Avance – En poco tiempo, la nutrigenómica, permitiría hacer aportes sustanciales a la calidad de la leche y de la carne de diferentes especies animales que se consumen. La Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) avanza en el estudio de una disciplina que tiene poco desarrollo en la Argentina, pero mucho potencial: la nutrigenómica, que estudia la interacción entre los nutrientes que poseen las dietas de los animales y la expresión génica, y que podría permitir producir leche con un alto valor nutricional y naturalmente descremada, por ejemplo. Los trabajos actuales se concentran en mejorar la calidad de la leche y de la carne en bovinos, porcinos y ovinos, e involucran a otros grupos de investigación sobre biología molecular del país y de EE.UU.
«La nutrigenómica estudia cómo se pueden expresar o silenciar ciertos genes de interés a partir de cambios en la alimentación», explicó Alejandro Palladino, docente de la cátedra de Nutrición Animal de la FAUBA, quien regresó recientemente de la Universidad de Illinois (Urbana-Champaign), EE.UU, hasta donde viajó para conocer las últimas técnicas utilizadas en ese país y realizar una estancia de investigación de dos meses en el laboratorio de Juan Loor y James Drackley, del departamento de Ciencia Animal de esa institución académica.
En la Universidad de Illinois también lleva adelante sus estudios doctorales en nutrigenómica Sonia Moisá, docente de la cátedra de Porcinos de la FAUBA, bajo la dirección de Loor y en el marco de un proyecto de formación de recursos humanos de la Facultad de Agronomía de la UBA, financiado por la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica, que desde 2009 impulsa la capacitación de profesionales en aéreas que aún poseen un bajo desarrollo en la institución.
Una de las líneas de trabajo que analizan los investigadores de Illinois son los procesos involucrados en el metabolismo de las vacas lecheras durante el período de transición del preparto al postparto inmediato. Por ejemplo, se estudia el efecto que provocan algunas modificaciones inducidas en la alimentación sobre la performance productiva de los animales. En particular, se evalúan cambios en la expresión de genes asociados con la movilización y la utilización de las grasas como fuente de energía.
«En la FAUBA, en el marco de los proyectos que venimos realizando en el tambo ovino del departamento de Producción Animal, queremos estudiar la interacción entre algunos nutrientes y la síntesis de grasa butirosa en glándula mamaria. Sabemos que a partir de la nutrición podemos alterar la cantidad y la calidad de los ácidos grasos de la leche, y muchos de estos efectos tienen base sobre la expresión de ciertos genes y sobre cómo puede ser modificada. También trabajamos en los cambios inducidos sobre las poblaciones microbianas del rumen, en conjunto con la cátedra de Microbiología», señaló Palladino.
«Hay mucho por hacer»
Sonia Moisá finalizó recientemente su maestría en Ciencia Animal en la Universidad de Illinois y actualmente realiza allí su doctorado. «Estudio la expresión de genes relacionados con la deposición de grasa intramuscular y el crecimiento del músculo en bovinos de carne que recibieron distintas dietas (diferente nivel de energía y proteína) y manejos (destete precoz y normal)», apuntó.
«Mi proyecto consiste en realizar biopsias a terneros provenientes de vacas que recibieron distintas dietas durante los 90 últimos días de gestación y luego, en el período de crecimiento de los terneros de estas madres, proporcionar diferentes dietas en cuanto a nivel de energía y proteína para ver cómo se comportan los genes que determinaran la performance carnicera de estos animales de engorde», explicó desde EE.UU., donde llegó luego de recibirse de ingeniería zootecnista en la Universidad Nacional de Tucumán y especializarse en Gestión de la Cadena de Valor de la Carne Vacuna, en la FAUBA.
A su regreso, Moisá planea iniciar la disciplina en nuestro país. «Estoy muy entusiasmada porque en la Argentina hay mucho por hacer en nutrigenómica. La idea es formar un grupo que realice investigación y docencia en este área en la FAUBA en conjunto con otras facultades e instituciones como el INTA, porque para realizar estas técnicas (como microarrays, qPCR, SAM y QTLs) se necesita contar con equipamiento especifico».
«La aplicación de prácticas de manejo como el destete precoz, acompañada por una inmediata administración de una dieta alta en almidón, hacen que los genes que producen la activación del proceso de deposición de grasa y crecimiento muscular, se activen tempranamente, permitiendo la terminación del engorde de los animales a una edad más temprana. Los genes que determinan estos procesos podrían presentar mutaciones que podrán ser utilizadas como marcadores genéticos a la hora de realizar la selección de futuros reproductores para carne en nuestros rodeos», detalló.