¿Quién es Javier Rossi, el nuevo cura de la ciudad?

Javier Rossi, se suma a la histórica lista de curas de la ciudad, que ya tiene a García de la Vega, Arturo Tibaldo, Eladio Lobatto, Fabián Gatti, Santiago Squeff, Marcelo Blanche y Claudio Bianculli en su historial.

Jovial, desenfadado, sin demasiadas estructuras, con el mate en una mano y el termo entre el brazo y el pecho, el nuevo párroco enfrentó los micrófonos de El Trébol Digital para presentarse ante su gente.

«Vamos a sentarnos en el patio, porque si hacemos la nota en el frente, me van a llamar a cada rato», dijo entre risas.

Rossi, tiene 48 años, nació en Santa Fe «pero viví mucho tiempo en «Santoto», aclara, hablando de Santo Tomé, ciudad lindante a la capital provincial.

«No te convido mate porque ando saliendo de un resfrío», me dispara y encendemos el grabador.

«Estoy recién llegado, la vida te cambia por completo. Nueva rutina, nueva gente, nuevos grupos de trabajo, nueva iglesia…», dice y añade: «Que linda que es», mientras mira el templo y se le dibuja una sonrisa.

Por su físico, es casi obvio que ama los deportes. «Voy mucho en bici y me encanta el fútbol», dice.

ETD – Sabalero o del Tate?

«Del «Tate», dice sin dudar sobre su afición con Unión de Santa Fe.

También agrega que le gusta jugar a la pelota. «Soy un defensor de proyección, llego y tiro el centro, medio carrilero pero ya no juego tanto, tengo 48 años. Igual hay que ver, por ahí me prendo», agrega.

Javier viene de la Parroquia Santa Rosa de Casia, cerquita de donde fue a parar Claudio Bianculli, en Santa Rosa de Lima.

También dice: «Hay que felicitarlos por la hermosa ciudad. Es muy pujante, muy linda. Estoy contento. Me hace acordar a Santo Tomé y a mi infancia que la viví con libertad».

«Esta es una iglesia de puertas abiertas, tiene la capilla de adoración que hizo el Padre Claudio y la cruz que se cayó y se colocó. Con Claudio entramos casi juntos al seminario y lo conozco desde hace 30 años», explica Javier.

Sobre su primer día, manifestó: «Yo dejé una comunidad tras cuatro años y se extraña, por supuesto. Claudio pensó en mí para sucederlo y el obispo también. Son los caminos de Dios estos. El primer día fue con sensaciones encontradas. La añoranza de lo que uno deja y lo que se viene nuevo. Hay que conocer gente, y llaves. ¿Viste que los curas somos como la policía? ¡Estamos llenos de llaves!», bromea y posa para una foto con Laica, la perra que vive en la casa parroquial.

CON LAICA – El Padre Javier, con la perra de la parroquia de El Trébol.

Empapado de la vida de esta ciudad, agrega: «Esta iglesia tiene un club con más de 60 años con un torneo. Es lindo. Me crucé gente que venía con sus papás y ahora con sus hijos. Estoy agradecido de lo que se viene y como me han recibido. Gracias a todos y estoy para lo que necesiten».