El descargo de Jorge Bernard tras la clausura de su local

Jorge Bernard y su esposa Eugenia tienen un cotillón en la ciudad de El Trébol. Semanas  atrás, el local fue clausurado en horas de la noche y la sorpresa de los propietarios llegó al día siguiente, cuando al ir a trabajar se encontraron con las  fajas en la puerta.

En diálogo con este medio, Bernard explicó: «En primer lugar lo único que queremos es dar a conocer nuestra experiencia y nuestros sentimientos respecto de esa experiencia, para que sirva como critica constructiva y permita mejorar. Por qué ahora y no antes? En realidad habíamos pensado hacerlo enseguida, pero preferimos concentrarnos en a reabrir el negocio y una vez hecho eso, si darlo a conocer presentando un escrito formal al Sr. Intendente y al Concejo también. Esto debe constar en algún lado para que se tomen las acciones correctivas correspondientes».

La visita de los inspectores

El propietario del «Cotillón integral» contó: «El Sábado 21 de marzo pasaron dos inspectores, realizaron la inspección visual y corroboraron de que estábamos respetando las condiciones higiénicas de prevención, con la alfombra sanitaria con cloro, el alcohol en gel o al 70%, el distanciamiento etc. Cómo no había nada que objetar, le dijeron a mi esposa que habían llamado a alguien en la municipalidad y que les habían corroborado de que podía seguir trabajando, que estaba todo bien. Fue todo verbal. El día martes 24, feriado, trabajamos medio día, y a las 11:30 aprox., pasaron otros dos inspectores distintos a los del sábado, esperaron que se retirara la persona que estaba comprando y nos dijeron que los habían enviado a constatar que el negocio estaba abierto. Obviamente que si lo estaba, no habíamos tenido objeción alguna y estábamos dentro de los negocios de cercanía exceptuados o al menos eso creíamos. Seguidamente dijeron que tenían que labrar un acta de infracción porque no podíamos tener abierto. Sorpresa! El sábado 21 podíamos y el martes 24 no podíamos. Preguntamos por qué, los inspectores no sabían, les dijeron que tenían que hacer un acta de que estaba abierto y eso dice el acta en observaciones: «Negocio Abierto» y nada más.  La hicieron, se firmó bajo reserva de ley, porque no nos decían claramente cuál era la infracción y se fueron».

Continuó diciendo: «Ya habíamos decidido trabajar medio día ese martes por lo tanto a la tarde no abrimos. Alrededor de las 20:00 nos avisa un vecino del lugar que estaban los inspectores y la policía en la puerta. Empezamos a llamar por teléfono, porque no podíamos romper la cuarentena, para ver quién nos decía el motivo. Después de molestar a mucha gente. La respuesta que conseguimos fue: «En la resolución de clausura pegada en la puerta dice. Nos habían clausurado. El miércoles a las 7 de la mañana fuimos a ver qué decía?  Lo que leímos en el acta fue que era por incumplimiento a las resoluciones administrativas desde la 44 a la 50, o sea seguíamos sin saber.  A las 7:30 me presenté en el municipio, esperando que me atendiera la Jueza de Faltas. Éramos unos cuantos esperando. Recién a las 11:00 de la mañana enviaron dos personas para decirnos que la Jueza no iba a atender a nadie y que las clausuras se mantenían hasta el 31 de marzo, fecha en dónde se evaluaba la primera etapa de la cuarentena, que si queríamos realizar descargo por escrito lo podíamos hacer por mesa de entrada o telefónicamente, lo que me causó asombro, porque nunca pensé que se podía hacer un descargo telefónico. A lo que respondo que no puedo hacer un descargo porque no sé que dicen las resoluciones de la 44 a la 50, es decir, no tengo el motivo específico de la clausura. Una de las personas me contesta que esas resoluciones están en web. Le pedí que me dijera dónde, le ofrecí mi teléfono para buscar en la página de la municipalidad, me indicaron pero no eran las resoluciones eran las placas de información. Las resoluciones no estaban publicadas en la web ni en ningún lado, ni siquiera integrantes de la junta, ni concejales sabían del contenido de esas resoluciones, por lo menos a quienes le preguntamos. Recién estuvieron subidas el 31 de marzo o después».

Entrevista con la Jueza de faltas

El dueño del comercio clausurado siguió su relato:  «Lo más triste es que entre las 7:30 y las 11:00 pasaron alrededor de 3 o 4 veces las funcionarias de alto nivel y nos dijeron que ya le avisaban a la Sra. Jueza de que estábamos esperando. Lo único que necesitaba saber, al menos yo, era el motivo para poder hacer el descargo correspondiente. Pero claro, como voy a pretender que me atiendan 5 minutos con el grado de emergencia que había. A todo esto ya me había pasado la noche en vela buceando en las ordenanzas y buscando las famosas resoluciones 44 a 50, tratando de ver que habíamos hecho mal. Cuando llegué a mi casa, volví a llamar a la funcionaria a cargo y me dice: «No te habló el coordinador de desarrollo comercial e industrial? «Nooooooo», le contesté. Y recién ahí es donde está persona me dice que no teníamos el comercio habilitado. A lo que le dije, pero si está habilitado desde 2018. «Sí», me contestó. «Para cotillón y juguetes no para los otros rubros». O sea que el motivo de la clausura era porque no habíamos hecho los informes de ampliación de rubros en el Drei. Cuando abrimos, lo hicimos como cotillón y jugueteria, en la medida que fuimos creciendo incorporamos rubros, los dimos de alta en Afip pero no lo hicimos en el Drei. En definitiva el motivo fue ese. Para Afip estábamos bien pero para el municipio no. Digamos, como dice Maradona, que se nos escapó la tortuga».

