El calendario de la Plaza San Martín y de la colocación de las banderas sigue siendo un tema, que si bien no es coyuntural, al menos genera enojo en los vecinos y debería ser un llamado de atención a los «cuidados de detalles» por parte del Municipio.
Ya desde hace tiempo, en la plaza central de la ciudad no se colocan las banderas en el patio cívico ni se iza la insignia patria en el mástil.
Pero además de eso, los sábados y domingos no se cambia la fecha en el antiguo y legendario calendario de Rosario y San Lorenzo.
Pero esta vez, todo excedió lo pensado. El pasado 12 de octubre, Día de la diversidad cultural, para el calendario siguió siendo 7 de octubre. Es decir, no se cambiaron las letras durante 5 días.
Que el paro de municipales, que el fin de semana o que el feriado. Son excusas que no suman ni convencen.
El sábado 10, al mediodía, una pareja de recién casados, quiso sacarse una foto en el lugar. Al ver que los números estaban desactualizados, desistieron de la idea. Una pena, verdaderamente.
En agosto, el edil de «100% Santafesino» Mario Mansilla dijo: «Necesitamos que se cambie el calendario durante los fines de semana y en los días feriado. Tampoco izan y arrían la bandera de la plaza y creo que no puede pasar una cosa así». Y presentó una minuta en el Concejo. Dos meses después nada cambió.
Calendario que necesita un cambio
El antiguo calendario, que está escoltado por dos grandes escudos, el de Rotary y el de Leones, fue un ícono de la ciudad durante décadas.
La gente se detenía a mirar sus flores, sus arreglos y era tradicional la foto tras un casamiento o un bautismo.
Ahora no tiene ni flores, ni cuidados, ni pintura ni actualidad en sus letras. Y eso que estamos en primavera.
No sólo eso. El calendario mira al sudoeste, y a los conductores de vehículos que transitas por San Lorenzo o Rosario, no les resulta cómodo ver lo que dice el calendario, aunque esté desactualizado. En este comentario habría que poner el emoji del la carita del monito tapándose la cara.
El calendario amerita un aggiornamiento, sumarle tecnología, comodidad y belleza. Si es mucho trabajo cambiarle las letras de manera manual, pues que sea la tecnología quien lo haga automáticamente.
Y un cambio de estética, con caras mirando a varios lados o bien, cambiar la ubicación del mismo en la plaza.
Claro, dirán que ese lugar es tradicional. Sus flores y su actualización también lo eran. Y hace tiempo que, lamentablemente, dejaron de serlo.
