Acompañaría a cualquier maestro a una marcha en la que reclamara volver a las escuelas… y estoy seguro que mi viejo hubiera sido el primero en marchar sin miedo a ministerios ni autoridades.
Es más, él hubiera organizado, como maestro y docente, la marcha.
Él marcharía porque tendría muchas ganas de ver a sus alumnos, a los que amaba con en corazón. Y porque amaba la docencia con el corazón. Porque amaba el aula, porque amaba que un pibe tuviera cultura. Porque amaba que aprendiera.
Porque amaba a su país. Porque amaba una Argentina culta. Porque amaba a la juventud educada. Nunca le importó el sistema y más rebelde se ponía si desde allí lo intentaban presionar.
Hay maestros – la gran mayoría – que hicieron patria en esta pandemia. Que se pelaron las pestañas adelante de un Zoom. Que se aggiornaron a la tecnología con lo que pudieron. Que intentaron por todos los medios estar cerca de sus chicos.
Fueron muchos, pero muchos, los maestros que se superaron a pesar de que el estado por el momento, no tuvo una puta idea caída de sus bancas. Ni siquiera le contagiaron a la sociedad argentina, un esbozo mísero de hacernos creer que quieren desesperadamente que los pibes vuelvan al cole.
Pero algunos maestros… les mandaron a sus alumnos un mail en 8 meses. Pero cobraron cada centavo de sus sueldos. Que le quepa el saco a quien corresponda.
Realmente estoy apenado. REALMENTE. Y cuando pienso en mi viejo, y siento sus ganas y su pasión, me dan ganas de luchar.
Él iba con 78 años a la escuela, le costaba escuchar porque era sordo como una tapia. Iba con bermudas porque se pelaba las rodillas cuando se caía en la plaza al salir a correr. No pasaba parte de enfermo. NUNCA!!! Iba con su libretita por AMOR A LA DOCENCIA.
Y de repente entrevisto a madres que se juntan para hacer un petitorio por sus hijos y la vuelta al cole y un poco de esperanza me vuelve al corazón.
Que los pibes vuelvan a las escuelas! Son nuestro futuro! Son el futuro de nuestra Argentina. Hagamos algo o habremos sido tan cómplices de nuestra ignorancia. Hagamos algo por todos los maestros que sufrieron en esta pandemia y que dieron clases como pudieron, pensando en nuestros chicos. O, repito, seremos cómplices, también, como ese pequeño puñado de maestritos que mandaron un sólo e mail en 8 meses a sus alumnos, pero pasaron por caja a cobrar.
La EDUCACION no se mancha.