DARIO BRACCACINI – El rafaelino que era delantero, se hace llamar como su perro y deja la vida por Trebolense en cada pelota

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Darío Braccacini tiene 34 años, nació en la ciudad de Rafaela, y un día llegó a la ciudad de El Trébol para jugar en Trebolense.

En sus redes, se autodenomina «Zlatan». «Es el nombre de mi perro», explica sobre el apodo que tiene que ver con el notable delantero sueco.

«Bracca», como lo conocen en el club, se destaca por su fiereza a la hora de jugar, su «linda locura» y lo que transmite a sus compañeros. «Desde el dia uno, cuando llegué, me apañaron como uno más del grupo me hicieron sentir como en mi casa. Trebolense ya está en mi corazón», indica mientras comparte un mate y disfruta de una tarde de sol en el club.

Se llenó rápido de amigos, que lo quieren como si hiciera años que está en el club.

Inicios de delantero

Darío comenzó a jugar tarde. Recién a los 16 años, entró a una cancha y lo hacía de delantero. «Nunca hice inferiores. Con el paso de los años, empecé a jugar de marcador central», rememora.

Nacido bajo el signo de acuario, el defensor, consiguió trabajo y se adaptó rápido a la vida de la ciudad. «Ojalá hubiera llegado mucho tiempo antes al club y no a esta edad. Pero siento que llego en el momento que tenia que ser, con 34 años, ya mucho mas maduro pero físicamente de 20 años. Creo que tengo algunos que otros años más para disfrutar y dejar todo».

De muy buen carácter en la vida cotidiana, aclara: «En los únicos minutos que soy serio, es en los 90 o 95 minutos del partido».

«Acá cada pibe da el 100%»

Braccacini, vive en el club y aprovecha para hablar de Trebolense. «No sé si hay diferencias o no con otros clubes, pero lo que te puedo decir, es que, en el club, cada chico de cada categoría y cada disciplina no regala nada y se entrenan todos al 100 por 100, tanto en el predio como en el gimnasio».

«Siempre les digo a los más chicos que valoren lo que les brinda el club porque es un club muy grande para la liga. La vida que tiene Trebolense a diario no se ve en otros clubes, es hermoso ver tantos niños tan chicos disfrutar del club desde tan temprano hasta la tardecita. ¡Y lo seguros y protegidos que están dentro del club!»

Hijo de una mamá que trabaja en una clínica y un papá con su propia empresa de la construcción, «Bracca» sigue haciendo lo que más le apasiona: Jugar al fútbol.

En el clásico, sacó todo lo que le pasó cerca, ganó las pelotas divididas y le gritó el festejo de cada cruce a la gente de su parcialidad mostrando la pasión con la que juega.

Con la casaca Nº 6, Darío inspira a los más chicos, entrenando, hablando y jugando a muerte cada pelota dividida. Y lo hace con pasión, porque «Bracca» juega como vive.

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