La Selección y el dóping, un escándalo cada vez mayor – Maradona había denunciado que no existieron. Y Grondona lo había ratificado. Si es cierto que «todo pasa», también es cierto que a veces tarda en pasar. A 18 años del repechaje entre la selección Argentina y la de Australia por una plaza al Mundial de Estados Unidos de 1994, Julio Grondona admitió haber eliminado los controles antidóping de aquellos partidos para «evitar riesgos» porque el equipo nacional incluía a Diego Maradona. Dijo, además, que lo hizo tras acordarlo con las autoridades del fútbol australiano. Ya era escandaloso el reconocimiento de la maniobra y se potenció ayer cuando dos dirigentes australianos desmintieron a Grondona.
«Puedo decirles con absoluta certeza que no hay forma en el mundo de que hayan hecho algún acercamiento conmigo, con la junta directiva o con los entrenadores, y que hayan venido directo con nosotros para hacer un trato sobre ese asunto. Y, con toda franqueza, nunca lo hubiéramos aceptado», declaró Ian Holmes, quien en 1993 era director ejecutivo de la Federación Australiana de Fútbol (FAF). John Constantine era el presidente de la FAF y señaló ayer, también al Sydney Morning Herald que «si hubieran venido con una propuesta así, no la hubiera aceptado. Había especulaciones de que los test podrían ser suspendidos porque venía Maradona pero si hubiera habido acuerdo, yo lo habría sabido». Lo que no explicaron es por qué permitieron que no hubieran controles. Paul Wade, capitán de aquel equipo australiano, recordó que Argentina tenía tanta presión por clasificarse al Mundial que no le sorprendería que hubieran recurrido a sustancias prohibidas y dijo que estaba «absolutamente destrozado» al conocer las declaraciones de Maradona.
Porque fue Maradona quien encendió la mecha cuando dijo que el plantel que conducía Alfio Basile tenía vía libre para tomar «café veloz» y provocó la explicación de Grondona. Sin embargo, el astro también se chamuscó cuando explotó la bomba: varios ex compañeros (Mac Allister, Pérez, Borelli) lo criticaron por haber expuesto a la duda pública a todo el grupo y otros, que no pidieron ser identificados, le dijeron a Clarín que sienten un profundo malestar con la antigua estrella.
Aquella Selección había pasado por todos los controles en las Copa América 1991 y 1993 y en las Eliminatorias. Sólo no hubo en el repechaje con Australia.
«¡Y qué van a saber..! Si el corrupto es el que tenemos nosotros. Los australianos corren detrás de los canguros y ni se avivaron de que no había dóping. Además, para ellos es normal que esté todo limpio», le dijo anoche Maradona a Clarín, al concluir un día en el que corrió el rumor de un encuentro con la presidenta Cristina Kirchner para pedir apoyo político para destronar a Grondona. No hubo encuentro ayer aunque anunció que «la semana que viene voy a ir a saludarla. Pero no voy a ir a verla por esto de Grondona. Yo no necesito una soga de nadie. Ni vamos a tocar el tema. Simplemente, voy a ir a agradecerle por el apoyo para que yo siguiera en la Selección. Y para decirle que me voy a ir a trabajar a Dubai. Que si me necesita, me llame por teléfono. Por ahí, me nombra embajador».
Grondona es socio político del Gobierno que, de ninguna manera, apoyaría un golpe de Maradona. La idea es contenerlo y «tirarle algo». Después de lo de Cobos y conociendo lo voluble que es Diego, tendrán que tener cuidado.
De qué se trata el «café veloz»
«Te daban un café veloz y por ahí la clavabas en un ángulo. Al café le ponían algo y por ahí corrías más», dijo Maradona cuando habló por primera vez». En sus otras apariciones, fue ampliando: «El café veloz era para los viejos. Redondo no necesitaba nada. Pero a otros les ofrecíamos café». Otro detalle de Diego: «Con Claudia (su ex esposa), caminé hasta las 8 de la mañana en Australia. Hubo varios que no pudieron dormir, no sé por qué».
En el Mundial de Estados Unidos, en el control antidóping, a Maradona lo suspendieron porque le encontraron efedrina.
