El gabinete Municipal, posteó el pasado 10 de junio, a 6 meses del inicio de gestión, una carta, que fue replicada en cada red social.
Lo que dice la carta
«Seis meses, por una vida mejor»
Fueron seis meses de sueños, seis meses de proyectos, seis meses de errores y frustraciones.
Fueron seis meses de revancha lleno de acciones, seis meses de gestiones, seis meses de ideas y seis meses de valores.
Somos un puñado de personas, que dejamos el alma, las neuronas, el sudor y la creatividad, buscando lo que parece una utopía: Que 16.000 personas vivan mejor.
Somos un grupo de chicos y de chicas, de señores y señoras; de gente, de soñadores, que cada día empujan el mundo, para verlo rodar y rodar. Capitaneados por una piba que salió del barrio, que vivió la experiencia de ser humilde y nunca se desprendió de ella. Pero que busca que una ciudad sea rica de espíritu. Que sueña que cada calle sea de luz, que cada barrio tenga color.
Somos un grupo de seres humanos que, cuando caminamos por las calles, nos llueven los “no se puede” pero, porfiados, torcemos la historia en cada momento y logramos que todo sea posible.
Somos gente que llega exhausta al fin de semana, que nos derrumbamos en la cama y se nos incrusta la almohada en la sien, habiendo resignado tiempo, amigos y familia, en pos de nuestra ciudad. Y somos aquellos que el lunes, recargados de energía, volvemos a empezar.
Somos esos que podríamos estar más cómodos y tranquilos en cualquier otro puesto, otro trabajo, pero le porfiamos a la vida, porque estamos convencidos de que hay un mañana mejor.
Somos una montaña de vidas, que ni se conocían, pero que creímos en un proyecto de unión, hecho e hilvanado por esa chica que sabe como nadie, escuchar a la gente de cada clase social.
Y vamos, avanzamos, chocamos, reculamos, retrocedemos, y volvemos a avanzar. Porque allá adelante hay una ciudad mejor, inserta en un mundo mejor. Y la imaginamos, y la palpamos, y la sentimos, y la soñamos.
Y así, cada mañana, desde hace seis meses, aporreamos el despertador, le madrugamos a la vida, y transportamos en nuestra maleta, ese pequeño granito de arena, que se suma a otro, y a otro, y a otro, para forjar en este suelo querido, una vida mejor.