El PEAM Municipal invita a toda la comunidad a encender un fuego en el anochecer del miércoles 23 de junio.
En cada hogar, en cada familia, juntos llenaremos de deseos la Fogata de San Juan para que el fuego se lleve las tristezas.
“En 2019, que fue el último año que la pudimos realizar por esto de la pandemia, hemos juntado alrededor de tres mil personas alrededor del fuego. Ya espontáneamente vienen las familias, traen algo para comer, traen sus deseos, se hacen concursos con los muñecos que se van a quemar, participan las escuelas. Como que la Fogata de San Juan, que fue disparada desde el PEAM Municipal, pasó a ser una celebración popular y comunitaria, donde, por unas horas, todos se toman de las manos en una ronda gigantesca alrededor del fuego, que es absolutamente mágica. Y se extraña mucho, por supuesto”, explicó la coordinadora del programa, Graciela Pons.
“El año pasado, 2020, año de pandemia, hicimos la propuesta para que cada uno en su casa, en el anochecer del 23 de junio, prendiera un fuego pequeño, mediano o como cada familia quisiera y que los niños confeccionaran sus muñecos para quemar, para que se vayan los malos deseos, con sobres y papeles, pidiendo para que se concreten cosas buenas, buenos deseos. Y fue fantástico, porque después se han subido cantidad de fotos de diferentes familias, con sus niños, familias de El Trébol, prendiendo el fuego al mismo momento, el mismo día, en plena pandemia”, continuó la profesora.
“Por eso ahora en 2021, volvemos a invitar a toda la población para que siga prendido el fuego mágico de la Fogata de San Juan y rogar, orar, para que el próximo año, podamos tener la dicha de volver a juntarnos en una rueda, en un círculo mágico, alrededor del fuego y hacerlo con presencia física, con las voces cantando, con los cuerpos bailando, comiendo y abrazándonos”, destacó.
“Es absolutamente asombroso porque, si bien suele ser la noche más fría del año, el calor humano suple todo ese otro frío ambiental. Tiene que ver con nuestra identidad. Por eso decimos muy orgullosamente que hemos recuperado una ceremonia perdida. No hemos inventado la Fogata de San Juan, hemos recuperado una festividad popular y comunitaria que se había perdido en el tiempo y que volvió a aflorar desde la memoria de los mayores”, señaló con alegría la referente del PEAM local.
“Inmensamente felices y ¡Viva San Juan!”, sentenció.
Un poco de historia
En el año 2007, en una rueda de oralidad en el PEAM Municipal, una de las alumnas comentó que en su niñez y en su juventud, en el campo donde vivía, se festejaba San Juan y que se realizaba una fogata. Fue suficiente ese disparador para que unos y otros comenzaran a contar sus experiencias, sus vivencias y sus recuerdos en relación a esta ceremonia, que es ancestral y que se realiza en todo el mundo y en las diferentes culturas.
“Los coordinadores de los talleres nos dimos cuenta que estábamos en presencia de testimonios muy importantes y que tienen que ver con nuestra identidad, por lo que empezamos a focalizar las siguientes ruedas de oralidad, direccionando la Fogata de San Juan. Y ahí empezaron a relatar las canciones que se cantaban, lo que se comía, los juegos, las celebraciones familiares, la forma de prender el fuego y cómo se pedían deseos al fuego, en este día víspera de San Juan, el 23 de junio, que es la noche más larga del año en el hemisferio sur”, explicó Graciela.
“En todo este andar, alguien dijo ¿Por qué no hacemos una fogata acá en el patio del PEAM, en el patio del ‘Chalecito’? Y fue así que en ese 2007, juntando unas ramas y unos leños, un grupo no mayor a 50, 60 personas, alrededor del fuego, lo encendimos, cantamos, se prepararon algunas de las comidas que habían manifestado y se obsequió una botella de licor a un señor llamado Juan. Ese fue el primer año”, profundizó.
“Al año siguiente, ya se sumó más gente y ya se sumaron más actividades y acciones alrededor del fuego. La cuestión es que, año tras año, este ceremonia que empezó siendo íntima, de un grupo de alumnos y profesores del PEAM, pasó a ser una celebración popular”, finalizó Pons.