Vanguardia – Es el segundo país del mundo en aplicar la técnica por cantidad de hectáreas y el alto nivel de tecnología aplicada, según un trabajo del INTA en base a datos del sector privado. La Argentina es el segundo país del mundo con mayor agricultura de precisión por cantidad de hectáreas y el alto nivel de tecnología aplicada, según un trabajo del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) en base a datos del sector privado.
De sus 33 millones de hectáreas sembradas, cuenta con 21,6 por ciento de esa superficie equipada con herramientas de agricultura de precisión (AP), según un cálculo realizado por el INTA Manfredi –Córdoba– a partir de información relevada por la Cámara Argentina de Fabricantes de Maquinaria Agrícola (CAFMA).
«Estamos en niveles muy altos de adopción de tecnología de precisión, apenas detrás de los Estados Unidos», señaló Andrés Méndez, técnico del INTA Manfredi.
Según el especialista, el liderazgo estadounidense se explica por su gran extensión y un alto porcentaje de equipamientos de precisión, dado que «seguramente todos los productores en ese país tienen alguna herramienta de AP».
Al mismo tiempo, «otros países tecnificados como Alemania, Japón y Bélgica, entre otros, tienen el 100 por ciento de uso de las herramientas pero la cantidad de hectáreas es muy inferior a la de nuestro país. Por eso los superamos», dijo el técnico.
Esta tendencia ya cumplió una década y consolidó un mercado: el de equipos de agricultura de precisión, que sigue creciendo «a paso firme» en la Argentina.
Para Méndez, «su correcto uso y el manejo de insumos y cultivos, permite que los productores sean precisos y eficientes».
Hoy, el mundo compra máquinas automatizadas, inteligentes, capaces de facilitar el manejo de cultivos e insumos por ambientes. Así, el banderillero satelital, los controladores de siembra y el monitoreo de rendimiento en cosechadoras están entre las preferidas por los productores a escala nacional.
En esta línea, Méndez destacó el rol del INTA: «Se trata de un organismo líder en la agricultura de precisión que, mediante la extensión, le acerca al productor los resultados de las investigaciones, las tecnologías desarrolladas, las formas de utilizarlas y sus beneficios».
Y remarcó: «Esto se nota en que los países limítrofes se interesan por los desarrollos nacionales debido a que están adaptados a la medida de las necesidades de la región».Asimismo, insistió en la importancia que adquieren, cada vez más, los programas integrales de capacitación en estas tecnologías, con una demanda creciente entre los productores más jóvenes.
Axel von Martini, asesor de AP, recomendó a los productores la adopción de este tipo de tecnologías debido a su fácil implementación y a los grandes beneficios obtenidos: «En la mayoría de los casos, existen diferencias económicas entre los que las utilizan y quienes no lo hacen. Además, favorece la aplicación eficiente de los insumos reduciendo su uso hasta en un 20 %».
En esta línea, Eraldo Grosso, vendedor de fertilizantes líquidos en Oncativo, Córdoba, y desarrollador de las primeras maquinarias dosificadoras, destacó la importancia de aplicar tecnología de precisión: «El productor reduce los márgenes de error y, además, obtiene información detallada de su campo que facilita la toma de decisiones. Eficientizar el sistema realmente no tiene precio».
Por su parte, las novedades en comunicación, internet y telefonía celular permiten que el productor visualice lo que sucede en su campo, comande equipos a distancia y acceda a mapas de rindes, aplicación y siembra en tiempo real. «La tecnología sigue avanzando y da la impresión –reflexionó Méndez– de que lo hace más rápido que la agronomía».
Fotografías aéreas y satelitales, mapeos de suelos y sensores de índice verde son también instrumentos que cada vez más colaboran con la toma de decisiones en el manejo de insumos y demás prácticas agrotécnicas.