Bernard enfatizó:  «Ahora, en la resolución de clausura no dice que fue por no informar al Drei las modificaciones como se establece en las ordenanzas 1055 y 1177, fue por incumplimiento de las resoluciones de la 44 a la 50. Qué dicen las ordenanzas 1055 y 1177? Que para clausurar un local por no haber informado las modificaciones o ampliaciones de rubro ,entre otras cosas, primero debe haber una notificación fehaciente del municipio, una intimación, con diez días de respuesta, la cual nunca estuvo. Pero es un caso especial, la cuarentena está por sobre todo y no hay tiempo de pensar. Hay que ejecutar. Mire si un negocio que estaba tomando todas las precauciones, haciendo las cosas bien en su local contagia a todo un pueblo. Es más fácil clausurar, menos laborioso y de paso reponemos caja. Que analizar la situación y aplicar el sentido común. Ahí es donde faltó la empatía, por lo menos decirnos o mandarnos a decir, señores cierren porque uds no están dentro de los negocios exceptuados según la habilitación del Drei. O mejor aún verificar que estemos trabajando en condiciones ideales de prevención y darnos la posibilidad de realizar la modificación, nos faltaban dos meses para hacer todos los trámites para renovar la habilitación. Nos conocemos todos, no es tan difícil. Ahora, sí nosotros estábamos en falta con las medidas de prevención, quédese tranquilo que no estaríamos hablando de esto».

Y continuó: «Le digo más, nosotros habilitamos y abrimos en agosto de 2018. En dos años nunca vinieron a realizar una inspección posterior a las de rigor para habilitación, o sea que si no se declaraba cuarentena no pasaba nada, en tiempos donde no pasa nada extraordinario no hace falta controlar, las motos pueden andar sin luces, sin escape, gendarmería no hace falta, me entiende? Cuando finalmente nos atendió la Jueza de Faltas el día 6 de abril, nos ratificó verbalmente que la clausura se debía al incumplimiento de las resoluciones 44 a la 50. Pero no que era por incumplimiento de las ordenanzas 1055 0 1177. Le pregunté qué tenía que hacer? Y me dijo que pagar la multa y actualizar el Drei. Unos $ 4380. Eso es la mitad del alquiler del local así que le pregunté si podía pagar en cuotas a lo que me respondió que sí pero que la faja se retira recién cuando se finalice el pago de la multa. O sea, que si yo necesitaba seis meses recién podría sacar la faja en setiembre; viva la empatía!!! No me quiero ni imaginar si la multa era de otros montos como trascendieron de más cifras, ahí directamente tenemos que cerrar».

El propietario del cotillón continuó su relato. Le pregunté si no podían siquiera avisarnos en lugar de clausurar así, abruptamente? Me dijo que no, que estuvieron, que no hicieron tiempo y que en la web y en los medios se hicieron las publicaciones correspondientes. Y así nos fuimos con más problemas que soluciones. Más tristes de lo que entramos, cómo si hubiésemos cometido el peor delito que se pueda cometer, ni a los criminales deben tratar así», Y exclamó: «Ahhhhhh pero claro ellos tienen derechos humanos, nosotros solo trabajamos.Como explicarle el sentimiento de impotencia, cuando se necesita una mano en el hombro o una sonrisa, ¿que vuelve? una respuesta fría y técnica. Muy del hacer lo que se debe cuando la realidad te indica parar la pelota ver dónde estamos, si no es posible otra medida. Ahora sí, en tiempo de elecciones la empatía aparece toda junta. Entendemos que es una situación especial, única e inesperada. Que nos tomó a todos por sorpresa, que nos obligó a modificar un montón de cosas. Pero también nos mostró la verdadera cara de funcionarios que no están preparados para este tipo de crisis. Quién les va a decir algo? No es humano equivocarse? Por supuesto, pero más humano es reconocerlo y solucionarlo. Quédese tranquilo, que el intendente sabe que estas cosas ocurren, él sabe bien de estás cosas y debe hacerse responsable porque la responsabilidad no se delega. UD. Puede delegar una tarea en un colaborador, en un funcionario pero UD debe supervisar, corregir, avalar y reconocer la actividad de ese funcionario o colaborador, puedo nombrar un montón de cosas que realizó el intendente que me parecen adecuadas y las aplaudo pero hay otras tantas que no y está es una de ellas.  Son tiempos muy difíciles, no necesitamos más problemas, más piedras. Somos una localidad pequeña, privilegiada si se quiere, o con suerte, no sé. En lugar de clausurar sin motivos claros, hagan un terraplén adecuado en los accesos, retiren las gomas que se llenan de agua y favorecen la proliferación de mosquitos, controlen bien que la gente que salga y reingrese, o ingrese de afuera, proveedores, vendedores etc, lo haga en las condiciones adecuadas. Pónganse la camiseta de El Trébol. No la del facilismo saliendo a obedecer cómo soldaditos sin pensar ni razonar, les preocupa más hacerle caso al gobernador que analizar y plantear soluciones a medida para nuestra población. Salgan de la oficina. Si no tenemos casos, caminen la ciudad, hagan algo por el taller protegido.  Por los chicos y familias en condiciones desfavorables, busquen un protocolo que habilite comedores, sumen no resten. Ya pasaron 70 días de cuarentena ahora es donde más hay que estar más unidos y ser proactivos, no más destructivos que la cuarentena a causa del virus».