Fue un jueves muy conversado. Por momentos parecía que el proyecto de ley de Presupuesto consensuado se caía y minutos después se reflotaba. Los diputados Joaquín Blanco, Julián Galdeano y Federico Angelini hablaban con el senador justicialista Rubén Pirola. Si no iban unos, venía el otro. Por su parte, el gobernador electo Omar Perotti había depositado su confianza en los diputados Luis Rubeo y Leandro Busatto para llevar adelante las negociaciones que llegaron a un final feliz, al menos al que se pudo.
Busatto dijo en el recinto que «no fue, no es y no será un buen presupuesto» el que se estaba votando y, acto seaguido, fue más allá: «El proyecto de presupuesto enviado por el poder Ejecutivo no es un presupuesto diseñado para Gobernar, es un presupuesto para tener una herramienta desde la oposición para condicionar el Gobierno de Omar Perotti».
La respuesta llegó de parte de Galdeano que le dijo al diputado peronista que el presupuesto tampoco era de su agrado, aunque por diferentes motivos a los que expuso y le recordó que hubiese sido más saludable que el gobernador electo haya negociado de otra manera.
En la Cámara baja los únicos que votaron en contra fueron los diputados del interbloque Igualdad y Participación con durísimas críticas de Carlos Del Frade hacia el gobernador saliente, Miguel Lifschitz, hacia Perotti y los senadores. «La provincia tiene 20 gobernadores, los 19 senadores más el gobernador», graficó Del Frade por la fuerza que hicieron para que la semana pasada se votara en 24 horas y a libro cerrado el proyecto del Ejecutivo saliente.
Más allá de los cruces verbales, el acuerdo se logró a partir de que se consensuaron algunas modificaciones que pedía el gobernador electo. Entre las principales se cuentan la posibilidad de disponer del 40 por ciento de los recursos de bienes de capital para gastos corrientes. Eso se traduce en unos 20.000 millones de pesos con los que Perotti se garantiza poder pagar sueldos. De todas formas, desde el perottismo creen que en junio del año que viene en la Legislatura se tendrá que votar un nuevo reasignamiento de partidas porque con esto no alcanza. La intención era poder disponer del 100 por ciento de los gastos de capital.
Por otro lado, se sacaron del presupuesto los recursos que se estimaban que iban a llegar desde Nación en parte de pago de las deudas que el gobierno central mantiene con la provincia. Eso se debe a que no hay ninguna garantía de que eso vaya a suceder a pesar de ser del mismo signo político desde el 10 de diciembre. Por eso el presupuesto pasó de casi 415.000 millones de pesos a los 408.072799.000 pesos con los que se sancionó este jueves. Además se pasó de un superávit de más de 3.000 millones a un resultado financiero negativo en 8.000 millones de pesos.
También se habilita al próximo gobierno a emitir deuda por 12.300 millones de pesos, de los cuales el 30 por ciento se destinará a municipios y comunas. Esa herramienta brindará algo de previsibilidad tanto al gobierno provincial como a los locales.
En el proyecto de presupuesto que se votó uno de los puntos más importantes es la redacción de un artículo que permite al Ejecutivo la readecuación de partidas presupuestaria. Esto se debe a que el Presupuesto fue votado la semana pasada en el Senado antes que la ley de Ministerios, que es en la que Perotti define cómo armará la estructura de su gobierno. Como el presupuesto contemplaba algunas áreas que no van a existir y otras que no fueron contempladas, con esta salvedad podrá realizar los movimientos que crea pertinentes.
Las facturas de los senadores
Pero una vez que se consiguió la media sanción sobre tablas en Diputados y pasó al Senado, también se vivieron momentos intensos. Sin embargo, eso no fue por los cruces internos que se vieron el jueves pasado. Todo lo contrario.
Varios de los senadores justicialistas que no acompañaron a la mayoría de su bloque hace siete días y que levantaron la voz para criticarlos esta vez se solidarizaron con sus compañeros de bancada que sufrieron un escarnio durante los últimos meses –y la última semana particularmente– con ataques en los medios de comunicación y en las redes sociales.
Esa solidaridad se puede leer como un pedido de disculpas a haber roto una regla de oro en el bloque del PJ en los últimos años: siempre se respeta la mayoría interna y todo el bloque la acompaña.
El presidente del bloque del PJ en la Cámara alta, Armando Traferri, visiblemente molesto por las acusaciones que anónimas que recibieron él y varios de sus colegas dijo que la ruptura en el PJ se dio porque «se escucharon voces», algo que antes no pasaba.
«En este bloque no opinaban los de afuera. Era como el dicho lo dice, «los de afuera son de palo»», dijo y volvió a marcar una línea para aquellos senadores que el jueves pasado la cruzaron. «Hay un antes y un después», les advirtió y agregó: «Lograron quebrar la confianza que nos teníamos».
«Ahora cualquiera nos acompaña, pero los azotes duelen en el cuero de uno», expresó el sanlorencino que se quejó de las «calumnias e injurias que partieron de pseudos justicialistas» molestos porque un grupo de senadores justicialistas había votado el presupuesto que mandó Lifschitz.
Pero Traferri dejó de dar rodeos y apuntó directamente contra el expresidente del Partido Justicialista en la provincia de Santa Fe, José Luis Freyre a quién dijo ver irse por la puerta de atrás debiéndole meses y meses de sueldos a los trabajadores del PJ cuando dejó su cargo partidario y a quien apuntó por lanzar cintos de mentiras sin haber leído el presupuesto siquiera.
En el mismo sentido se refirió Rubén Pirola, que con mucha diplomacia también repartió palos para todos. «Una semana después, acá estamos. Trabajamos con responsabilidad para resolverle los problemas a la gente. No nos subimos a la tribuna para hacer política. En mi pueblo a esos le decíamos chupamedias», disparó en lo que pareció una reprimenda a sus pares por las críticas de hace una semana.
«Dijeron que el presupuesto era cualquier cosa y que los que lo defendíamos éramos peor. Pero la única manera de resolver las cuestiones es dialogando», dijo y le mandó un mensaje a Perotti al agregar: «El Ejecutivo y el Legislativo tienen que dialogar, de igual a igual».
A su turno, Traferri también marcó ese punto. «Miren qué fácil era, dialogando. ¿Tan difícil era escucharnos?», se preguntó. Para los senadores justicialistas y para la mayoría en Diputados que tiene el Frente Progresista (y que desde el 10 de diciembre presidirá Lifschitz) fue un logro sentar a los enviados de Perotti a dialogar. Eso les permite poner un antecedente en la relación que se sintetiza en la palabra que más se repitió este jueves: diálogo. Para el gobernador electo ese diálogo también significó poder introducir modificaciones para aggiornar el presupuesto a sus definiciones para llevar adelante su gestión en el primer año de su gobierno.
Fuente: Uno Santa Fe