La pandemia es una realidad. El COVID19 es parte de la vida de los argentinos y de los habitantes del resto del mundo. El virus llegó abruptamente para instalarse, quedarse y generar todo tipo de sentimientos y estados.
Y esas sensaciones, tan diversas como las personas mismas, nos ponen en el desafío de pensarnos a sí mismo, de mirarnos, de conocernos, de vernos, pero también, y fundamentalmente, nos reta a ver a pensarnos como un todo, un ser social inserto en una comunidad, que puede y debe mirar a los otros. Es esencial ser esa parte única y distinta de ese todo social.
Estas cuestiones, a veces, es necesario enmarcarlas, ponerles nombres o tal vez darle una respuesta, un significado que ayude a comprender el momento o a transitarlo de la mejor manera posible, tanto en lo particular como en lo comunitario.
La psicóloga Victoria Bonelli, puso palabras a este hecho histórico que se escribe día a día, desde un aspecto profesional, pero primordialmente, desde una mirada social profunda, cooperativa y solidaria.
La pandemia, el aislamiento y las personas
“Es una responsabilidad muy grande hablar sobre esta tormenta que estamos viviendo”, contextualizó la licenciada para luego remarcar: “Del otro lado hay alguien que recibe esa información, que la lee y que inevitablemente le genera un impacto”.
“Nuestra vida cambió abruptamente, el costo es para toda la sociedad pero para algunos el costo es mucho más alto; y en esto hay dos cuestiones. Por un lado la pandemia, el virus en sí, y todo lo que implica; y por otro lado, la cuarentena y el aislamiento. Por más que una cosa sea consecuencia de la otra, me parece importante establecerlas por separado”, explicó sobre los puntos a analizar.
“La pandemia es algo real que atraviesa el mundo. El aislamiento, también lo es y si bien nos atraviesa a todos y a todas, cómo cada uno vivencia esa quietud, es singular”, describió.
Esto es, según ahondó Bonelli, una “quietud que interpela, que molesta, que saca de una zona de confort y que obliga a detenerse y mirar hacia adentro”, particularmente “en un mundo donde estar quieto no es bien visto porque hay un sistema que no lo permite”.
Mirar al otro
“Es importante decir que el aislamiento es muy singular, están aquellos que pueden quedarse en su casa, respetando esta medida -tan importante por cierto- y aquellos otros, que esa quietud se convirtió en su mayor enemigo porque no le permite ni siquiera cumplir con las necesidades básicas para su familia. Hay que reconocer que hay un Estado presente, pero que estas realidades deben ser miradas por todos y por todas, no solo por el Estado”, reflexionó sobre las realidades que se perciben en las calles.
La profesional de la salud psíquica explicó que cuando se escucha en los medios o en las redes sociales decir que es un momento de mirar para adentro, de conectar con uno mismo -lógico y una buena oportunidad que comparte- es solo para algunos pocos.
“Es un momento de mirar para los costados, de mirar al otro, de mirarnos unos a los otros, de pensar en colectivo y no de forma individual, de brindarnos ante las vulnerabilidades. Creo que este es el gran reto que nos propone este momento histórico”, afirmó.
Las emociones
“Yendo al plano emocional, y a las consecuencias del aislamiento, podemos decir que hay emociones comunes que se observan en la mayoría de las personas, que son el MIEDO, la ANGUSTIA y la ANSIEDAD”, teorizó sobre el proceso que transita la sociedad.
“Lógicamente que hay miedo porque el virus puede generar, nada más y nada menos, que la muerte, algo tan temido por el ser humano, porque me puede tocar a mí, porque le puede tocar a un familiar, a un amigo”, profundizó.
La angustia, ese otro concepto, advirtió Victoria, genera consecuencias desde el plano económico, social, sobre la salud. “Es fundamental detenernos y no asustarnos por este baje emocional; es importante saber que no hay emociones positivas o negativas. Cada emoción tiene su función, que están por algo y que las necesitamos para sobrellevar esta situación”, definió.
Finalmente, hizo una detención en la ansiedad y la definió como una emoción que por lo general, prevalece en las personas y más aún estas situaciones. “La ansiedad es una emoción que se siente cuando estamos frente a un peligro que puede ser real o imaginario y que genera una reacción en nuestro cuerpo y en nuestra mente. Es como una alarma natural, que se enciende ante situaciones peligrosas o difíciles. Prepara nuestro cuerpo y nuestra mente para reaccionar y enfrentar eso que nos preocupa”, precisó.
Cómo seguir adelante
Vicki Bonelli, desde su experiencia profesional brindó algunas sugerencias para llevar adelante lo más sanamente posible el aislamiento, entre ellas, tratar de no consumir en exceso información sobre el coronavirus, ver de qué fuente proviene eso que consumimos, y también, ser cuidadosos al reproducir la información.
“Dentro de las emociones que nos genera, es necesario poder atravesarlas como nos salga; no tratar de callarlas sino atravesarlas porque están para algo, porque tienen su función. Estas emociones vienen a acompañarnos y a ayudarnos a sobrellevar esta situación”, manifestó.
Al mismo tiempo, explicó que hay que intentar hacer aquello que haga bien, ya que no es momento de ser productivo sino de hacer esas cosas que hacen bien al corazón, al cuerpo, al alma, a la mente.
“No me voy a ir por las ramas diciendo que esto nos va a enseñar algo porque no sé si podemos o no aprender de esto, pero si decir, que sin dudas, esto nos interpela y nos interpelará como sociedad”, sentenció Bonelli, para cerrar una noto que invita a reflexionar desde uno y hacia el otro.
Por Melisa Barrios.