Caso Marita Verón: comenzó el juicio que puede revelar cómo es la trata en el país –
A diez años del rapto de su hija, Susana Trimarco no pierde las esperanzas.
Testigos –víctimas– de Santa Fe, Misiones, Córdoba, Salta y varias ciudades de Tucumán. Testigos que estuvieron en situación de prostitución y hablarán de burdeles de Río Gallegos y La Rioja. En el banquillo, algunos y algunas de quienes fueron sus proxenetas en La Rioja; un policía que les llevaba chicas desde Tucumán; un matrimonio que las captaba con engaños; una empresaria de radiotaxis que supuestamente dio la orden de raptar a Marita Verón; su hermano, remisero, quien la habría cumplido. El juicio por el secuestro y desaparición de la joven (cuando eso ocurrió, en 2002, tenía 23 años) será una minuciosa radiografía de la trata con fines de explotación sexual, el segundo negocio ilegal más rentable del mundo.
A diez años del rapto de su hija, Susana Trimarco no pierde las esperanzas, ni de encontrarla, ni de «que la Justicia haga justicia» . Creyente sincera, ayer invitó a una misa «para que se llegue a la verdad» en la histórica iglesia de Nuestra Señora de la Merced, donde la acompañaron su nieta Micaela (13), el padre de la nena y la religiosa Berta Povalej.
Hoy a las 7 de la mañana, la madre de Marita convocó a una marcha desde el hotel donde se hospedan dos de sus abogados, el mendocino Carlos Varela Álvarez y el cordobés José D’Antona, hasta el Palacio de Justicia, a tres cuadras, donde tendrá lugar el juicio. Junto a ella caminará la hija de Marita, a quien el tribunal no autorizó a asistir por ser menor de 14 años (ver aparte).
En esta primera audiencia de un debate que promete durar varios meses, Susana no podrá mirar de frente a los 13 acusados, ya que deberá declarar como testigo el martes próximo. Por el mismo motivo tampoco podrá hacerlo David Catalán, compañero de Marita y padre de Micaela.
La búsqueda infatigable de Susana Trimarco hizo visible la plaga de la trata.
«Sé que esto siempre ha existido, pero todo tiene un fin» , reclama. Gracias a su lucha, en 2008 fue sancionada la ley 26.364, que establece la trata de personas como delito federal. Ha sido un avance incompleto, ya que las organizaciones civiles exigen modificaciones urgentes, aún en trámite en Diputados.
Por ser los hechos anteriores a la sanción de la ley, los 13 acusados serán juzgados por privación ilegítima de la libertad y promoción de la prostitución, en concurso ideal. Los abogados querellantes – dos por la acción penal y dos por la acción civil – pedirán que se agregue la acusación de asociación ilícita y que los delitos sean considerados en concurso real, con lo que podrían caberles penas de 10 a 25 años de prisión o reclusión; de lo contrario, las penas fluctuarían entre 4 y 10 años. Todos están en libertad.
Por la cantidad de acusados y de testigos (180), por los diez años transcurridos, por la exposición internacional que alcanzó el caso, y por abordar una problemática que no ha mermado en el país ni en Tucumán, este juicio genera enormes expectativas. Sólo hay dos certezas: los 90 asientos reservados al público (de ellos, apenas 8 para periodistas) serán más que insuficientes; y los tres meses calculados en total tal vez no alcancen siquiera para escuchar a todos los testigos, a razón de diez por jornada.
Los doctores Alberto Piedrabuena, Emilio Herrera Molina y Eduardo Romero Lascano, que integran la Sala II de la Cámara Penal, dispusieron audiencias de martes a jueves, de 8 a 14, con un intervalo de media hora a las 11. Ese lapso quizás alcance para hoy y mañana, cuando se leerán las acusaciones y se dará la palabra a los imputados; en caso de negarse a hablar, se leerán sus declaraciones indagatorias tomadas durante la instrucción. Tal vez los abogados hagan planteos técnicos, que el tribunal deberá resolver.
En la tercera audiencia, el martes 14, están previstos diez testigos. Es probable que únicamente la declaración de Susana Trimarco abarque toda la jornada.
La interrogarán el fiscal Manuel López Rougés o su auxiliar, Carlos Sale; alguno de sus cuatro apoderados – María Belén Lembo, Carlos Garmendia, Varela Álvarez y D’Antona –; y algunos de los abogados defensores.
Para el miércoles 15 y los días subsiguientes pasarán las preguntas a los otros nueve testigos, entre ellos Miguel Ángel Ardiles, el empleado de la Maternidad que dijo haber gestionado el turno con un ginecólogo a Marita; y Juana Patricia Soria, la enfermera vecina de su madre que le hizo el contacto con Ardiles (en ese trámite fue secuestrada). Esa primera tanda también incluye a Fátima del Valle Mansilla, una testigo clave, ya que estuvo secuestrada en dos casas de dos acusados, donde vio a Marita Verón.
Clarín