Cuando todo se oscureció y los vientos comenzaron a azotar la región, nadie esperaba que pasara lo que pasó.
Primero, fue una amenaza por redes, los mapas satelitales indicaban un frente de tormenta fuerte que venía del oeste y las temperaturas altas de los últimos días, hacían presagiar que «algo» iba a ocurrir.
Pero nadie imagino lo que finalmente pasó.
Con la tormenta llegando a El Trébol, fuertes ráfagas de viento y lluvia castigaron el ejido urbano, a tal punto, que los destrozos no demoraron en hacerse presente.
A esa hora, estaba llevándose a cabo, la santa misa, en la parroquia San Lorenzo Mártir. La gente llegó antes de que se desatara el vendaval y desconocían lo que ocurría afuera.
Hasta que un ruido seco y sordo sacudió la ceremonia. «Estábamos en plena misa, cuando se cortó la luz, y con el viento todo vibraba. En ese momento escuchamos un fuerte golpe y al salir vimos lo que pasó. Se cayó la cruz, la base, todo y sobre la vereda por donde pasa la gente», expresó el Padre Clausio Bianculli a este medio.
La cruz, que históricamente estaba emplazada sobre la cúpula de la parroquia, tenía 9 metros de alto, una base de hierro y bronce y un pararrayos.
El cura párroco de la ciudad agregó: «La providencia fue que no había nadie en la vereda y además, que no cayó para el otro lado, es decir, para el techo de la iglesia porque podría haber hecho un desastre».
Más allá de los destrozos, el milagro de la tarde, tuvo su fé en plena iglesia. Con la gente adentro, una enorme cruz se cayó en la vereda, impactando primero en el techo de ingreso al templo, para luego desplomarse con toda su violencia en la acera.
Nadie pasó en ese momento, nadie salía de la parroquia, nadie se lastimó, nadie resultó herido. Un milagro, en medio de una noche para olvidar.