El talentoso jugador de Polo es oriundo de la ciudad de El Trébol. ALFREDO CAPPELLA BARABUCCI, llama la atención de todos por sus tremendas cualidades. Con apenas 23 años es un “crack” jugando al Polo, disfruta de un gran presente deportivo y sobre todo, tiene muchisimo futuro.
Hay bullicio desde la Dorrego en Palermo. Salida desde el fondo para Chapaleufú, mientras, allá lejos, Ernesto Trotz, back de La Espadaña, se inquieta por tres cosas: su marca (Marcos Heguy), el sol en contra. y el satélite que caerá en segundos. Pega “El Bombadero” y la bocha vuela, vuela y vuela, hasta caer a unas 100 yardas. La exclamación de la gente se siente desde la platea de enfrente. ¡Qué manera de pegarle, Alex Garrahan! Como aquella vez que, tirando un 60 yardas sobre el arco del tablero, rompió el ventanal del 6° piso del edificio que da a la cancha 1.
Transcurrieron casi 30 años desde aquellos duelos. Hubo buenos pegadores, pero de menor escala. Hasta que, el año pasado, en Alegría, empezó a visualizarse un heredero. Que a los 23 años está haciendo su aprendizaje. El que lo llevará a ser un gran jugador o no. Lo que ya tiene, innata, es la capacidad para hacer viajar la bocha como ninguno. Alfredo Cappella Barabucci, back de Washington, santafecino de la ciudad de El Trébol, llama la atención de todos. Público, rivales y colegas. Con un detalle: el promedio. Muchos le pegan largo 1 de cada 5 remates; para él, son 4 de 5. Altos, a media altura. Indistinto.
“Es uno de los mejores proyectos del polo. Lo enfrenté este año en San Jorge. Estás en la cancha y es impresionante el ruido que hace la bocha cuando te pasa cerca. Nunca vi a un tipo pegarle así. Pero ojo, tiene muy buen timing para cerrar, para cortar, pega buenos backhanders. Es muy prolijo”, analiza el Ruso Heguy.
Cappella Barabucci, sobrino de Hugo Barabucci, no es afecto a hablar mucho de él. Aunque no duda en reconocer su secreto: “Mi tío. Siempre me dio consejos. Pasar primero el hombro y después el brazo, para que el tiro salga lo más limpio posible. No lo trabajo, me sale naturalmente. Debo ejercitar más la dirección”.
En el debut en Palermo contra Ellerstina tuvo cuatro primeros chukkers de altísimo nivel. Incluso, tiró un penal de media cancha que. salió a 4 metros de un poste, llegando casi de aire. Unos 130 metros. “Me hace acordar mucho a Garrahan en cómo complica la defensa rival. Tiene todo el futuro en sus manos. Hoy tiene 8 goles y atraviesa una etapa clave, como nos pasó a todos. Si a su virtud le suma visión y toma de decisiones correctas, será lo que lo diferencie del resto y le haga dar el salto de calidad para ser un potencial crack”, enfatiza Trotz, histórico back de La Espadaña.
Cappella Barabucci tiene un don, pero a la vez cuenta con óptimos recursos defensivos. Un gran backhander y con distancia. Tiene cuestiones por pulir: medir tiempos y prioridades, ya que no siempre es necesaria una ejecución larga, sino intermedia; ejercitar el control en el juego corto para pasar más seguido al ataque, y perfeccionar la dirección, sobre todo en los penales directos. Aunque esta última función, en Washington, la cumpla Facundo Sola. Pero, en rigor, el dueño de los penales, a futuro, debiera ser él. “No quiero ni pensar en lo que debe sentir un rival que, en los penales de 60, se debe poner en el camino a las 30. Intimidatorio”, suelta la ocurrencia Eduardo Heguy.
Cualquiera lo puede imaginar con el driver, poniendo la pelota a 250 yardas en el medio del fairway, pero extrañamente Cappella Barabucci no juega al golf. “Je, no. Me sale para cualquier lado”, admite. Y con timidez, cuando se le pregunta si recuerda algún gol en especial que haya convertido, dice: “No, no me acuerdo de alguno en especial. A ver, como mucho, creo que hice 3 o 4 de media cancha”, apunta como si fuese algo ordinario.
Es inevitable. La pregunta final pasa por la comparación: ¿le pega más que Garrahan? “Sí. Todos los saques aterrizan cerca de media cancha. Impresiona el timing que tiene. Hace rato que no veo a alguien como Cappella. El secreto es ése, el timing, porque si fuera fuerza, sería hacer fierros y listo, y no pasa por ahí. Usa mucho el cuerpo, se lo ve perfecto: todos los tiros por atrás de la pelota. Tener un tipo así en el equipo te facilita el juego. Pero además es muy completo”, expresa el propio Garrahan. Y él mismo remata la historia sin que se lo preguntemos: “Este chico va a romper varios vidrios.”.
Fuente: La Nación