La pandemia del COVID19 le cambió la vida a todos. En un corto tiempo, las costumbres cambiaron, las rutinas se modificaron y los hábitos dejaron de ser.
Particularmente, los niños y niñas fueron uno de los sectores más afectados, no solo por dejar de ir a la escuela, sus deportes o actividades, sino que perdieron el contacto con el otro, tan importante en la niñez.
La Lic. en psicopedagogía Angelina Molinero, habló sobre este nuevo proceso, resaltando que en tiempos de “EDUCACION en aislamiento Social, preventivo y obligatorio”, el trabajo en equipo entre la escuela, la familia y los profesionales es imprescindible.
“El escenario donde se construye el proceso de enseñanza y aprendizaje cambió rotundamente, de una semana a otra comenzó a tener como actores a niños, niñas, adolescentes, docentes, padres, madres, hermanos, abuelas, porque se está construyendo en casa. Las condiciones, modalidades, contextos, roles y tiempos cambiaron. Y como todo cambio, implica desestructura, necesita tiempo. Es un proceso”, argumentó.
Más allá de la generalidad del cambio, explicó la profesional, “cada familia, cada niño, cada escuela, vivencia esta situación de diferentes maneras” y que “si bien la batalla que se enfrenta es colectiva, no se debe dejar de observar y considerar las individualidades”.
Nuevo contexto: aprendizaje escolar pero en casa
“Angi” Molinero de experiencia en el ámbito profesional, expuso como debe ser el acompañamiento y señaló que en primer lugar, sugiere que “en las actividades –que prefiere llamar así y no tareas- los adultos puedan identificar cuáles son las que los niños pueden hacer solos, y cuáles las que necesitan de su ayuda”; esto es sin dudas para permitirles seguir desarrollando la independencia en el aprendizaje.
“Por otro lado, es importante organizar dichas actividades del día en bloques. Que no haya un poco de actividades escolares, después un rato de juego, luego más actividades escolares y después juegos en red”, detalló y continuó: “Sino, que puedan llegar a un acuerdo (adultos y niños) sobre en qué momento se realizará cada cosa. Esto organizará a ambas partes; y no es necesario que sea estricto, sino organizado. El tiempo libre para imaginar, crear y elaborar esta situación, son imprescindibles”.
Motivación
Tener que cumplir con el aprendizaje a distancia que envían de la escuela puede resultar no tan grato y para eso, la psicopedagoga sugirió: “En el momento de realizar las actividades escolares, pueden crear un momento agradable, por ejemplo, que haya algo rico para comer, que el niño elija el sector de la casa para realizarlas, que su muñeco preferido sea el alumno y el niño el enseñante, es decir, que sea un momento placentero, de disfrute”.
En esta cuestión, Molinero hizo hincapié en que los adultos no intenten adaptar la casa como lo es la escuela: “En casa no está el patio, los juegos, los amigos, la seño, el timbre. No nos exijamos unos a otros, a niños, a padres, a docentes, porque esta nueva forma de educar la estamos construyendo juntos y nadie antes de esta situación inédita sabía cómo hacerlo”.
La crisis como oportunidad
“Estamos transitando una experiencia única, que puede enseñarnos muchas cosas que en lo cotidiano y rutinario no podemos visualizar”, reflexionó la licenciada Molinero sobre esta etapa de la historia.
“Los niños están aprendiendo otras habilidades, a realizar tareas domésticas, a toser en el pliegue del codo, a higienizarse, a cuidar al otro. Los adultos debemos ver que estos aprendizajes son tan importantes como lo es aprender a sumar y restar, a escribir y leer. A su vez, es importante detenernos y observar cuánto nos están enseñando los niños a los adultos, la flexibilidad con la que transitan esta experiencia”, advirtió.
En el mismo sentido, Angelina destacó que “esta nueva experiencia educativa es una oportunidad para afianzar la relación entre familia y escuela” y que hoy por hoy, “la familia está continuamente en contacto con la seño, esperando las actividades, consultando lo que no comprenden, solicitándoles adaptaciones, quizás dándose cuenta que sus niños no pueden hacer las mismas actividades que el resto de sus compañeros”.
“Esta comunicación necesaria debe ser paciente, cada actor asumiendo su rol, reconociendo la importancia de construir un buen equipo que beneficiará a todos, principalmente al aprendizaje de los niños”, sentenció.
Para concluir, la profesional consideró que es sumamente importante que los niños puedan seguir en contacto con sus amigos, a través de llamados o videollamadas: “En este tiempo observé que es lo que más extrañan, sus pares, sus amigos, con quienes se identifican, con quienes se comprenden mutuamente, con quienes construyen aprendizajes”.