Unión salvó el orgullo y mandó a Independiente al «infierno»

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El fantasma de la B – Ganaba el «Rojo» con un gol del pibe Fernández al final del PT. Y lo empató Unión con un cabezazo de Aleman, tras un centro de Lizio, en el complemento. El Tate sigue último en el descenso e Independiente lo acompaña y es una «caldera». Unión logró un empate 1 a 1 ante Independiente este viernes por la noche en Avellaneda, en el inicio de la Fecha 9 del Torneo Final de Primera División. El resultado no le sirve a ninguno de los dos equipos, que están en zona de descenso, pero el que más lo sufrió es el local, que parece no zafar del «infierno tan temido» por el que ya pasó otro grande, River Plate.

El equipo de Facundo Sava pareció jugar sin tantas presiones como el local. Durante el primer tiempo tuvo una ráfaga de cinco minutos de buen fútbol y llegadas que fueron desperdiciadas, primero por el pibe Magnín (erró tres mano a mano) y luego por Cosaro, que remató desde afuera del área y la pelota se fue «besando» el palo derecho del arco defendido por Rodríguez.

Por su parte, Independiente manejó la pelota durante los primeros 45 minutos pero no lastimaba a Unión. Tuvo la primera posibilidad del partido, que fue desperdiciada por el paraguayo debutante Fernández (erro varias), Fredes se cansó de pegarle de afuera, hasta que llegó la polémica de la noche.

Se jugaba el minuto 41 cuando Montero perdió una pelota en la defensa de Unión, desbordó Daniel Montenegro y tiró un centro que sobró a la defensa del Tate. La pelota le cayó adentro del área chica al pibe Adrián Fernández, que no pudo cabecear, y la pelota le rebotó en el brazo izquierdo (ver foto). Y en la segunda jugada el paraguayito ejecutó a Limia, que salió corriendo a protestarle al árbitro Juan Pablo Pompei y se ganó la tarjeta amarilla.

En el complemento Unión se lo llevó por delante a Independiente, que se refugió en defensa para tratar de aguantar el partido y tuvo un par de contraataques pero no lastimó: Limia le tapó un mano a mano a Ferreyra y, en otra jugada, Zapata remató de afuera y la pelota «besó» el travesaño.

Y llegó el empate de Unión, que manejaba la pelota y era dueño del juego. Con el ingreso de Aleman, Lizio (de lo mejor del Tate junto a Limia y Britez) encontró un socio y en el minuto 35 le puso un centro a la cabeza, el uruguayo entró solo y cabeceó hacia la red del arco defendido por Rodríguez. Silencio infernal en Avellaneda y festejo alocado en la segunda bandeja visitante que copó La Bomba –que llegó tarde al estadio-.

En el Libertadores de América quedó flotando la sensación de que si se jugaban diez minutos más el Tate se llevaba todo. El local estaba moralmente liquidado. Y Unión se fue orgulloso, pese al dolor de no haber podido ganar.

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