Ya es raro encontrar un horario sin robos en la ciudad. Los rateros y los avivados andan al acecho en cada momento.
Y así le pasó a la familia Bovo en la tarde del martes.
A las 15 hs. María Cristina Rusitti había salido de su vivienda a hacer unos mandados mientras su esposo, Edison estaba en el hogar.
De repente, Edison, que estaba en el baño, escucha ladrar nerviosamente a su perrito raza Salchicha. Al salir, sorprende a un sujeto que corriendo escapa por la puerta de la cocina, toma el corredor lateral y huye de la casa.
«Mi marido apenas lo pudo ver, menos mal que no lo golpearon porque tiene una operación de corazón abierto de la cual aún se está recuperando. Sólo se percató que tenía una gorra blanca y una remera roja», señaló a El trébol Digital María Cristina.
El sujeto ingresó por el portón del pasillo, que da a la puerta lateral que conduce a la cocina y de allí se dirigió a la habitación del kiosco que está a unos pocos metros.
La familia Bovo realizó inmediatamente la denuncia en la Comisaría IV de la ciudad. «Nos faltó la billetera con unos $ 300 en cambio y seguramente algo del kiosco, porque cuando escapó se le cayó en el pasillo un atado de cigarrillos», explicó la dueña del kiosco, de calle Dorrego 432, frente al Jardín Dulce de Leche.
Finalmente Rusitti señaló: «Lo triste no es lo que llevaron, sino, que ya no podés estar tranquila en tu casa a ninguna hora del día».
