Por Francisco Díaz de Azevedo
Caía la tarde sobre la ciudad de El Trébol y la plaza San Martín se volvía bucólica y anodina. Pero en pocos minutos, una marea humana, conmovedora y enérgica ganó las calles.
Mujeres y no pocos hombres, con carteles, invadieron el patio cívico de la plaza para pedir justicia y elevar un ruego al cielo.
Era la ciudad de El Trébol, que con un sólo grito se unió pidiendo justicia. Era una sociedad, cansada de la violencia y de los femicidios, que con la voz firme y un puñado de lágrimas imploró por el alma de la víctima pero por sobre todo, busca la respuesta de una justicia que no debe demorar en actuar.
Más de 350 personas, comenzaron a desandar calle San Lorenzo, con la parroquia San Lorenzo Mártir como testigo. Con velas en las manos, ganaron calle Rosario, tomaron Juan Francisco Seguí y así hasta abrazar la plaza por completo.
Al final, al grito de «Florencia» no dejaron de aplaudir.
La marcha fue convocada por un grupo de mujeres sindicalistas, pero en pocas horas se sumó el pueblo. Estuvo el intendente, todos los concejales, representantes de agrupaciones, niños y ancianos.
Faltaron algunos, los que no sabían o los que protestan a veces y a veces miran para otro lado.
Pero el grito de justicia se hizo escuchar. Lo dijo un pueblo a pulmón. Por Florencia, por cada mujer, por «ni una menos». Por un «nunca más».