El Trébol vivió un domingo para el olvido, cuando la tormenta que azotó el centro oeste santafesino, azotó la ciudad provocando destrozos millonarios.
Voladora de techos en una decena de casas, instituciones con pérdidas cuantiosas en materia de edificios, columnas y postes, árboles arrancados y la caída de una cruz de hierro y bronce de 9 metros de alto de la cúpula de la iglesia de la localidad, fueron los daños más relevantes.
Pasaron los días y los rastros de la tormenta fueron viendo la luz.
Uno de los más impresionantes, fue ver la antigua cruz de la iglesia desplomada. Una estructura enorme con su base, destruida en la vereda del templo. Había caído desde 55 metros.
Pero lo más grave, fue constatar, que a las 48 hs. de haberse desplomado, se la habían robado.
Personal municipal, junto a directivas de la parroquia, habían trasladado los pedazos de la histórica cruz al predio llamado «La canchita del cura». Un terreno lindante y perteneciente al templo, en el que hay una cancha de fútbol, donde se juegan torneos veraniegos. Dos días después del traslado de los restos, éstos desaparecieron.
«Quitamos los pedazos de la cruz de donde estaban y los guardamos en el predio de la canchita, pero se lo llevaron de ahí», explicó con desazón el Padre Claudio Bianculli.
Del lugar, se robaron la bola del pararrayos, unos adornos y el gallito que tenia el artefacto. Gran parte del material era de bronce.
Un poco de historia
El notable historiador de la ciudad, Esteban De Lorenzi, había recordado el origen de semejante obra de arte, que lucía orgullosa en la punta de la iglesia.
De Lorenzi además, cuenta: «A pocos días de su bendición, el 29 de agosto, se coloca la cruz, una veleta y el pararrayos en la torre. La tarea de traslado y elevación de la cruz, es seguida por numerosos espectadores, asombrados por la difícil labor llevada a cabo. En la Plaza la banda musical comienza con el Himno Nacional Argentino y la firma Victorio y Esteban De Lorenzi Ltda. hace sonar su sirena, popularmente conocida, en ese entonces como el “Pito de la Fábrica”.
Noventa años después, la cruz de la iglesia de El Trébol, tuvo el peor final. Arrancada por un fuerte viento, destrozada contra el piso y robada por manos delictivas.Sin dudas, una bella historia de película, pero con el doloroso de los epílogos.