Carolina Costagrande se tomó un tiempito para visitar Argentina, El Trébol y la familia.
Caminó y entrenó en Trebolense, firmó Siautógrafos, se sacó fotos con jóvenes voleibolistas y fue reconocida como nunca antes.
En diálogo con El Trébol Digital dijo: “Siempre me gusta volver a casa. Si bien El Trébol cambió mucho desde aquellas épocas, acá tengo a mi familia”.
Recién regresada de Polonia y de dos temporadas en Turquía, Caro vuelve a jugar a Italia. Logró el 3º puesto en el campeonato polaco y ahora sueña con el regreso a su Italia querido.
“El campeonato en Polonia estuvo bueno. No fue quizás el mejor campeonato pero no estuvo mal. En Turquía fue lo máximo, ganamos todo, jugamos la Champions y hubo un gran nivel. Pero yo mentalmente quise el cambio, bajar un poco y no me quedé allí, me fui a Polonia. No me arrepiento para nada, todo sirve”, contó de los vivido en las últimas tres temporadas.
Al hacer un balance de todo lo vivido en los últimos años, Caro contó: “Cada país es diferente. Lo de Turquía fue muy grosso pero la comunicación con la gente cuesta. Lo de Rusia fue extremadamente frío. Yo no estaba preparada para ir a Rusia, no pensé en lo que me podía encontrar. Cuando jugué en China o en Turquía, antes me preparé”.
Italia querida
Al hablar de su segundo país, Italia, Caro dice casi con emoción: “Igual me quedo con Italia toda la vida. Me siento en casa y el público italiano me sigue. Jugué para la Selección Italiana y yo en vóley me siento italiana”.
De hecho Costagrande volverá a jugar en el Conegliano de Italia. “El club cambió. Se hizo grande. Jugaremos en Trevisso y en esa ciudad está Marito – Martinez -. Necesito volver a la familia, que lo perdí en los últimos seis años que estuve afuera”.
“El Conegliano apunta ganar todo y eso me motiva. Jugaremos Súper Copa, Copa Italia, Champions y la Liga. Es muy motivante”, dice con una luz en sus ojos y agrega: “Yo estoy en el final de mi carrera. Es importante volver”.
El retiro
Caro empieza a pensar en el retiro. De a poco la idea surca por su cabeza. “Me costó estar desarraigada cuando me fui y ahora empiezo a pensar que llega el momento. Uno siente que ya no se recupera como antes. De las lesiones estoy bien, sólo cuida una rodilla. Igual me piden que no deje”, dice a los 35 años.
Mirándose y comparándose con otras jugadoras opina: “No sé si sigo estando entre las mejores del mundo pero la mochila técnica que traigo no me la saca nadie. Ya no sé si tengo que demostrar. Veré si este año gano algo y si soy protagonista. Ahí, íntimamente me autocolocaré en el top ten. Yo digo que me quedan dos años como profesional, pero la gente me dice que me quedan cuatro o cinco temporadas. Iré año a año. Estoy tranquila y quiero disfrutar. No me relajo, sé que esperan cosas de mi en cada club, pero no me desespero”.