Ante el Congreso de EE.UU, el Papa pidió la «abolición global de la pena de muerte» – «Cada vida es sagrada, cada persona tiene una dignidad inalienable», dijo, en un país donde la pena capital está vigente. Además se refirió a la pobreza, el fundamentalismo, la inmigración, los refugiados, el cambio climático, el diálogo, la pena de muerte y el comercio de armas. En un histórico mensaje en el Congreso estadounidense –la primera vez que un Papa habla en ese recinto- Francisco reclamó ante los legisladores sobre la pobreza, el fundamentalismo, inmigración, el cambio climático, el diálogo, la pena de muerte y el comercio de armas, todos temas sensibles para los políticos de Estados Unidos.
Ante las dos cámaras reunidas en una sesión especial, el Papa pronunció su discurso en inglés. Fue uno de los momentos más esperados de su gira a los Estdos Unidos, que comenzó el martes en Washington y culmina el domingo en Filadelfia. Fue uno de los mensajes más políticos que probablemnte se le escuchen al Papa en este país. Francisco había sido invitado por el presidente de la cámara de Representantes, John Bohener, católico, que había intentado por 20 años tener a aun Pontífice en el recinto. Finalmente Francisco le dio el sí que le negaron Juan Pablo II y Benedicto XVI. En su primera visita a Estados Unidos, tenía cosas que decir ante este Congreso dominado por republicanos conservadores, que muchas veces dificultan las iniciativas propuestas por el presidente Barack Obama.
Calificó a este país como «la tierra de la libertad y el hogar de los valientes» y llamó a los legisladores a «estimular el crecimiento de todos los miembros de la sociedad, especialmente alquellos en situación de gran vulnerabilidad y riesgo». «La acción legislativa siempre esta basada en el cuidado de la gente».
Para hilvanar su discurso, Francisco eligió a cuatro figuras históricas de Estados Unidos –Abraham Lincoln, Martin Luther King, Dorothy Day y Thomas Merton–, que ayudaron a «moldear los valores que permanecen en el espíritu estadounidense».
En un mensaje contra los fundamentalismos, Francisco evocó a Lincoln y pidió evitar caer en la «tentación» del «reduccionismo simplista que ve solo el bien y el mal» o «los justos y pecadores». «El mundo de hoy requiere que confrontemos toda forma de polarización». Y llamó, en lugar de imitar al enemigo en su odio y violencia, a responder con «esperanza», paz y justicia.
Luego se refirió a los inmigrantes y para eso evocó a King, el líder que luchó por los derechos civiles en los años 60. «La gente de este continente no tenemos miedo a los inmigrantes porque la mayoría de nosotros alguna vez fuimos extranjeros. Se lo digo como hijo de inimgrantes». Tuvo palabras también sobre los nativos y se refirió a los derechos de los que estaban antes en el continente y que fueron colonizados. «Aquellos primero contactos fueron a veces turbulentos violentos». «No debemos repetir los pecados y los errores del pasado», señaló.
Y, en una referencia bien actual, el Papa señaló: «El mundo enfrenta una crisis de refugiados de una magnitud que no se ha visto desde la Segunda guerra. Esto nos presenta un gran desafío y decisiones muy duras».
Manifesftó además que hay que estar atentos a cualquier forma de fundamentalismo, relgioso de cualquier otro tipo. «Se requiere un equilibrio delicado para combatir la violencia en nombre de la religion, ideologia o sistema economico».
En un mensaje bien directo, en uno de los países donde más ejecutados hay en el mundo, el Papa pidió «la abolición global de la pena de muerte». «Estoy convencido de que es la manera es la mejor, dado que cada vida es sagrada, cada persona tiene una dignidad inalienable, y la sociedad solo puede beneficiarse con la rehabilitación de los presos».
También mencionó a Dorothy Day, la fundadora del Movimiento de Trabajadores Católicos por su activismo social y el trabajo en favor de los oprimidos para hablar sobre pobreza. «Sé que ustedes saben que hay que hacer aún más» contra la excluidos, dijo.
«Hay que hacer un gran esfuerzo para la creación y la distribución de la riqueza», subrayó Francisco.
Luego se refirió a la encícilica Laudato Si para concientizar sobre los esfuerzos de cuidar el medio ambiente «causado por el deterioro de la actividad humana». «Sé que podemos hacer la diferencia y no tengo dudas de que Estados Unidos –y este Congreso– tienen un rol importante que cumplir. Es tiempo de acciones valientes», dijo, en uno de los mensajes más directos a los legisladores, muchos de los cuales se oponen a limitar los gases contaminantes.
Sin nombrarlos, el Papa se refirió al reciente deshielo entre Cuba y EE.UU y también al pacto nuclear entre Washington y Teherán. Citó entonces a Thomas Merton (1915-1968), un monje y escritor estadounidense, quien fue «un hombre de diálogo, un promotor de la paz entre los pueblos y las religiones». «Cuando los países se abren al diálogo… nuevas oportunidades se abren para todos». Y, en un fuerte espaldarazo a Obama, agregó: «un buen líder político es uno que, con los intereses de todos en mente, ve el momento con un espíritu de apertura y pragmatismo. Un buen líder político siempre opta por inicar un proceso en lugar de procesar espacios».
Llamó a frenar el comercio de armas para terminar con los conflictos.
«El dinero que se transforma en sangre, muchas veces en sangre inocente. Frente a este silencio vergonzante, es nuestro deber de confrontar el problema y frenar el comercio de armas», dijo el Papa argentino.
Para finalizar, habló de la importancia de la familia y de las dificultades de los jóvenes de comenzar una porque no ven posibilidades en el futuro. Al finalizar su discurso, el Papa salió a un blacón a saludar a la gente que lo esperaba en los alrededores y que había mirado su histórico mensaje por pantalla gigante.
Fuente: Clarin.com