Cesar Aresse, el canchero de Club A. Trebolense, fue una de las tantísimas personas a la que la muerte de Darío Luis Pietrani, le caló muy hondo.
El «Chelo», fiel a su estilo sentimental, dejó una líneas y le permitió a El Trébol Digital, poder publicarlas.
El texto
«Promediando las 15 horas de un hermoso lunes de sol, culminaba mí jornada laboral. En ese momento llegó la inesperada noticia, Darío, el «Pato», el «Pluma» ( como yo le decía), se nos había adelantado. Llore, insulte no sé a quien.
Ni un segundo dudé cuando el jefe de prensa, mi amigo «Pancho» me convocó para ayudarlo con el homenaje.
El arco lucía flamante, recién pintado, un gran trabajo del «Negro» César. Pinté la cancha. Junto al negro colocamos las redes y la bandera. Pusieron las luces, pocas palabras, mucho dolor y respeto.
Siendo las 21 horas puse llave a la cancha y me fui a mí casa, angustiado, con frío y solo. Preparé algo para cenar y en ese momento mí teléfono sonó. Salí corriendo para el club para abrir la cancha. Ahí estaba la familia del «Pato», lógicamente destrozada, pero muy orgullosos del hijo, marido, papá y abuelo que fue el «Pluma». Le di un abrazo a Vero, una mujer destrozada, desbordada de dolor por las 2 insuperables pérdidas, de lo que hablamos solo el «Centenario» fue testigo.
Cerré y no menos angustiado pero si mas tranquilo me fui a casa, sólo y tratando de buscar una explicación. El «Tata» Dios haciendo todo lo posible para parar está maldita pandemia requería de un ángel de corazón noble, honesto, de bajo perfil, de pocas palabras y mucho trabajo. Por eso lo eligió a é. ¿Quién mejor que el pato para atajar y ayudar a Dios a parar y ganarle el partido a la pandemia?
Así quise entenderlo yo.
César Aresse