– Nuevas tendencias en fertilización: incorporar zinc; usar arrancadores «complejos» y aplicar nitratos para cuidar mejor el ambiente. La fertilización del trigo requiere de nuevos productos para mantener y aumentar su productividad, debido a que los suelos necesitan recuperar nutrientes. Además, las demanda social exige una agricultura responsable que se preocupe por el ambiente.
Son nuevos desafíos de los cuales surgen «nuevas tendencias» en el manejo agrícola. «La tendencia mundial es al uso de fertilizantes más complejos y completos que le den al productor la seguridad de tener cubiertas desde el inicio todas las necesidades del cultivo», destacó la ingeniera agrónoma Margarita González, gerente de Desarrollo de Mercado de Yara Argentina, empresa de origen noruego que busca reposicionarse en el mercado nacional con productos que consideran superadores de la urea, el fertilizante en base a nitrógeno más difundido en la Argentina.
En una presentación realizada ante algunos medios de prensa, el ingeniero agrónomo Gustavo Elías -de la misma firma, enumeró los tres nuevos requerimientos a la hora de la fertilización: zinc, arrancadores y nitratos.
Zinc
Se trata de un mineral que interviene en procesos como la producción de hormonas de crecimiento y las proteínas, y en la fotosíntesis y crecimiento de las raíces al inicio del cultivo. Ocurre que cuando se dan condiciones predisponentes en el suelo y el ambiente, el zinc ve afectada su disponibilidad. Estas condiciones son los suelos fríos o con altos contenidos de fósforo o de calcio; así como los suelos fosfatados y de baja materia orgánica.
«Si estas condiciones están presentes, el zinc no estará disponible para el trigo lo absorba», ilustró Elías. Recordó que el umbral para la fertilización es que el micronutriente esté presente en 1 parte por millón -a partir de este nivel hay respuesta al aporte del fertilizante-.
A la hora de la aplicación recomendó hacerla en la semilla (por sobre la aplicación al suelo o foliar) ya que permite «una disponibilidad inmediata en las primeras etapas del cultivo» y será la que a postertiori dé una mayor respuesta en rendimiento. También aconsejó elegir un fertilizante con alta concentración de zinc -permite aplicar menores dosis a la semilla-, que sea compatible con insecticidas, fungicidas y curasemillas, y que posea formulaciones con adherentes y polímeros de baja emisión de polvo.
Arrancadores
La «segunda tendencia», al entender de Yara, es al uso de un fertilizante ‘arrancador’ «que brinde al cultivo todos los nutrientes necesarios desde las primeras etapas, permitiendo una mayor biomasa tanto aérea como radicular al absorber el agua y los nutrientes para darle al trigo un crecimiento inicial vigoroso y homogéneo».
Para esto el fertilizante arrancador debe tener ciertas caraterísticas:
-Uso de mezcla química (por sobre las mezclas físicas) «para que cada grano tenga la misma proporción de nutrientes y realizar así una aplicación pareja». Esto no se logra con las físicas.
-Una oferta balanceada de nutrientes. Los principales del trigo son nitrógeno, fósforo, potasio, azufre y magnesio.
-Disponibilidad física del nutriente. El granulo del fertilizante debe disolverse en tiempo y forma correcta para que la raíz pueda absorberlo.
-La forma química del nutriente debe ser la que garantice la mayor disponibilidad; en el caso del nitrógeno bajo la forma de nitratos; en el caso del fósforo, los polifosfatos; y en el caso del azufre, como sulfato.
-Baja fitotoxicidad. Permite una seguridad en la aplicación del fertilizante -con la semilla a la siembra- y efectuar mayores dosis.
Nitratos
La tercera tendencia es el uso del nitrato, la forma química con la que los cultivos absorben el nitrógeno. «La nutrición con nitratos evita la pérdida de nitrógeno por volatizalición del amoníaco, como sucede en el caso de la urea. Por otro lado, permite ampliar la ventana de aplicación porque tenemos una absorción inmediata por parte del cultivo», describió Elías.
Otra ventaja es que se pueden aplicar dosis de acuerdo a la expectativa de rendimiento que se determine al fin del macollage, «cuando es mas certero predecir el rendimiento esperado que al momento de siembra», dijo el ingeniero agrónomo. Apuntó también que los nitratos son menos dependientes de las condiciones ambientales para su correcto uso.
Y tendría ventajas para el ambiente. «En ensayos de larguísima en Inglaterra -afirmó Maergarita González- se ha comprobado que la huella de carbono de la urea, es decir la emisión de gases de efecto invernadero, dentro de las plantas en donde se la fabrica es menor que la que produce el nitrato. En cambio, en el campo, al evaluarse el ciclo de vida completo del fertilizante y de su huella de carbono, al final del día el nitrato tiene menor emisión de gases que la urea, casi la mitad».