Francisco Caffaro, ya no es la nueva gran esperanza del básquetbol argentino, con proyección NBA. Es una realidad, de un pibe de 20 años, que pelea cada día tomando oportunidades y lucha contra las vicisitudes de una carrera, que de fantasía no tiene nada.
El joven, nacido en la localidad de Piamonte, en el Departamento San Martín, de la provincia de Santa Fe, desarrolló su formación deportiva en el Club A. Trebolense, de la ciudad de El Trébol, hasta dar el primer gran salto, al ir a participar de un campus de dos años en Australia.
En Trebolense, jugó en todas las categorías formativas, disputando para el «Cele», torneos de U 15, U 17, U 19 y llegó a debutar en Primera División, en la Asociación Civil de básquetbol del Oeste Santafesino.
A los 16 años, surgió la gran chance de viajar a Australia a la NBA Academy y no lo dudó. Dos años después fichó para los Cavaliers de la Universidad de Virginia, EEUU. «Esa primera experiencia en Australia fue fuerte. No sabía una palabra de inglés y todo se hacía difícil, aunque todos eran un poco flexibles», recuerda Cáffaro, con sus 2.14 mts. estirados en una silla de la sala de prensa de Club A. Trebolense.
Tras dos años sin visitar a su familia en El Trébol, el pivote pisó suelo argentino. Al llegar, se encontró con parte de su familia infectada de covid. «Mi hermanito dio positivo y luego mi mamá. Así que los tuve que saludar desde afuera. Un garrón», cuenta. Hoy, Esteban, su hermano menor y también basquetbolista, ya tuvo el alta.
Francisco cursa en la universidad de Virginia, la carrera llamada Global Social Commerce, relacionada a los negocios y Minors. «Estoy con clases on line en estos días, ya está por cerrar el año en la próxima semana y estoy ocupado con los finales. Me voy a quedar un mes en Argentina y vuelvo antes de que empiecen las clases y los entrenamientos. Estoy aprovechando los estudios al máximo porque la universidad es muy prestigiosa y quiero hacer un máster el año que viene».
Tres lesiones de pesadilla
El joven tuvo un comienzo prometedor en la cancha, pero no demoraron en llegar los primeros obstáculos de su vida deportiva. Cáffaro tuvo tres lesiones de significación. Primero la rodilla lo dejó 9 meses sin jugar, luego un golpe en el muslo lo dejó 90 días al margen de las canchas y finalmente la rodilla volvió a jugarle una mala pasada cuando unos tornillos que tenía puestos fueron rechazados por su organismo. «Me costó mucho. Llegué a hablar con mi familia largo y tendido pero hoy ya estoy bien. Estoy entrenando y acá en El Trébol estoy practicando con las Formativas y la Primera del club para seguir en forma. También vengo a tirar al aro con mi hermanito».
ETD – Fuiste reinventándote en tu juego?
«Me gusta jugar a las piñas, yendo y viniendo, tuve que mejorar los movimientos en el poste y evolucionar en el tiro corto. Ojalá que para los próximos años, sienta la confianza de tirar de tres sin problemas».
ETD – Tu cabeza apunta directamente a la NBA?
«Sin dudas que busco dar el gran salto al profesionalismo y vivir de esto. No me quiero apresurar. Hoy, estoy en casa después de dos años y no quiero pensar en que puede pasar o que no. Pero yo apunto a ser profesional».
Vuelta a casa
Tras más de 800 días afuera del país, Francisco volvió a su casa, en El Trébol. Cada tarde atraviesa el portal de la calle Córdoba para ingresar al club que lo vio nacer y entrena en el gimnasio con cancha de parquet que fue anfitrión de sus primeros logros. «Arranqué a jugar al básquetbol acá y está bueno estar de nuevo acá. En este club comencé con la actividad de la que pretendo vivir y está muy bueno poder volver».
Cáffaro y la selección
Fran a lo largo de su carrera, tuvo y tiene una vida relacionada a las selecciones nacionales de cada categoría. Con la «Celeste y blanca» jugó tres mundiales; España (U17), Egipto y Grecia (U 19).
Hoy ya cuenta con entrenamientos en la selección mayor. «Sé que pronto entrenarán de nuevo. Ojalá que me convoquen. Lo que sea me sentará bien y seré feliz. Iré paso a paso, no tengo apuro para nada, así que si me convocan, bienvenido».