Una pareja sufrió un asalto en su casa durante la mañana del viernes 23, a una hora que hubiera sido impensada para un robo en otro momento de la historia de Cañada Rosquín. Eran las 9,30 hs de un día hábil La jornada se presentó con bancos de niebla y la calle 25 de Mayo a la altura del 400 no fue la excepción.
Particularmente en ese tramo de la 25 de Mayo viven menos de veinte personas repartidas en unas siete viviendas. En la intersección con San Martín funciona la Escuela Especial 2099 y en el otro extremo, intersección Santa Fe, la oficina de un gremio. A dos cuadras está la plaza céntrica.
Los ladrones ingresaron por la puerta principal. La casa tiene la particularidad que tiene un retiro de vereda y para entrar hay que atravesar una reja. La puerta de ingreso se encontraba sin llave y así sorprendieron a la pareja que vive en esa vivienda desde hace años.
En diálogo con Adelvi, contó la pesadilla que atravesaron con su esposa: «Cómo lo hace todas las mañanas Ana, dejó abierta la puerta del frente para que cómo siempre lo hace ingrese la chica que viene a casa. En un momento estábamos hablando y entra una persona que me pareció un muchacho de acá. Cuándo le pregunto que hacés y me dice «nada», ahí reacciono que era un desconocido e inmediatamente ingresaron dos muchachos más».
Ana escucha atenta a su marido aún shockeada. Sus ojos buscan respuestas definitivas a tanto desgarro. Sus manos están marcadas a la altura de las muñecas. A cuatro días del episodio se notan las lesiones producto de las ataduras. Manos que permanecen hinchadas y moradas.
Ella vió entrar a los sospechosos e intentó resistirse a los gritos, pero entre forcejeos la maniataron con alambre de fardo que traían en una mochila: «Les grité de todo, mientras nos pedían saber dónde estaba el dinero. Lo maniataron a Adelvi también y a mí después me amordazaron porque no paraba de gritarles» relató aún impactada por lo ocurrido.
En tanto, la chica que se ocupa de la casa, se encontraba con su madre en ese día, fueron maniatadas y llevadas al dormitorio. A pesar del gravísimo episodio vivido, Adelvi nunca perdió el control de la situación, así pudo ver que uno de los delincuentes tenía un arma al costado de su cintura y el que se mantuvo siempre con ellos, «tenía una 45 que en todo momento exhibió para amedrentarnos», destacó y sumo que a él lo ataron de pies y manos.
-¿Estaban a cara descubierta?
Si en todo momento, tendrían entre treinta y cuarenta años, pensamos nosotros.
-¿En el tiempo que estuvieron, dieron vuelta todo?
Tal cuál, dieron vuelta todo el dormitorio a tal punto que no pudimos ingresar. Era imposible entrar, dieron vuelta cajones, tiraron todo en el piso. Sacaron para afuera un aire acondicionado que ya no funciona. Rompieron los papeles de atrás de los cuadros y amenazaron con romper los sillones para encontrar plata escondida que por supuesto no había.
El dramático y violento momento duró cerca de 40 minutos aproximadamente. Como relató Ana, los delincuentes «dieron vuelta la casa» en la búsqueda de una cuantiosa suma de dinero que estimaban que había oculta. Terminaron llevándose una cantidad de billetes que la pareja tenía en el lugar.
«A mí me sacaron el anillo y el reloj. Sí encontraron una suma de dinero que estaba visible en la casa y sacaron plata que Ana tenía en su billetera. No llevaron la computadora que estaba a mano ni otro elemento de valor» agregó Adelvi.
Entradera, violencia y fuga
Biolatto siempre tuvo claro que, en esos momentos violencia y de altísima inseguridad, lo importante era preservar la integridad física de ambos. Entonces recordó: «Cuándo preguntaron por el auto con intenciones de llevárselo, les dije que sí que se lo llevaran…pero parece que dudaron que pudiese sonar la alarma y entonces lo dejaron».
–Por la información que contamos, llegaron en un auto, con el que se fugaron
Sí, fue así. Yo seguía inmovilizado pero cúando pude mirar en dirección a la ventana, ví la punta de un auto y reconocí que era un Ford Fiesta color rojo
-¿Que pasó cuándo se van porque, ustedes seguían maniatados?
Cuándo se van, se llevan todas las llaves de la casa, cierran desde afuera y también se llevan nuestros celulares
–Y…cómo sigue todo, Adelvi?
Yo puedo liberarme, moviendo las muñecas y las manos. Voy zafando de los alambres hasta que logro desatarme. Desato a Ana y salgo por la ventana buscando ayuda entre los vecinos de la cuadra. No encuentro a ninguno, porque nadie estaba en sus hogares. Hasta que llega el vecino de enfrente y pudimos comunicarnos con la policía.
Después de la horrible situación, dónde atravesaron angustia, miedo y la sensación más terrible de vulnerabilidad; en horas de la tarde se comunicó con ellos un matrimonio que diariamente caminan por el sector sur de Cañada Rosquín. Precisamente en el camino entre la Sociedad Rural y la cancha de Golf, la pareja de caminantes encontró los celulares y las llaves, que estaban arrojados en una de las cunetas.
En base a todo lo expuesto, surge un gran malestar producto del episodio delictivo ocurrido el pasado viernes. Todo lleva a la desconfianza por parte de la pareja y de los habitantes de la pequeña localidad santafesina, de la existencia de una o varias personas dentro del pueblo que ofician de informantes, entregadores o «dateros» de delincuentes de otras ciudades.
Ana destacó a este medio, el rápido accionar de la policía y la pericia con la que actuaron. En el caso intervino el comisario Alejo Depetris más el personal de la Comisaría Tercera de Cañada Rosquín, además de los uniformados de la División Criminalística que realizaron levantamiento huellas, rastros, tanto en la vivienda donde se cometió el asalto como así también sobre el rodado utilizado para la fuga de los delincuentes.
La policía montó un operativo para dar con el vehículo y horas más tarde, el Ford Fiesta Kinetic color rojo que había sido sustraído en Rosario, fue hallado abandonado en un camino rural que une Cañada Rosquín con la ciudad de El Trébol.
Fuente: Posta Rosquin
