A 20 años de la muerte de Giovanni Falcone, símbolo de la lucha contra el crimen organizado, el premier Monti llamó a combatir las mafias.

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El aniversario del asesinato de un juez antimafia movilizó a Italia – Y el presidente Napolitano no descartó más atentados. Fue en un emotivo homenaje al magistrado. Con globos rojos, verdes y blancos, y carteles que rezaban «la mafia mata, el silencio también», Italia conmemoró ayer en Palermo la muerte del juez Giovanni Falcone – un símbolo de la lucha contra el crimen organizado– asesinado a los 53 años, el 23 de mayo de 1992 en Sicilia, junto a su esposa y tres escoltas, en un brutal atentado con 500 kilos de explosivos, mientras se dirigían al aeropuerto de la capital siciliana, en Punta Raisi.

Conmovidos aún por el atentado del sábado en Brindisi contra una escuela de modas que –curiosamente– lleva el mismo nombre de la mujer de Falcone, la magistrada Francesa Morvillo, unos 2.600 jóvenes italianos de centenares de colegios de todo el país llegaron ayer en dos barcos a Palermo para sumarse junto con el primer ministro Mario Monti y el presidente de la República Giorgio Napolitano a los actos de homenaje al magistrado caído.

En esos barcos fue recordada además Melissa Bassi, la estudiante fallecida en el ataque del sábado, por el que aún se buscan al supuesto o los supuestos autores.

Napolitano lanzó un llamado a la juventud, pidiéndole que «se comprometa cuanto antes en nombre de la legalidad». Les habló directamente en el aula-búnker de la cárcel palermitana de Ucciardone, donde se celebró el primer maxiproceso contra los jefes de la mafia siciliana.

«No podemos excluir el peligro de más ataques» , advirtió el mandatario. «Si se atrevieron a quitarle la vida a Melissa y a herir a otras chicas de 16 años pagarán por ello, y si pensaron de algún modo desafiar esta conmemoración están viendo en este momento la prueba vibrante de su miserable fracaso «, concluyó.

Monti también habló. «De Falcone, su mujer y la escolta, de su sacrificio, tenemos que volver a empezar cada día en la lucha sin cuartel contra todas las mafias. Cada uno de nosotros está llamado a este compromiso, y no tenemos que pensar nunca que las mafias son invencibles y ni anteponer nunca los intereses personales a los de la colectividad».

Frente a los cientos de jóvenes, Monti recordó a los tres grandes grupos mafiosos que aún existen en Italia: La Cosa Nostra siciliana, la Camorra napolitana y la N’Drangheta calabresa; organizaciones criminales a las que, según él, se debe combatir en todo el país, y no solo región por región.

«Sabemos que las mafias hoy son muy distintas de las que Falcone había comenzado a combatir. Han recibido y reciben golpes muy fuertes de la magistratura y las fuerzas policiales.

Pero han sido capaces de reinventarse . Han multiplicado los lugares en los que asentarse», advirtió.

Monti pronunció su discurso durante el acto en el Jardín de la Memoria en Palermo (Giardino della legalitá), en homenaje al magistrado.

La matanza, hace 20 años, marcó un antes y un después en esa lucha contra la mafia con la que tan comprometido se mostró siempre el juez, aunque dos meses después fueron masacrados, también en Sicilia, el juez Paolo Borsellino y sus cinco escoltas, a quienes se recordó también ayer.

Monti aseguró que el Estado italiano tienen que estar «lejos de toda sospecha de posibles vínculos» con la mafia y expresó su compromiso y el de su Gobierno tecnócrata con las reformas de leyes contra el crimen organizado que tramita el Parlamento.

«No hay que cansarse nunca de buscar la verdad sobre las muertes de Falcone y Borsellino. No existen razones de Estado que puedan justificar retrasos en la búsqueda de la verdad», dijo el primer ministro.

«Tiene que haber un compromiso cada vez más fuerte en la selección de representantes a elegir en los distintos ámbitos de gobierno. Los aparatos del Estado tienen que estar lejos de toda sospecha de vínculos de proximidad con las organizaciones mafiosas», agregó.

Las palabras del premier fueron precedidas por la emotiva llegada a Palermo de los dos barcos llamados «Naves de la legalidad», provenientes del puerto de Civitavecchia, próximo a Roma, y de Nápoles con los 2.600 estudiantes, acompañados por el ministro de Educación, Francesco Profumo, y el fiscal nacional antimafia, Piero Grasso.

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