Boca se llevó de Liniers un empate que no le disgusta – Se jugó en segunda el partido en Liniers. Se jugó en segunda el partido en Liniers. Sin cambio de ritmo, sin sorpresa, sin velocidad. Tal vez porque Boca no necesitaba ganar, tal vez porque Vélez no quería perder. El 0-0 quedó instalado y todo el mundo se fue contento; o por lo menos nadie se fue triste. Falcioni y su equipo se mantienen en lo más alto del Apertura. Acumulan 24 partidos sin derrotas y otra vez terminó con el arco invulnerable –sólo recibió tres goles-. Un andar sin obstáculos al título, con ocho puntos de ventaja sobre Racing, escolta y próximo rival.
Vélez, con la cabeza en la Copa Sudamericana, no arriesgó. No estaba dispuesto Ricardo Gareca a ser el que hiciera el gasto en el partido. Por eso Fabián Cubero jugó como central, Augusto Fernández se quedó en el banco –lo mismo Guille Franco-. Y quedó Rescaldani absorbido por la vehemencia de Insaurralde. Y el Burrito Martínez como único responsable de desequilibrar a una defensa que lo esperó escalonada y dispuesta a hacerle sentir el rigor.
Escasearon las jugadas de peligro en un partido que se jugó en la mitad de la cancha. Somoza y Erviti por la visita, Canteros y Zapata para el local. Ese fue el duelo. Un duelo equilibrado, un empate técnico. Pero la velocidad de Clemente rompía con algunos esquemas. A los 15, un pase del lateral dejó mano a mano a Mouche con Montoya. El toque de zurda y la pelota, por arriba del arquero, no terminó de dibujar la parábola, no terminó de caer y terminó acunada en el techo del arco. Después Insaurralde exigió al arquero con un cabezazo de pique al suelo. Lo más claro.
Hubo un momento clave que delimitó las acciones del resto del partido. Cubero le pegó un puntapié a Sergio Araujo –el reemplazante de Blandi, reemplazante de Viatri- y Héctor Baldassi cobró penal. El capitán, Schiavi, se hizo cargo. Pero su remate de derecha, sin potencia, rasante y al medio, fue bien despejado por las rodillas de Montoya. Quedaban 10 para el cierre del primer tiempo, que se jugó al trote.
En el complemento aparecieron los miedos y las especulaciones. Se lateralizó mucho el juego. Creció la figura de Somoza, manejando la pelota en la mitad de la cancha. Pero esta vez Pochi Cávez no gravitó, Mouche no desbordó y Araujo no volvió a filtrarse entre Cubero y Ortiz. Boca movía la pelota de izquierda a derecha, pero sin atacar.
David Ramírez nunca logró hacerse eje y fue reemplazado por Augusto a los 22. El ingreso del volante derecho le dio movilidad y juego a Vélez. Sobre todo por derecha, en sociedad con Martínez. Pero Orion casi no pasó sobresaltos. Un pelotazo que bajó Araujo dejó a Mouche de cara al gol. Pero otra vez apareció Montoya para ahogar el grito. Y no pasó nada más… Vélez intentó con centros que casi siempre eran despejados por los gigantes Schiavi, Insaurralde o Somoza. Boca no tenía obligaciones y con el correr de los minutos se empezó a conformar con un empate tibio y en cámara lenta. Para dar un paso más en el camino al título. Un camino que parece allanado, sólo queda un peaje lejano llamado Racing. Pero como hoy contra Vélez, con unas pocas monedas en el bolsillo a Boca le alcanzará para saltar la barrera y seguir en segunda, al trote, hasta ser campeón.
Clarin