Yo no soy hombre de bar, mucho menos de las cartas o el café.
Pero sí soy memorioso de una vida en que la ciudad y «lo de Testa» estuvieron ligadas por 51 años.
En aquellos años, en que de purrete iba con mis viejos a comer, «lo de Testa» era el centro social de El Trébol.
Hubo más lugares, pero la esquina tradicional de la familia Testa fue siempre única.
Las épocas actuales, la debacle económica de un país desde hace
algo más de una década en adelante, la pandemia y el desgaste de tantos años le pusieron fin a un hermoso cuento de amor y trabajo.
Recuerdo como a mi viejo le encantaba ir por el afecto que tenía con Luis. Carlos llegaba y la «Gata» se acercaba a la mesa y le convidaba «un salamín» especial y a mi viejo se le caían las babas.
O las ensaladas que mi vieja encargaba por teléfono a Ana. Las íbamos a buscar en grandes «tuppers» los sábados por la noche, ante alguna comilona en casa.
En estos tiempos, los Testa siguieron ligados a mi vida más actual.
Mi hija mayor siempre «murió» por el puré de manzana de «la Ana» y sus cocineras.
Y así puedo contar más y más anécdotas.
Pasaron los años y al volver la vista atrás están el «Pollo Don Luis» y los sandwiches» que creó Luis con la gran «Colo» Contreras y la notable Mirta Ceballos. El «Menditeguy», el «Danielle»,el «Marcelle», el «Juliana» y más, que esconden el secreto de sus nombres en los nombre de sus familias más cercanas… (saquen conclusiones y si alguno no les cierra, busquen en algún segundo nombre).
Yo recuerdo las previas de Okey en lo de Testa. Con la «plaga» pasábamos primero por la «confitería» que después decantó en el restaurante y después, subíamos tarde al boliche, porque subir a las 12 en punto era para los «pendex».
Pasaron 51 años de ese tributo al servicio. Del amor con el que Ana trabajó durante tantos años, con el talento de Luis y el apoyo de toda su familia.
Los Testa son una institución de la ciudad, con sus 51 años de gastronomía ininterrumpidos y en la cima durante ese período.
Esa esquina quedará en la memoria y en el corazón de los trebolenses, de la región y hasta de los viajantes.
«Lo de Testa» era lo más parecido a sentirse en familia.
Hoy tomé el último café tirado por mi amigo «Tato». Se lo va a extrañar, tanto como a su familia.