Una polémica declaración del Papa enturbia su visita a España – Fue un virtual ataque al gobierno socialista y un paralelo con la época previa a la Guerra Civil. Luego dio una misa en Santiago de Compostela.
El Papa lanzó inesperadamente un «auténtico bombazo», como lo calificó un diario español, ante 60 periodistas en el avión especial que lo llevaba a Santiago de Compostela desde Roma. Tras decir que hay un choque entre «fe y laicidad» en España y Occidente, que debería convertirse «en un encuentro y no en un enfrentamiento», Benedicto XVI desencadenó un ataque abierto contra el gobierno socialista del premier Rodríguez Zapatero. Y lo hizo de la peor manera. En España «ha nacido una laicidad, un anticlericalismo, un secularismo fuerte y agresivo, como vimos en los años treinta».
Benedicto XVI trazó así un paralelo entre las épocas de la Guerra Civil, la República Española, el franquismo y el actual gobierno de Madrid. No fue una declaración espontánea porque las respuestas a las preguntas que hacen los periodistas son vistas de antemano y meditadas. El Papa habló 17 minutos con los periodistas que lo acompañaban en el avión y dedicó un buen bloque «al mundo occidental, con su secularismo, su laicidad y la continuidad de la fe», que debe renovarse y responder al desafío de la laicidad.
El caso de España es «muy fuerte». Ha sido «siempre un país originario de la fe». El Papa citó a figuras como San Ignacio, Santa Teresa y San Juan de la Cruz. «Pero es también cierto que en España nació un laicismo, un anticlericalismo, un secularismo fuerte y agresivo como vimos en los años treinta». Esta disputa, «más este choque entre fe y modernidad, ambos muy vivaces, se realiza hoy de nuevo en España».
Un enviado del diario El Mundo, que no simpatiza para nada con Zapatero y los socialistas, escribió que el «Papa marcó el objetivo y la finalidad primordial de poner un dique al laicismo agresivo de Zapatero». Un «¡basta ya!» con un «solemne tirón de orejas» en el que acudió «al penoso recuerdo para nosotros» de los años treinta. El Mundo aclaró que el Papa exagera. «En la España de Zapatero no se queman iglesias ni se persigue a los curas». Las declaraciones de Benedicto XVI «traerán cola, mucha cola», concluye el diario español.
Había mucha menos gente de la que se esperaba en Santiago de Compostela y esto fue una sorpresa. El Papa llegó poco antes del mediodía y fue saludado por los príncipes de Asturias. Después recorrió 10 kilómetros en el «papamóvil» hasta el casco histórico, donde se encuentra la catedral de Santiago Apóstol. Benedicto XVI entró aclamado a la catedral por la Puerta Santa, subió para abrazar la estatua del santo, un ritual que desde hace siglo siguen los peregrinos, y rezó en la tumba de Jacobo, el nombre judío de Santiago, que según la tradición católica predicó en España, volvió a Tierra Santa y fue martirizado en el año 44. Sus restos fueron traídos aquí y hallados en 813 en el lugar donde se ha construido una de las más bellas catedrales románicas.
Por la tarde el Papa presidió una misa en la plaza del Obradoiro ante 7.000 fieles. Europa «debe abrirse a Dios, salir a su encuentro sin miedo», dijo el Papa en la homilía. Su sermón tuvo fuertes contenidos teológicos. Dijo que Santiago, con Jerusalén y Roma, constituyen los tres grandes centros peregrinos del catolicismo mundial.
Europa ha recorrido un camino de nuevas configuraciones desde la posguerra. El aporte central de la Iglesia hacia el continente que, según el Papa, debe constituir el motor y el cerebro del renacimiento cristiano, «se centra en una realidad tan sencilla y decisiva como esta: Dios existe y es el que nos ha dado la vida. Solo Él es absoluto, indeclinable, meta infinita que se trasluce detrás de todos los bienes, verdades y belleza admirables de este mundo». Es una tragedia «que en Europa, sobre todo en el siglo XIX, se haya divulgado la convicción de que Dios es el antagonista del hombre y el enemigo de su libertad», afirmó el Papa al atacar en términos muy críticos al laicismo. Ante el heredero del trono, el príncipe Felipe, y su esposa, un centenar de cardenales y arzobispos más 600 curas que concelebraron, Benedicto XVI dijo que «Dios hará justicia a todos los injustamente humillados de la historia».
El Papa habló en castellano pero también utilizó el idioma gallego. Pidió a los jóvenes que renuncien a «un modo de pensar egoísta».
El Papa dialogó brevemente en la sede del arzobispado de Santiago de Compostela, a 200 metros de la catedral, con el jefe de la oposición conservadora del partido Popular, Mariano Rajoy, quien lo saludó junto con su esposa. Rajoy le reiteró la total sintonía con las enseñanzas del Papa de su partido, que hoy ganaría las elecciones –según las encuestas– y cuya historia ideal se remonta a los años treinta, pero del lado del franquismo en la Guerra Civil. Rajoy promete que, si los populares vuelven al poder, terminarán con iniciativas laicistas del gobierno socialista, como el divorcio express, el aborto y, sobre todo, la ley de matrimonio homosexual.
Caía la noche tras el breve encuentro y el Papa se dirigió entonces al aeropuerto. Fue despedido por los príncipes de Asturias y su avión partió a Barcelona.
Un tortazo al obispo belga
El arzobispo André-Joseph Leónard, jefe de la Iglesia Católica belga, que enfrenta un juicio por sus recientes declaraciones homofóbicas y discriminatorias, recibió un tortazo en la cara mientras oficiaba una misa en la catedral de Bruselas. El incidente fue registrado en vídeo (ver en clarin.com) y sucedió el día de Todos los Santos aunque fue difundido ayer por los medios belgas.
Fuente: Clarín.com