Los servicios de cosecha alcanzan subas del 28%

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– Entre campañas, el rubro de conservación y reparaciones es el que más aumentó, por encima del 30 por ciento. Los servicios de contratistas rurales para las labores de cosecha en la actual campaña agrícola 2012/2013 computarán incrementos promedio de 26 a 28 por ciento en relación con la campaña anterior, según informó el diario La Voz del Interior de Córdoba.

Estas variaciones surgen de los valores orientativos suministrados por la Federación Argentina de Contratistas de Máquinas Agrícolas (Facma). De manera periódica, la entidad confecciona una lista de precios basada en costos operativos reales y calculados por los propios contratistas.

Guía para operadores. «Son costos con parámetros técnicos que elevamos al Ministerio de Agricultura de la Nación (donde se ha creado la Dirección Nacional del Contratista Rural e Insumos Agrícolas) e incluso son tomados en cuenta por la Justicia en caso de litigios en la actividad. Pero, en suma, representan una guía para que contratistas y productores puedan realizar de manera correcta la incidencia económica de este servicio», explicó Norberto Ferrucci, integrante de Facma.

El costo de combustibles y lubricantes, con una participación del orden del 25 por ciento en la operación de cosecha registra incrementos del 24 por ciento, según los cálculos de la entidad nacional.

En el caso de Córdoba, esta variable tendrá una incidencia relativa mayor a partir de la puesta en vigencia de la tasa vial provincial sobre los combustibles, de entre 20 y 40 centavos por litro, según las calidades del gasoil.

Para el cálculo nacional se tomó un gasoil de 6,50 pesos por litro, contra 5,25 pesos de la campaña anterior (a diciembre de 2011).

La lista de precios varía para cada cultivo, no sólo en función de los componentes del costo de la maquinaria (conservación y reparaciones, combustibles y lubricantes, personal, costo de propiedad o amortizaciones), sino también en función de una escala de rendimientos.

Rangos. Así, por ejemplo, ese rango en el caso de la soja varía entre un mínimo de 10 quintales por hectárea a un máximo de 50, con un valor intermedio de 24 quintales.

Entre esas puntas, la tarifa orientativa fluctúa de los 341,6 a 621,1 pesos por hectárea. También se contempla la prestación de los equipos, que se componen de dos cosechadoras y dos o tres tracto tolvas, según los casos.

En el caso de la soja, se trata de una cosechadora categoría B, de 280 HP, con una capacidad operativa de 4,39 hectáreas por hora.

Como puede verse en uno de los cuadros, para el caso de rendimientos medios, los costos de contratistas comparados entre diciembre de 2011 y diciembre de 2012 arrojan incrementos de 28,4 por ciento para soja, 26,3 por ciento para maíz, 27,7 para girasol y 29,4 por ciento para sorgo.

Entre los principales componentes del costo sobresale el ítem «conservación y reparaciones» con incrementos que se acercan y hasta superan el 30 por ciento entre campañas.

Luego, con variaciones del 24 por ciento se ubica el de combustibles y lubricantes y con un nivel de ajuste algo menor los gastos de personal.

Si bien los propietarios de equipos de cosecha reconocen que esta campaña se presenta con una mejor perspectiva en cuanto al volumen total de la producción agrícola nacional, los empresarios se muestran cautelosos.

Toman en cuenta que el trigo y el girasol no entregan altos rendimientos, la cosecha de cebada tiene castigos por calidad y se presentan «problemas serios» de cobranza en los servicios agrícolas.

En algunas zonas todavía se está sembrando debido a los excesos hídricos o por falta previa de agua y cada día que se retrasan estas labores son quintales que se pierden en el balance final. El magro resultado de la cosecha en 2012 también afectó al mercado de maquinarias y la renovación o la incorporación de nuevas unidades.

Perfil profesional. El contratista local ha ido sumando equipamiento de alta tecnología y experiencia para desarrollar un trabajo profesional. Pero enfrenta altos costos por ejemplo para el traslado de la maquinaria hacia las distintas zonas de cultivo.
La sociología rural muestra que hay menos productores, con más superficie, en la que se gerencian altas inversiones y se tercerizan las labores. «Los pools de siembra no tienen ni un tornillo», suelen graficar los contratistas. Estos actores realizan en el país entre el 60 y el 70 por ciento de las labores de siembra, fertilización, protección de cultivos y cosecha y acarreo de los granos.

Los grandes productores vuelcan inversiones en semillas e insumos, en logística y comercialización, y demandan de los contratistas un trabajo en el campo con alta tecnología: las prestaciones de las máquinas apuntan a la eficiencia y la precisión, con una puesta a punto que depende de diferentes variables, desde el clima, el tipo de suelos o la genética y la calidad de las semillas.

Fuente: Edición Rural

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