinte político que tengan», reflexiona Poi.
NA – Qué reclamos le hace a la Subsecretaría de Lechería que comanda Jorge Videla?
OP – A la Subsecretaría le sigo reclamando todavía la asistencia financiera para los productores, que le pidiéramos hace un año en la reunión de enero de 2012. Un gran porcentaje de los productores están mal financieramente y de eso no se sale con más producción o con un aumento de precio, sino con una asistencia crediticia a determinado plazo y tasa subsidiada. Ahora se viene toda la campaña de reservas, de silos, de almacenaje de granos, con precios muy por encima de lo que realmente debería ser. Y además, no sabemos qué pasará con el clima.
NA – Da la sensación que los reclamos de las Mesas y Cámaras, o como usted dice de «los tamberos k», no son muy enérgicos hacia el Gobierno, fortaleciendo esa postura dialoguista pero ratificando el mote político que les han acuñado y que los distancia de las entidades nacionales. ¿Lo ve así?
OP – Puede ser. Pero le aseguro que a las reuniones que vamos, y vamos a todas, llevamos el mandato de los socios y hacemos los planteos que quiere y necesita el sector. Después si prosperan y se pueden llevar adelante o no, ya es otra cosa. No todo depende de nosotros. Claro que en el balance de lo que hizo hasta el momento la Subsecretaría, nosotros vemos que no se ha conseguido todo lo que esperábamos. Se trabajó mucho en una Ley de lechería, junto con un estudio de competitividad. Eso pasó a manos de la Secretaría de Comercio y ahora no sabemos qué va a pasar.
¿Y el 2013?
«Hay una expectativa bastante cauta por parte de los productores», confiesa Oscar Poi. «Va haber menos leche que otros años, los precios se están moviendo muy despacio, y si no se recompone la relación valor grano/leche, creo que va a ser muy difícil poder continuar».
En este sentido, el presidente de la MEPROLSAFE concluye: «las expectativas no son de las mejores, no vamos a salir a vender humo y a engañar a nuestros asociados para después no saber qué decirles. Mi criterio nunca es decir más de lo que se sabe o se tiene certeza para no generar falsas expectativas. Tenemos que ser prudentes, aunque a veces eso lleve a que te acusen de no hacer nada».
Fuente: Nuestro Agro