Hay eventos que marcan a las personas y las transforman para siempre. Y eso sucedió y sucede cada vez que una mujer es parte del Encuentro Nacional de Mujeres.
El pasado fin de semana largo, se realizó en la ciudad chaqueña de Resistencia la 32º edición de este encuentro con la participación record de 70 mil feministas de todo el país y América Latina.
El Trébol estuvo presente y fue parte de esa manifestación que intenta conquistar derechos y pelear por un mundo sin violencia hacia las mujeres, sin femicidios, sin machismos, sin un patriarcado que someta y principalmente, un lugar libre que permita elegir sobre su cuerpo.
Durante casi tres días, Camila Fernández, Victoria Bonelli, Valeria Pedro y Amparo su pequeña niña de 2 años y quien suscribe, Melisa Barrios, fuimos parte de las infinidades de talleres que hubo y de los espacios de expresión que dispararon distintos debates y puntos de vistas que ayudan a construir pensamientos e ideas que deberán ser transformados en proyectos que indefectiblemente, devengarán en derechos conquistados.
Hay muchas posiciones respecto a este encuentro, y siempre se habla desde el lugar de acusación y crítica por falta de conocimiento o carencia de argumentos, pero desde adentro la visión es otra, es más amena, más igualitaria y empática.
Algunos tal vez se quedan con las pintadas. Esas que ya fueron borradas y subsanadas pero que no condice con las mujeres muertas que no volverán. Otros, se quedarán con los conceptos y para pelear por un mejor presente y el futuro.
Unos hablarán de la violencia vivida de un solo sector y no de violencia machista que reinó en el lugar y ni hablar, de la cobardía final de amedrentar con palos, piedras e insultos a algunas pibas que estaban en la plaza esperando para volver a sus hogares.
Otros nos quedaremos con el amplio debate, con la diversidad etaria y étnica presente, con el compañerismos, con las miradas y con los sueños cumplidos y por cumplir.
El eje central del encuentro fue el “Aborto seguro, legal y gratuito”, la aparición de las mujeres víctimas de trata, la violencia hacia las mujeres y por supuesto el pedido unánime de basta de femicidios.
El aborto es un debate amplio y que genera posturas encontradas pero hay una realidad y esa realidad indica que miles de mujeres abortan cada año en Argentina, y muchas de ellas mueren en lugares clandestinos, en su gran mayoría por carecer de recursos y no poder acceder a un lugar de salud donde puedan estar contenidas y a salvo. Mientras que con una gran hipocresías social, que por lo alto dice que no y por lo bajo accede, las mujeres con acceso económico aborta en lugares adecuados y con contención médica. Una gran desigualdad. El debate definitivamente debe darse.
El encuentro transforma la mente, atraviesa los pensamientos y los deja empapados de experiencias y nuevos sentires. Es un espacio para pensarse y replantearse el “Yo interior” y más importante aún, el “Todo Colectivo”.
Pensarse una y pensarse en la otra. Aquellas que luchas y que no luchan, pero que son parte de lo mismo. La libertad de comenzar a atravesar un mundo más amplio, más igual, más seguro, más sociable, más humano y menos prejuicioso.
70 mil mujeres conviviendo en un espacio en común, organizadas y debatiendo temas la vida misma, temas y hechos que suceden en lo cotidiano y que no son tenidos en cuenta por los políticos de turno, ni ahora ni antes.
