«Vivir con grandeza, para volver a empezar» – El tributo que Trebolense le dedicó al plantel de fútbol

Lo más leido

«Vivir con grandeza para volver a empezar»

Por Francisco Díaz de Azevedo

Vivir con grandeza para jugar con grandeza. No es una frase trillada, no son seis palabras hiladas de manera elegante, no es un chamuyo de bar lejano ni mundano. Vivir con grandeza, es simplemente una filosofía de vida.

Vivir con grandeza para hacer realidad grandes proezas. Logros, sueños y metas.

Pero para vivir con grandeza, a veces la vida nos tiene que dar estocadas, bofetadas y golpes de los cuales parece que no te vas a levantar. Golpes de esos que te hacen morder la lona, que te aprietan el hocico contra el pavimento y la sien contra el duro suelo caliente de la realidad.

Vivir con grandeza para jugar con grandeza. Porque cuando no das más y no paras de caer, cuando parece que el abismo es eterno y que por la cabeza te pasa eso de que no se puede estar peor, ves con dolor que aún faltan un par de metros para aterrizar, para estamparte contra el suelo y morder el polvo, sentir el olor de la angustia y el color de la desazón. Para vivir el hedor de la vergüenza y la zozobra del naufragio más cruel.

Sólo entonces, en ese momento, que parece eterno y perturbador, podes ver delante de tus ojos, como la vida te pone adelante una encrucijada, que será un antes y un después en tus días. La encrucijada de los dos caminos. Y en ese instante de tu vida, sólo entonces, puede nacer la grandeza o la rendición.

Y la rendición es el sendero más cómodo, llano, directo. El que te susurra “quédate quieto, cerrá los ojos y entregate. Ya no te muevas, total, en algún momento se va a pasar”. La rendición es dulce y tan empalagante que te invita a abandonar, a cerrar los ojos y a morir sin intentar. Te invita a la zona de un confort cobarde y seductora.

El otro camino es el de la grandeza. El camino de volver a empezar.  Es angosto, sinuoso, lleno de espinas, piedras y vergüenza. Porque mientras te levantas, con el lomo apaleado, te vas a encontrar con los opinadores y los “ejemplos de vida”, que te van a murmurar lo mal que estás, la vergüenza que das y lo patético que sos. Esos que te van a escupir en la sien, que te van a juzgar y que te van a apuntar sin piedad.

Ese camino es el de la grandeza. El que no te la hace fácil, por eso hay tan pocos grandes. Digo… grandes de verdad. Los grandes no son los poderosos, ni los “ejemplos de vida” de la boca para afuera. Los grandes son los que viven, piensan, respiran, sueñan y obran con grandeza. Los que ponen ante sus ojos la palabra humildad. Los que, en un papelito, cada mañana se escriben con lapicera “lo vas a lograr”. Los que tienen el valor de volver a empezar.

Y puede, que la tempestad aún no haya amainado. Y puede que aún te hagan pagar por el fracaso y haber tocado fondo. Y puede que las manos negras aún sientan que debes seguir purgando la pena y viviendo en la penitencia eterna.

Pero vivir con grandeza no significa levantar la copa de la gloria de ese campeonato. Vivir con grandeza significa que intentaste y lograste volver a empezar. Significa haber pisado 20 campos de juego, entrar a la cancha con oídos sordos a los insultos despiadados que pegan como látigo e inflar el pecho por vestir los colores del viejo ese, que se erige en la punta del boulevard.

Vivir con grandeza para jugar con grandeza. Es lo que hacen estos pibes, estos profes, este grupo. Que una noche, en medio del frío, abrazados en una cancha de entrenamiento, con el hiriente viento sur de esos que lastima, y cuando su vida parecía desbastada, eligieron el camino de las espinas, escogieron ponerse de pie, poner la otra mejilla y volver a empezar.

Vivir con grandeza no es para cualquiera. Porque es mucho más fácil, acurrucarse en el lecho de los rendidos, cerrar los ojos entregados al silencio y esperar que los días se lleven la vergüenza.

Muy por el contrario, vivir con grandeza, es desafiar la vida, dignificar los colores que amas, levantarte entre las ruinas, creer en lo que dice tu corazón, para volver a empezar.

 

Más artículos

 

Últimos artículos