– Los «feedlots» se están llenando. Sólo compran si el valor del ternero baja significativamente. Una oferta de ganado gordo que encuentra al mercado saturado. Mucha hacienda de campo, de menor rendimiento, que deprime el promedio de las cotizaciones, y poco ganado liviano de feedlot, escaso por razones estacionales.
La suba derivada del «efecto marzo» alcanzó sólo para recuperar lo perdido en términos nominales en el último año, perdiéndose en términos reales tanto como la desvalorización del dinero de marzo del 2012 para acá. Una oferta de invernada más abundante que lo esperado, porque los nacimientos del año pasado fueron 4,6 por ciento más alto que el año anterior y porque el criador de su destete se guarda cada vez menos.
Un consignatario nos graficó sobre la nueva zafra: «Hay más y se guarda menos». Esta sobreoferta se acumula peligrosamente porque los feedlots , que hoy representan 80 por ciento de la demanda, han comenzado a llenarse. Sólo compran, para derivar al campo a recría, o a encerrarlos en corrales provisorios, si el valor del terneros baja significativamente.
Los invernadores a campo están muy pasivos, renuentes a comprar, por el atraso de la gruesa y por el empeoramiento financiero de los productores mixtos. Hay una proporción mayor de terneras hembras en el total de la oferta de invernada, reflejo fiel del hecho que la vigorosa retención de los años recientes (2010-2012) tiende a agotarse. El mercado de invernada, igual que de la carne, no ajusta por volumen sino por precio: a medida que baje el precio del ternero, todo se terminará por vender. Han sido tres años de vigorosa retención y ahora la respuesta de los criadores a los excelentes precios está apareciendo en el mercado.
Las compras del gigante. El precio de la carne vacuna en China subió 86 por ciento en los últimos cinco años. Ubicándose ahora (9,50 dólares por kilo al público) bien por encima de los precios internacionales. Un cronista de la agencia Reuter afirmó hace unas semanas que el valor de la carne vacuna en Shangai ya superaba los precios de Boston y es uno de los ítems que más ha contribuido a acelerar la inflación de los últimos dos años.
A medida que la economía se desarrolla, cada vez es más difícil criar ganado en China. Hay costos de producción crecientes, una gran falta de tierras, y cada vez más limitaciones para el uso de tierras de pastoreo (públicas y privadas), a causa de la preocupante degradación de las mismas.
La nueva prioridad es controlar la inflación, que ya es una amenaza real para el crecimiento y la paz social del país. En este contexto es que se está dando este sorprendente incremento de las importaciones de carne vacuna en China, que hoy ya significa el tercer destino de las exportaciones australianas, sólo detrás de Estados Unidos y Japón.
En el caso de Uruguay, en enero-marzo, China ya se constituye en el primer destino (en volumen), por delante de Estados Unidos, Europa, Rusia, Brasil o Israel.
En China, la demanda por carne vacuna ya supera claramente a la oferta, y para miles de restaurantes, cadenas de fastfood, y elaboradoras de carne de las grandes ciudades costeras les resulta mucho más convenientes (por precio, calidad e higiene) importar la carne vacuna que conseguirla localmente. El «fenómeno China» no para aquí: Hong Kong, mercado que se contabiliza aparte, pero que históricamente redestina a la China continental gran parte de lo que importa, ha incrementado también de manera sorprendente sus compras en los últimos meses; sólo en enero último adquirió en el exterior 33.117 toneladas (140 por ciento más) por 132 millones de dólares (127 por ciento más).
Fuente: La Voz del Interior, Córdoba