La cúpula chavista se reunió en Cuba en una cumbre de emergencia – Estuvieron presentes el vice Maduro y otras cinco figuras clave del gobierno. La realización o no de la jura de Chávez el 10 y la transición, temas de la agenda. A una semana del día en que Hugo Chávez debe asumir su cuarto mandato, la cúpula del chavismo se reunió ayer en La Habana, donde el líder venezolano batalla contra un cáncer muy agresivo en su zona pélvica. El hecho, inusual en la historia del poder bolivariano , revela la dimensión del momento pero, a su vez, permite entrever de qué manera se vienen posicionando las distintas corrientes internas que conviven en el movimiento.
Poco y nada se sabe del tumor, salvo que compromete de tal manera su salud que le impediría jurar el cargo el 10 de enero. Muchos, incluso, no descartan que termine minándolo definitivamente. Este hecho de inusitada gravedad es lo que ha disparado una serie de rumores sobre el futuro de Venezuela que, al mismo tiempo, también mantiene en vilo a los cubanos.
Chávez está internado en la isla desde el último 10 de diciembre, cuando anunció que debía operarse de su tumor por cuarta vez en un año y medio y bendijo públicamente a su vice y canciller, Nicolás Maduro, como su sucesor en caso de que no pudiera retornar a la presidencia. El hecho arrojó un poco de claridad sobre quién quedaba formalmente al mando, pero también acrecentó las disputas entre facciones rivales en el chavismo, que siempre habían mantenido una tensa armonía sostenida por el poder magnético de Chávez.
Las dos cabezas más visibles de ese cuerpo áulico son Maduro, en su condición de vice y canciller, y favorito de los Castro; y el presidente de la Asamblea Nacional, el ex militar Diosdado Cabello, que representa una línea más pragmática e interesada no tanto en el pasado revolucionario de la isla sino en las posibilidades de negocios que genera un sistema cerrado como el chavista. Junto a Maduro se alinea el ministro de Minas y Energía, Rafael Ramirez, quien es el presidente de la estatal petrolera PDVSA, la gran caja financiera del chavismo. Cabello, en cambio, recuesta su peso interno en sus sólidos lazos con sus camaradas de armas y con el sector empresario que amasó fortunas bajo el chavismo, conocido como los «boliburgueses».
Todos se hallaban ayer en La Habana, aunque Maduro y Cabello viajaron tarde de regreso a Caracas, donde poco después, en un acto en una planta de café, negaron que existieran diferencias entre ellos. «Estamos aquí unidos, hermanados, y hemos jurado fidelidad frente al comandante», dijo Maduro mientras Cabello estaba a su lado.
En la capital cubana se hallaban también Adán Chávez, el más político de los hermanos del presidente y reelecto como gobernador de Barinas –el Estado natal de la familia presidencial– en los comicios del último diciembre; la procuradora general y esposa de Maduro, Cilia Flores; y el ministro Arreaza, quien es yerno de Chávez.
Nada trascendió del encuentro. Pero se estima que el tema de la transición de cara al 10 de enero, el reparto de áreas de influencias y de intereses materiales y la manera en que se irá informando de un modo más veraz de la salud de Chávez ante una opinión pública muy sensibilizada fueron asunto de discusión.
La preponderancia de La Habana como ámbito de encuentro, con todo, no se debe tanto –como suele pensarse– a su peso específico en la política de Caracas. Los que conocen la relación de fuerzas saben que, al revés, es el régimen comunista el principal beneficiario de petróleo y créditos baratos. De allí, entonces, que muchos en la cumbre del poder comunista isleño se interroguen a estas horas cómo harán para financiar su economía si Chávez sale de escena y ven menguado el soporte que viene de Caracas. Este es otro de los temas esenciales a considerar en el futuro inmediato.