Por Melisa Barrios
La razón de vivir siempre estará en mi memoria. En la añoranza de los buenos momentos, la nostalgia de la risa, de la felicidad, de esa mirada tierna que nos dio tranquilidad.
Estará en el recuerdo de aquellos días negros, que nos hicieron inmensamente fuertes y que a pesar del horror, nos transformaron y nos dieron la más valiosa forma de vivir, que es el amor.
Esa razón de seguir, es la semilla de aquellos que se hicieron viento, que iluminaron la lucha con sus almas hechas fuego, trascendiendo y haciéndose infinitos en la historia.
La razón de vivir está en los buenos sentimientos, en los deseos dulces y compasivos hacía el otro. En el largo, duro e inquebrantable camino de los pañuelos blancos. En las valientes, en las locas que pisaron la plaza en plena penumbra y que con sus pasos fueron encendiendo los faroles de la libertad.
Continuar. Vivir. Crear. Ser. Es hoy posible por esa razón inexplicable que la memoria da y no dice que no hay dolor que pueda quebrantar la lucha del bien.
Hoy, 24 de marzo, tenemos esa conciencia, la misma memoria, el pedido de verdad y los mismos deseos de justicia. Sin poder salir, sin poder marchar, sin pisar las calles para hacerlas pueblo como desde tantos años.
La marcha esta vez será desde cada una de los hogares, será en las redes, en las puertas y balcones, en la MEMORIA DE LOS ARGENTINOS.
