En los últimos tiempos, el nombre “Aguará Guazú” resonó más de lo común en las noticias de los portales de la región. El avistamiento de estos animales creció y ante esto es necesario llevar información, conocimiento y sobre todo, transmitir responsabilidad ciudadana en relación a esta especie.
Para esto, El Trébol Digital, se contactó con el profesional Antonio Scciabarrasi, médico veterinario del Centro de Fauna “La Esmeralda”, profesor de la Facultad de Veterinaria de la Universidad del Litoral; y además, integrante del “Protocolo Provincial para la especie”.
¿Aguará Guazú?
Se trata del cánido más grande del centro y sur de América. Es un animal mono típico, quiere decir que su género taxonómico tiene una sola especie –no es pariente de nadie, ni de los lobos, coyotes o zorros- y cuyo nombre es Chrysocyon brachyurus.
“Es un animal que pasa gran parte del día de forma solitaria -dependiendo la época del año- y crepuscular, es decir, que en el día tiene poca actividad y su mayor acción se da a la tarde noche y a la noche”, detalló el veterinario sobre el andar del Aguará.
Un dato importante para destacar es que “son totalmente inofensivos para el hombre, no van a atacar nunca a las personas”, más allá que por su tamaño cercano al metro y en algunos caso, al metro diez, puedan generar temor.
Tampoco comen ganado, sólo presas chicas, por lo que nunca van a comer una vaca, un caballo, un perro o un ternero. “Son animales muy altos pero livianos, con un peso cercano a los 30 kilos. No tienen dimorfismo sexual externo visible, es decir, que no se pueden diferenciar a un macho de una hembra a simple vista. Tampoco una coloración que los distinga. No presenta un peligro para la gente en absoluto”, aseveró.
Siguiendo con la radiografía de la especie, Scciabarrasi habló sobre su nutrición: “Se alimenta de pequeñas especies, en líneas generales de roedores silvestres como cuises y ratas; pequeñas aves como tinamidaes o perdices; algo de fruta silvestre, armadillos como los peludos y eventualmente, consume peces y anfibios como ranas, sapos y serpientes. Siempre animales de pequeño porte ya que es un animal que caza muy similar a cualquier carnívoro de los pajonales”.
Aguará santafesino
El Aguará es un animal de esta región y pertenece a Santa Fe, aseguró el veterinario quien ahondó: “Es de acá, lo que pasa que por sus hábitos de vida, la gente no los vea tan seguido. Es santafesino, tiene una gran población aquí y en la región noreste argentino como Corrientes, Choco, Formosa, Córdoba, Entre Ríos, Santiago del Estero y en menor medida, en Misiones”.
“Aunque se vean más en esta región, no se pueda aseverar que haya más, inclusive probablemente sean menos individuos. Están movilizados por varias razones, entre ellas porque entran en periodo de celo -tiene un ciclo sexual al año, generalmente en otoño- y eso hace que la comunidad los note y en muchos casos, los atropelle en las rutas”, explicó lamentándose.
En peligro
El cánido se encuentra en peligro de extinción por su regresión poblacional, que tiene varias causas como los ciclos de sequías e inundación, las urbanizaciones, las quemas y obviamente el desmonte, más allá que no es un animal que netamente viva allí, sino en pastizales con algo de montes.
“Están en peligro de extinción y dentro de Argentina está catalogado de esta manera por el programa “Extinción Cero”, gracias a la fuerza que ha hecho la provincia de Santa Fe para que tenga esa categoría”, puntualizó en relación al trabajo de preservación.
El profesor de la UNL contó, en este sentido, que esta provincia “es la única que tiene un protocolo de acción para el rescate de los animales y hoy por hoy, está siendo copiado por otras provincias”. En este sentido, destacó que el proyecto es parte de la autoría de “Granja la Esmeralda, donde él trabaja y que es el centro de fauna de toda la provincia.
La “Esmeralda”
Esta granja es uno de los actores número uno en llevar adelante la preservación y lo hace a través del Ministerio de la Producción, el Ministerio de Ambiente y el Ministerio de Innovación y Cultura que lleva a cargo el registro de los individuos encontrados. “El protocolo implica chipear los animales con un número para así empezar a conocer mejor la población”, señaló.
Para destacar el accionar de las autoridades gubernamentales, el Aguará junto con el Venado de las pampas, tienen la conservación máxima que una provincia le puede dar a una especie y esto significa protección.
Rescate y liberación
“La Esmeralda, que lleva quince años de ardua labor, se dedica al rescate, rehabilitación en toda la provincia y liberación de la especie en función al lugar del rescate, para mantener su parentesco genético. Después de los estudios generales genéticos, se busca la reserva ecológica más cercana y se lo libera”, describió Antonio.
Por otra parte, las sueltas, según relató el especialista, no siempre son inmediatas ya que muchas veces deben ser trasladados para análisis de los veterinarios, si su origen no es claro. “Hay que saber si ha sido doméstico o no; si ha estado en contacto con perros ya que puede arrastrar a la población silvestre enfermedades. También, porque hay algunos que tienen lesiones y necesitan ser curados. En la Esmeralda contamos con una hembra que le falta un miembro por una colisión con un auto y otra está ciega a causa de una enfermedad de perros domésticos”, completó.
Reservas ecológicas
La Esmeralda utiliza todas las reservas ecológicas de la provincia debido a que es la Subdirección Provincial de Ecológica de Santa Fe y entonces puede hacer uso de las reservas provinciales si es necesario para liberar estos animales.
Toni, como lo suelen llamar, explicó que dichas reservas, son lugares abiertos y donde los animales pueden salir de la misma y por eso recomiendan a la gente que por favor no los dañe y que los cuide ya que pertenecen a esta fauna y deben perpetuarse para que las generaciones venideras conozcan un animal tan bello como el Aguará Guazó.
Para cerrar, el médico veterinario concluyó sobre la importancia de conservar a los Aguará sanos y salvos: “Cumple una función ecológica fundamental, como dije antes comen frutas, e intervienen en el ciclo de algunas frutas nativas, en el ciclo biológico. Come y defeca y se sigue plantando. Al comer roedores también mantiene la población”.