Por Francisco Díaz de Azevedo
El sábado por la tarde se vivió en el estadio de Trebolense un momento que puede pasar al olvido para siempre o nos puede hacer repensar eso de ser patriótico y de qué manera serlo.
Antes del clásico, por un proyecto de los alumnos de 4º grado 2018 y 5º grado 2019 de la Escuela Francisco Narciso Laprida junto a su maestra Aida Figueredo, los equipos de Trebolense y El Expreso cantaron junto a los niños las estrofas del Himno Nacional Argentino.
El himno, nuestro himno, nuestra canción patria, dentro de una nación hoy desbastada en lo moral y en lo simbólico, con serios problemas de identidad y con los valores tan devaluados como nuestra moneda.
Entonces miramos los partidos de un mundial, y vemos como los jugadores de otros países cantan el himno, algunos hasta se llevan la mano al corazón, se emocionan y miran con lágrimas en los ojos su bandera flameando en el estadio.
En estos días, en nuestras escuelas, en nuestros actos patrios, en nuestros estadios, o mirando a nuestra selección, vemos que nadie canta el himno y hasta se se pasa por los parlantes la parte instrumental y «no cantada» que las gradas y plateas acompañan con un estruendoso «oh oho, ohó ohóoo» pero nadie con la letra Vicente López y Planes. Apenas Blas Parera podría salir airoso porque aún se respeta la música, o parte de la misma.
Qué nos queda como nación si ya no cantamos ni siquiera el himno? Qué nos queda como nación si muchos alumnos que ingresaron este año a la secundaria no sabían la letra de nuestra canción patria.
Por donde empezamos a sembrar los valores de nuestro país si no es por nuestra «O juremos con gloria morir…»?
El sábado, se cantó el himno, con letra y todo y los dos equipos de una misma ciudad se unieron en ese canto. Y fue maravilloso. Tan maravilloso como nuestro país.
Ojalá este sea un punto de partida, porque rescatando valores, respetando nuestro himno, puede que descubramos la punta del secreto escondido que tiene una gran nación: La República Argentina.
Foto: Lisandro Avalle – Momentos Digital