Desde hace unas semanas, un nuevo virus cambió la agenda mundial y de muy pocas otras cuestiones se habla. El Coronavirus (COVID19) se lleva todas las miradas, inclusive en nuestro país, donde recién, dos meses después del inicio de la enfermedad, se confirma un caso.
Las miradas están puestas en donde no van. Hay que estar atentos pero no en pánico, ni llevándose los titulares. Hoy, es la Argentina del dengue, de es mosquito que ya mató a tres personas; es el país en donde volvió el sarampión; el lugar de las vacunas ausentes, con un ministerio de salud que reapareció sólo hace unos meses. Es la patria donde se mueren niños desnutridos.
Argentina. La Nación en donde cada 36hs. asesinan a una mujer; donde matan por el simple hecho de ser mujer. Micaela en Catamarca, Guadalupe en Lobos, Jordana en Mar del Plata. Ya no están, las asesinaron hace no muchas horas y faltan…
Argentina. El país de los robos, de los motochorros en las grandes ciudades, del narcotráfico en Rosario, de las mecheras y arrebatos. Es eso que no queremos, pero al parecer, el Coronavirus es el que nos pone en jaque.
Hablamos de una enfermedad que en el 81% de los casos es leve, al igual que sus síntomas; como otra gripe, como la H1N1, como la Aviar o como el SAR. Sólo el 14% de las personas puede contraer una neumonía grave, mientras que un 5% puede llegar a ser crítica o incluso mortal.
Y si decimos mortal, el hambre es más letal. Y no está tan lejos, es a la vuelta de la esquina. En el norte del país, en los asentamientos marginados de las grandes urbes, en los pueblos olvidados del interior del país, en los barrios más humilde que están más cerca de lo que creemos, pero que se han hecho invisibles.
La mirada es acá, en nuestra tierra, con lo que tenemos. No importemos problemas para tapar lo que nos pasa, para sentirnos mejor, para adormecer la memoria, la mente, los sentimientos.
Empecemos como pueblo a mirar al costado. Tal vez ahí, podremos observar la realidad. Hy nos mata muchas otras cosas, no el Cornavirus.
Por Melisa Barrios.