¿Qué marca el termómetro del agro para lo que viene?

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La última medición del Índice Ag Barometer Austral para los meses de julio y agosto de este año muestra una estabilidad con relación a la medición de mayo-junio, con un índice positivo de 139, pero con comportamientos dispares en los índices “condiciones presentes” y en las “expectativas futuras”.

Este valor del Ag Barometer Austral (139) es el mayor de toda su historia superando al máximo anterior de julio 2019, cuando el valor fue de 137 en momentos previos a las PASO de ese año.

En tanto, el índice de “Expectativas Futuras” (161) muestra una caída del 6% con relación a la medición anterior (161 vs 171) producto del empeoramiento de la expectativa para los próximos 12 meses, tanto en la situación financiera de los productores como en lo referido al sector agropecuario en su conjunto.

Es decir, que si bien se mantiene la confianza de los productores, se registra una caída importante en las expectativas para el próximo año.

El informe, elaborado por los investigadores del Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral, muestra una caída en el sentimiento positivo relacionado con las expectativas de la situación financiera de los productores, seguramente influido por la caída de los precios internacionales de la soja, lo cual se refleja en los muy ajustados márgenes esperados para la campaña 2024/25 que se tornan negativos en campos arrendados subiendo considerablemente los rendimientos de indiferencia para el punto de equilibrio económico/financiero.

Inversiones en activos fijos: mejoran las expectativas

El índice de “Expectativas de Inversión en activos fijos” marca una substancial mejora desde la medición anterior (85 vs 55), y es el mayor Índice desde mayo 2022 donde los precios de los commodities alcanzaban valores inusualmente elevados debido a la invasión de Rusia a Ucrania que produjo un efecto alcista en los mercados.

El director de la encuesta, Carlos Steiger, explica que “este indicador es muy importante tanto para el sector como para el resto de la economía al ser la inversión productiva un importante componente de la demanda agregada. Comienza a recuperase con efectos multiplicadores para toda la actividad económica y también contribuirá a la tan necesaria mejora de la productividad” y agrega que “se observa una recuperación en la venta de maquinarias y también mayor actividad en la actividad inmobiliaria de compra-venta de campos producto de la baja en las tasas de interés y escasas alternativas de inversión en mercados de capitales”.

Proyección de soja y maíz para la campaña 24/25

Según el informe, habrá un aumento de la superficie de soja y disminuirá la de maíz para la campaña 2024/25. En ese marco, se observa que la asignación de la tierra va a estar mayoritariamente dirigida a la siembra de soja tanto de primera como de segunda luego del trigo.

Algunas estimaciones muestran que se van a sembrar alrededor de 1,3 millones menos de hectáreas de maíz con una caída en la producción estimada del cereal de alrededor de 10 millones de toneladas.

“Los productores no venden ni fijan precios a un importante volumen de la cosecha para constituir reservas a aplicar al pago de alquileres y otros gastos. Las estadísticas muestran que hay una cantidad muy importante de soja y maíz sin vender o habiendo vendido sin fijar precio”, indica Steiger.

Un informe de la Bolsa de Cereales expresa que a la fecha se han vendido 35.228.059 de toneladas de soja de las cuales 25.575.418 han fijado precio, y que se han vendido 40.089.312 toneladas de maíz de las cuales solamente 20.375.303 han fijado precio.

Fuente: ECOS365

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