– El impacto climático de una secuencia de 40 días de intensas temperaturas (diciembre 2013-enero 2014) y las copiosas lluvias que se dieron desde mediados de febrero hasta fines de abril, fue determinante para que se produjera este retroceso productivo.
Según datos del Ministro de la Producción de Santa Fe (Secretaria del Sistema Agropecuario, Agroalimentario y Biocombustibles) sobre información de las 11 principales empresas de la provincia que representan el 78,13% de la producción total (2.732 tambos) se produjeron 1.017,8 millones de litros en el primer semestre del presente año contra 1.072,4 millones de litros de igual período de 2013. Si se hace una estimación sobre el total de tambos santafesinos (4.149 unidades) la producción total del semestre fue de 1.302,7 millones de litros contra 1.372,6 millones de litros de igual período de 2013 y de 1.408,2 millones de litros de 2012, la más alta del último quinquenio.
Cabe resaltar que la caída comenzó a evidenciarse claramente a partir de marzo cuando la recepción de leche en las industrias descendió un 7% y prosiguió con un 11% en abril y mayo, y un 8% en junio, lo que significa que abarcó cuatro meses de caída de producción interanual tomando la totalidad del otoño y comienzo del invierno.
Sobre la base de una simple estimación en pérdida de dinero, se puede decir que 70 millones de litros a un promedio semestral de 2,80 $/lt, no llegaron a los bolsillos del productor alrededor de 200 millones de pesos o US$ 23,8 millones (dólar oficial) o U$S 14,2 millones (dólar blue).
Si bien no se tienen datos oficiales de merma de producción en la provincia de Córdoba, resulta atinado estimarla en valores similares (ambas cuencas limitan geográficamente), por lo que se duplicarían los 200 millones de pesos de pérdidas.
Si a estos números se agregan las pérdidas por pasturas, mortandad de vacas en producción, descartes anticipados y daños en instalaciones, la cifra resulta cuantiosa y significativa para una importante región que depende en gran medida de la dinámica económica de la lechería. Si se tiene en cuenta que la asistencia desde los estados provincial y nacional a los productores ha sido ínfima, fácil es sacar conclusiones: es altísima la cifra de pérdidas cuyos efectos se trasladarán a la producción de 2015.