La siembra directa es más eficiente que la pulverización

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– Con la llegada de la Siembra directa a la Argentina, pionera en esta práctica, se intensifico la aplicación de tecnología en sembradoras y pulverizadoras. Pero en lo que respecta al control y la calidad de la siembra, hubo una evolución notable, pero no ocurrió lo mismo con las prácticas en pulverización.

En la actualidad ya no se habla de kilos de semillas por hectárea, ahora se mide la cantidad de plantas logradas por m². Sin embargo en relación al manejo y control de aplicaciones de agroquímicos, no se produjo la misma dedicación y atención de los técnicos como de los productores.

Se sigue hablando de lts de agua /ha y no se miden las condiciones, la calidad de aplicación y otros parámetros relativos a la gota de cada pulverización.

La introducción al sistema de producción de la Soja RR y el uso intensivo del glifosato contribuyo a afianzar esta conducta, ya que el aumento de dosis encubre los errores disimulándolos, así las fallas en las aplicaciones pasan sin ser percibidas y disminuyendo la eficiencia de las mismas, así lo consigna un trabajo publicasdo por AAPRESID.

Actualmente, el aumento en los costos de producción, la aparición de malezas tolerantes a glifosato, la introducción del Maíz RR en las rotaciones (manejo del maíz guacho con graminicidas) y la obligación de producir bajo sistemas sustentables, hace que enfoquemos nuestra atención en las aplicaciones; admitamos y comprendamos que debemos hacerlas con alta precisión, eficiencia y eficacia.

Esto significa medir las condiciones ambientales al momento de la aplicación (T°, HR%, velocidad y dirección del viento), así como determinar a través de tarjetas hidrosensibles la cantidad y tamaño de los impactos producidos a cielo descubierto y en el blanco objetivo, para luego medir eficiencia (cuanto principio activo llego al objetivo).

Con un ejemplo muy practico, como es el de una lluvia torrencial de 1 mm (gota grande), que nos sorprenda en pleno campo (esto representaría un volumen de 10000 lts /ha de agua), si pudiéramos refugiarnos bajo un árbol, veríamos que prácticamente no nos mojamos.

En cambio si esa misma lluvia de 1 mm la dividiéramos en gotas mas chicas (una llovizna) los resultados cambiarían, debajo del mismo árbol ahora si nos mojamos debido a que las gotas son más livianas y tienen muchísimo más movimiento, con una pequeña brisa la llovizna nos envuelve.

En este simple ejemplo observamos que para penetrar un cultivo y llegar a la zona basal lo importante es producir un correcto tamaño de gota más que aumentar el volumen de aplicación.

El pequeño manual que acompaña a las tarjetas hidrosensibles nos muestra 3 tamaños de gotas (200,300 y 400 micrones), con 3volúmenes diferentes (20,30 y 40 lts/ha).

Las gotas de 200 micrones, servirían para las aplicaciones más exigentes, por ejemplo un cierre de surco en soja, fungicida en soja, donde el objetivo sea penetrar y llegar a la parte basal del cultivo.

Si el volumen lo aumentamos aun mas, los impactos se superpondrían disminuyendo la eficiencia por efecto de dilución del principio activo. La aplicación con parámetro de calidad solo por volumen aplicado es un gran error.

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