Escultores – Culminó el viernes y los trabajos se preparan para pasar al patrimonio eterno de la ciudad. Una jornada llena de momentos emotivos. Pasó el viernes, pasaron los últimos momentos de retoques, detalles y sutilezas. Cada trabajo comienza a despegarse de su amo y señor y empieza a pasar a ser patrimonio eterno y cultural de la ciudad.
La madera está lista y transformada.
La piedra se desprendió de lo que le sobraba. La chatarra se unió y se fundió buscando una figura universal.
Pasó el viernes, pasó la semana, pasaron las horas y los días. El tiempo le ganó al cansancio. Las horas le ganaron a la somnolencia.
La amistad se hizo fuerte. El arte se fundió entre las masas.
Sólo queda hoy. Sólo queda el despojo final de una semana intensa.
Sólo queda la despedida. Sólo queda soñar con volver a tenerlos. Sólo queda su huella por siempre en la ciudad. Sólo queda el recuerdo.
Porque a El Trébol llegó el arte un día de abril de 2009, y de esa semana quedará la marca eterna del tiempo y la sonrisa de cada escultor que hoy forma parte de nuestros sentimientos.