Por Esteban De Lorenzi
Luego de la fabulosa hazaña cumplida en canchas británicas y norteamericanas en el año 1922, por parte de la selección argentina de polo de la que participación de los hermanos David y Juan Miles, se decide por primera vez participar de las olimpiadas de Francia del año 1924.
Al no poder viajar David, que prefería permanecer en el país ante el nacimiento de su primer hijo, el equipo nacional queda integrado con Arturo Kenny Nº 1, Juan D. Nelson Nº 2, Enrique Padilla Nº 3 y Juan B. Miles Nº4. Suplente Guillermo Brooke Naylor. Don Juan era el más joven de la selección con 29 años de edad.
A la ansiosa confianza en ello depositadas, estos jugadores no defraudaron y conquistaron para la Argentina la PRIMERA MEDALLA OLÍMPICA que consigna la historia del deporte nacional.
Esta era la cuarta vez que se realizaba una olimpiada, y la primera participación de un seleccionado de polo argentino. Los partidos se disputaron desde el 28 de junio al 12 de julio de 1924. En el primer cotejo la selección nacional se impone a España por 16 a 2, el 6 de julio derrota al candidato, Estados Unidos 6 a 5, el 9 de julio – un día como hoy- a Gran Bretaña 9 a 5 y el 12 de julio finaliza el certamen derrotando al local, Francia, 15 a 2 coronándose campeón olímpico invicto. Obtiene la medalla de plata Estados Unidos y la de bronce Gran Bretaña.
Argentina logra su primer lauro olímpico sentando las bases de una hegemonía deportiva mundial, que mal que pese al excelente nivel del poderoso polo norteamericano iba a prolongarse hasta nuestros días.
El diario La Prensa, refiriéndose al partido con EEUU, consigna: “… fue un match recio, veloz y dramático, tal como las canchas de Bagatelle no tendrían memoria de otros antes ni después de esa histórica jornada. … el emocionante encuentro que hubo de definirse en los últimos minutos – al cabo de un cerrado juego en que las defensas superaron con creces a las tácticas ofensivas – con un definitorio gol de Juan Nelson, que posibilita el triunfo de 6 a 5”.
Quienes habían partido del país como ignorados y silenciosos turistas, regresaron como campeones, brindando a la Argentina una victoria memorable. Convoy y gauchos chocaron en un alarde de destreza y coraje, en la que los que triunfaron los “Cuatro Grandes del Sur”, como los conoció con toda justicia el mundo. Fue el primer gran triunfo olímpico de deportistas argentinos.
Grandes celebraciones por aquella primera victoria, Buenos Aires y todo el país la festejaron. Las Cámaras de Senadores y Diputados mandaron a acuñar medallas de oro recordatorias del triunfo y se la entregaron a los jugadores a su regreso.
Las crónicas europeas dijeron que los argentinos eran “centauros de las pampas, hábiles sobre sus cabalgaduras y diestros en el manejo de sus tacos, cuyas cargas tan rápidas y precisas desconcertaron a sus adversarios”.
Pasan los años, y muy pronto a festejar el centenario del acontecimiento, lamentablemente El Trébol, sigue sin homenajear ni recordar como corresponde a este primer galardón deportivo internacional, del que tuvo el honor que un hijo suyo participara.