El ministro brasileño acusado de corrupción va al Congreso a defenderse – El funcionario fue objeto de denuncias de presunta corrupción publicadas el sábado por el semanario Veja , de San Pablo. En Sudáfrica, donde llegó ayer de gira, la presidenta brasileña Dilma Rousseff defendió a su ministro de Deportes, Orlando Silva, acusado de corrupción, y subrayó que su gobierno tiene «principios democráticos y civilizados. Nosotros damos por presupuesta la inocencia del ministro», lo que significa que es preciso antes de condenarlo demostrar su culpabilidad. Dilma, quien se aproximó a los periodistas que la acompañan en la visita para responder a las inquietudes por este caso, aclaró que las negociaciones con la Federación Internacional del Fútbol por el Mundial de 2014 están en manos del gobierno federal y no del ministro.
El funcionario fue objeto de denuncias de presunta corrupción publicadas el sábado por el semanario Veja , de San Pablo. Esta revista utilizó una entrevista con un policía y ex militante del Partido Comunista do Brasil, al que también pertenece Silva, para involucrarlo como jefe de un esquema de coimas que serviría para financiar campañas del oficialismo.
Ayer, Silva volvió de Guadalajara, México, donde estaba por los Juegos Panamericanos, y en conferencia de prensa, volvió a negar la historia. Dijo que son «calumnias» y pidió a la Policía Federal que investigue todas las acusaciones.
Hoy se presentará ante el Congreso para responder las preguntas de los legisladores. Su colega de Justicia, José Eduardo Cardozo, instruyó a la Policía para que investigue la supuesta recepción de coimas por parte del ministro. Recordó que Silva está dispuesto a colaborar para esclarecer el caso y permitirá el quiebre del secreto telefónico y bancario.
Uno de los flancos más complicados para el funcionario es precisamente su participación decisiva en la articulación de Brasilia con la FIFA. Al punto que la organización mundial y la Confederación Brasileña de Fútbol creen que su eventual salida dejará al gobierno «inerme» para negociar las divergencias que surgieron entre ambas organizaciones y Dilma.
La presidenta, desde Pretoria, reiteró que ese no es un asunto ministerial sino de ella misma. «El gobierno federal acompaña de cerca esta cuestión. Hace unos días en Bruselas me encontré con un representante de la FIFA. Le dejé claro que el gobierno no va a alterar ninguna legislación brasileña y para mí estuvieron de acuerdo».
Desde que Dilma asumió, el 1º de enero de 2011, ya debieron irse cinco ministros. Todos, como Orlando Silva, eran «herencia» del ex presidente Lula da Silva. El primero en caer, en mayo, fue el ex ministro jefe de la Casa Civil (coordinador del gabinete) Antonio Palocci. Se lo acusó de «enriquecimiento personal» que no se explicaba sólo por el salario. La segunda baja fue la del ex ministro de Transportes Alfredo Nascimento, quien renunció luego de que Veja publicó informaciones sobre una mafia que cobraba coimas en ese ministerio. El tercero fue Nelson Jobim, de Defensa. Pero en su caso no mediaron denuncias de corrupción sino una aparente disconformidad de este político con el estilo de conducción presidencial.
La cuarta baja fue el ministro de Agricultura, Wagner Rossi, tras la difusión de denuncias de corrupción en la Compañía Nacional de Abastecimiento, dependiente de ese organismo. El quinto fue Pedro Novais, de Turismo, quien protagonizó varios escándalos, como el uso indebido de dinero público para gastos personales.