Por Francisco Díaz de Azevedo
La noche del Concejo en la Apertura de Sesiones 2019 tuvo un leit motiv casi único. La conciliación entre Ejecutivo y Oposición tras un año 2018 y un comienzo de 2019 con fuego cruzado de alto voltaje.
Casi como si estuvieran de acuerdo, los unos y los otros hablaron de diálogo y de consenso.
El Presidente del Concejo Marcelo Racca tomó la palabra en la apertura de la ceremonia y se refirió al tema diciendo: «Nos hace falta diálogo entre todos en medio de la crisis. Tenemos que hacer crecer al Concejo como institución. El pedido que le hago a los señores Concejales y al señor Intendente es diálogo y no judicializar el Concejo».
Por su parte, el propio Fernando Almada manifestó: «Nosotros tenemos una responsabilidad muy importante y es apostar a la paz social y al diálogo. Aportaremos nuestro granito de arena. A veces, todos, los otros y nosotros no contribuimos. Ojalá podamos encontrar puntos de acuerdo que tienen que existir».
Este tono conciliador suele verse en el inicio de sesiones de cada año. En cada marzo queda la sensación de que hay una predisposición, que históricamente se diluye tan rápido como un saco de té en el agua caliente.
La concejal Jésica Ledesma opinó que «el Intendente hizo una propuesta de trabajo en conjunto entre él y los seis concejales. A fin de año logramos acciones en conjunto pero fueron las menos y hubo muchas peleas. La gente nos está pidiendo algo superador».
La crisis política de la ciudad suma heridas que tardarán mucho en cicatrizar. Almada fue a la justicia y la oposición aportó pruebas. Un tema que sin dudas rompió algo muy delicado en el seno de las relaciones bilaterales.
Rossi fue intimado por Bonelli y la sangre llegó a los medios. Cómo quedará esta situación, entre un edil de peso de la oposición y un miembro de un área fuerte del gabinete y además candidato a Concejal?
Cuando los trapitos salen al sol, es muy difícil lavarlos, secarlos y volverlos a guardar.
Por su parte, el Concejal Gustavo Rossi fue más allá, proponiendo el diálogo entre los funcionarios y la gente: «No quiero que sea algo discursivo. Que no quede en algo sólo de inicio de sesiones. Que el ciudadano tenga la posibilidad de una vez por mes vernos con el Intendente en algún barrio. Que nos vea juntos. Hay que incorporar al ciudadano», dijo.
Y la edil Natalia Sanchez disparó sutilmente: «El diálogo es fundamental y ojalá no sea sólo en la apertura de sesiones. Nosotros pedimos durante el año su presencia y no vino y fuimos al Municipio y no nos recibió. Es necesario plantear un nuevo diálogo».
Juan Carlos Almada manifestó: «Será un año político muy complicado y la gente nos pidió que nos dejemos de pelear y que instalemos un nuevo sistema de acuerdos. Se puede. Tenemos Concejales muy inteligentes y muy capaces».
Se necesitará mucha madurez política para llegar a buen puerto con el deseo de todos, expuesto en la fresca noche del 12 de marzo. Se necesitará perdonar, olvidar y hasta aceptar errores desde ambas partes.
Se podrá? Difícil. El archivo se agranda en estos días. Todos llevaron la bandera blanca de la paz. Una paz que no tiene el país desde hace 15 años.
Sería histórico que una pequeña ciudad del departamento San Martín, en el centro oeste de la Argentina, tome la posta de la refundación de una Argentina que muere día a día, poniendo el diálogo por sobre los intereses comunes.
El político nunca entendió un concepto básico. Y es que el ciudadano común no quiere rencillas de intereses sino ver a gente unida sacando a flote una realidad. Nunca le entró en la cabeza este punto a pesar de que lo sabe. El empleado, el obrero, Doña Rosa, el estudiante, el empresario, el ciudadano argentino que no tiene intereses políticos, es decir, el 95% de los argentinos, quiere otro tipo de proceder en la clase política. No lo comprenden, no lo aprenden y es triste saber que quizás nunca lo lleguen a hacer.
La clase política vive a ambos lados de una grieta cada vez más ancha y más profunda. Y es tan grande la zanja, que el ciudadano común cae cada día en ella y muere en el intento de salir, ante la fría mirada de quienes nos dirigen.
Dios quiera que el mensaje del martes sea sincero. Sería un buen inicio de caras a la esperanza. Sino, una vez más, serán víctimas de los archivos.