No te duermas, no te quedes, no te entregues.
Hoy, en días de silencio y de soledad, te pido que no te entregues, que no te quedes, que no te duermas.
No te resignes, en estos tiempos de tristezas agudas y de miedos asfixiantes.
No te aflijas, no te arrodilles, no te caigas.
No te vayas, no te alejes, quédate, apretá el puño y salí a pelear.
Estamos hechos de coraje y nada en este mundo nos tiene que quebrar. Estamos hechos de músculo noble, ese que heredamos de ellos, los que hoy ya no están.
Pensá en lo que te diría tu papá, tu abuelo y el del más allá. Hoy no basta un puñado de invisibles enemigos para tumbarte, para derrotarte, para verte caer. Porque vos no sos así, porque tenés agallas, porque tenés sangre de campeón.
No te desesperes, porque en el momento de más angustia, de más miedo y de mayor desesperación, alguien llegará a darte una mano, sin barbijo, sin profilaxis, una mano para el alma, para tu corazón, para su ser.
Porque cuando parezca que nada más queda, empieza ahí, recién ahí, la verdadera historia de tu ser. Porque al final del camino, justo en el epílogo de lo que creías, está el inicio de tu verdadera historia.
Hoy parece que nada tiene solución y que la luz al final del túnel está distante, casi imperceptible, casi inexistente. Sin embargo, allá al final, hay luz, y no es distante, no es imperceptible, no es inexistente.
Es la luz del primer día del resto de tu vida y vale la pena vivir esa vida, la puta que vale la pena vivirla!
Estamos ante el desafío de nuestras vidas, de nuestra generación, de nuestra era. Yo sé que es ya una frase trillada decir que a nuestros abuelos los llamaron a la guerra. Pero la humanidad también pasó un holocausto, dos guerras mundiales y miseria y salimos vivos.
Pasó pandemias peores, tsunamis y gobiernos de facto y salimos vivos.
Pasó terremotos, tragedias y corrupción de esas que se cobraron vidas. Y sin embargo salimos vivos.
Hoy te pido una sola cosa. Te lo pido como vecino tuyo. Como ciudadano, Como periodista, Como hombre, Como ser imperfecto. Como un pibe más. Hoy te pido que aunque te cueste, inundes de esperanza y brillo las redes sociales, los mensajes de whatsapp y las llamadas por teléfono.
Hoy te pido que no repliques los audios anónimos, que no te preocupes por el mañana porque primero tenés que vivir el día de hoy.
Hoy te pido que en lugar de miedo regales una sonrisa. Que en lugar de angustia, regales aliento. Que en lugar de incertidumbre, hoy, muestres optimismo.
Con tu vecino, Con tu hijo, Con tu mamá. Con tu papá. Con tu hermano. Con tu amigo. Y con tu enemigo también. Hoy decile que “todo va a estar bien”.
En esta cuarentena, seguro un poeta escribió su mejor poema, un cheff creo su mejor receta y un artista compuso su mejor canción.
Hoy sembrá un gesto de generosidad para el que está a tu lado. Dejalo pasar en la cola del súper. Decile te quiero al que lo necesita. Mandale un chiste para que se ríe y hasta te permito un “meme” del puto coronavirus, o dos. Pero hoy regalá una sonrisa, que este mundo la necesita.
Porque hoy, en algún lugar del mundo, seguro que empieza a salir el sol. Y vos, si regalás esperanza, vas a ser el primero en verlo.
Un abrazo, gigante, eterno.
Pancho